Claudia Sbdar integra el máximo tribunal tucumano y es profesora de Derecho Procesal. Cuáles son las reformas que necesita la Justicia. El escenario regional y nacional en el que se debate el sistema procesal.
Llegó en un viaje relámpago. La jueza Claudia Sbdar vino desde Tucumán -donde integra la Corte provincial-, para participar en el Segundo Seminario Internacional del Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA). Y cuando le tocó coordinar el primer panel de discusión sobre la reforma procesal de la Justicia civil, se paró en el lugar de “provocadora, en vez de moderadora”. Sbdar, que además es profesora de Derecho Procesal en la Universidad Nacional de Tucumán, advirtió: “Es un tema que requiere de una discusión amplia y profunda”. Antes de volver rauda a sus pagos, conversó en exclusiva con Infojus Noticias.
-¿Por qué el surgimiento de estos espacios de debate sobre reformas judiciales?
-Me parecen un acierto. Son espacios de diálogo sobre los desafíos que nos plantea la reforma procesal civil. Son interesantes porque están presentes representantes de distintos ámbitos, que tienen que ver con lo académico propiamente dicho, de las universidades, o del plano de la investigación. Y por otro lado, están los operadores jurídicos directos, que son jueces y abogados, y además trabajan en el Poder Judicial, el Ejecutivo y el Legislativo. Celebro la relación dialógica entre lo académico y el hacer. Personalmente transito por las dos avenidas y siento cómo la experiencia de la investigación y el rigor científico enriquecen la labor diaria del hacer. Y a su vez, cómo la experiencia del hacer enriquece una investigación científica.
-¿Están todos los actores que deben intervenir ante una reforma?
-Me parece que esto tiene la amplitud necesaria para debatir seriamente, aunque no con la intervención de todos. Es importante la participación de organizaciones no gubernamentales, y también la participación de los ciudadanos y distintos sectores de la sociedad. Es un proceso muy importante el que se afrontará, y que estamos afrontando ya en algunas provincias.
-¿Cómo lograr la participación popular?
-Es muy importante, hacen falta consensos de toda la ciudadanía. La participación ciudadana se puede dar a través de propuestas formuladas por organizaciones no gubernamentales representativas. Pero también desde la propia participación del ciudadano en la concreta circunstancia de una audiencia. Esa herramienta está permitiendo un espacio de formulación de sus sentimientos y valores. Son aspectos que hacen que el proceso en sí no pueda ser mirado como una ecuación matemática, sino como un espacio donde los actores -que son los jueces y las partes- reflejen y expresen esto: necesidades, valores y diferencias que deben ser contempladas a la hora de las grandes resoluciones.
-¿Cómo se encuentra Argentina ante este proceso de cambios en toda América Latina?
-La realidad de todos los días nos plantea la necesidad de cambios. Creo que el gran desafío es el acceso a la Justicia. En los poderes judiciales se vienen desarrollando políticas públicas de muy alto valor. Sin embargo, tengo la seguridad de que no estamos dando desde el Poder Judicial la respuesta que el ciudadano necesita. La función esencial de este poder no es sino asegurar la libertad y los derechos de los ciudadanos, y para esto hay que contar con herramientas adecuadas.
-¿Cuáles son las reformas necesarias?
-Tengo el convencimiento de que el sistema procesal escrito no es una herramienta adecuada para dar la respuesta que el ciudadano necesita en los procesos no penales. Lo que está haciendo falta es un mecanismo donde haya mayor visibilidad del juez, mayor transparencia, mayor publicidad de los actos, un acercamiento del juez a las partes, mucha menor sustitución o reemplazo en funciones del juez. Esto a hacer mucho más humano el proceso judicial civil.
-¿Cómo es el panorama de las reformas en lo que respecta a las provincias?
-Hay provincias que han dado pasos importantes, pero no son muchas. Sucedió sobre todo en el sur: en Chubut, en Río Negro. Pero todavía el proceso oral no es una práctica mayoritaria en el Poder Judicial argentino, ni en el orden federal ni en el orden provincial. Es un camino que estamos iniciando. Es muy importante generar la cultura de la oralidad, instalarla definitivamente para que podamos empezar a ver estos grandes cambios que merecen no sólo las generaciones que vienen, sino la nuestra propia.
-¿Cuáles han sido las mayores resistencias a estos cambios?
- Es un proceso cultural muy fuerte. Un ejemplo es que tenemos un sistema de control de constitucionalidad inspirado en el derecho americano. Cada uno de los jueces, y no un tribunal especial, tiene a su cargo el control de constitucionalidad de las normas. Sin embargo, ha prendido fuertemente un sistema escriturario que es burocrático, más propio de países del continente europeo, que han seguido un sistema de control de constitucionalidad concentrado. Son procesos históricos y culturales de muchos años. Creo que el debate, la apertura, la discusión y la búsqueda de consensos es la salida para generar una nueva cultura e instrumentar cambios estructurales.