Luis Disanto es psicólogo y psicoanalista, profesor universitario, y desde el año 2000 habla sobre una técnica novedosa en investigación criminal. En lugar del pelo, la fibra, la sangre, elementos vitales para la investigación clásica, estudia los datos intangibles y realiza un perfil del victimario. “El problema de las investigaciones es que se casan con una hipótesis de entrada”.
En el consultorio particular de Luis Disanto, hay un aroma fuerte a incienso. Tres bibliotecas y dos ventanas que vuelven la sala luminosa. En las paredes hay un cuadro de Sigmund Freud y un cuadro de galería francesa. Luis es psicólogo y psicoanalista, profesor universitario, y desde el año 2000 habla sobre unas técnicas novedosas en investigación criminal: en lugar del pelo, la fibra, la sangre, los elementos vitales para la investigación clásica, estudia los datos intangibles que tienen que ver con la relectura de todo lo que está en la escena del crimen. Ha dictado cursos sobre técnicas de perfilación criminal en Colombia, Uruguay, Chile, México, España, Cuba".
“En los crímenes complejos, o que se complejizan, o que están sin resolver, nos convocan. Lo que hago es complementar o suplementar la investigación penal tradicional, no la suplanto. Los casos que nos llegan ya tienen un tiempo. Han tenido una dinámica y una intensidad durante un tiempo y han quedado ahí. La mayoría son homicidios–simples o dobles- o desapariciones”, dice. En abril de 2009 fue contratado por el Programa Nacional de Criminalística (PNC), dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, y a partir de entonces capacita jueces y fiscales, y participa en casos criminales complejos en distintas partes del país. Eloy Torales –el coordinador del PNC- tuvo la gran virtud de instalarlo como algo que debe interesar a la Justicia, ya que siempre estuvo más vinculado a cuestiones “ideológicas tradicionales, positivistas y conservadoras”
- ¿En qué consisten las técnicas de perfilación criminológica?
- Más allá de las ciencias duras en función de la investigación de un crimen -la balísitca, la medicina legal, la identificación de los fluidos, de las huellas dactilares- existen estas técnicas que se conocen como las “técnicas de perfilación criminal de autor desconocido” y son un aporte de las ciencias humanas y sociales a la investigación criminal. Psicología, sociología, cuestiones ambientales, victimología, psicopatología. De hecho, estas metodologías o enfoques, como intentan encontrar la motivación de lo que estuvo en juego en ese acto o situación, acercan a la criminología, que siempre se preguntó por qué el ser humano delinque. Entonces estas metodologías, de alguna manera, producen un link entre la criminología y la criminalística.
- ¿Cuál es su trabajo concreto cuándo un juez o fiscal pide su intervención?
- En lo concreto, es pedir y leer toda la causa judicial, ver detenidamente las fotos digitalizadas para poder analizarlas, y recurrir a gente de otras disciplinas: un médico legal, un entomólogo forense, un antropólogo forense. Son equipos que se conforman virtualmente a raíz de un caso. A partir de eso, nos tomamos un tiempo para leerla, analizarla y darles la respuesta a través de un informe. A partir de eso, puede haber un ida y vuelta porque ese material les genera preguntas. Nosotros nunca decimos ‘fue fulano’. Decimos ‘la persona que lo hizo, puede tener estas características’. Después si coincide o no con lo que apunta el fiscal, es otro tema. Por eso, desde el punto de vista garantista también es interesante. Hemos trabajado en casos de Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Río Negro.
- ¿El aporte madre sería algo así como entender la psicología del homicida?
- Entender las características psicosociales del victimario, pero muchas veces también hay que estudiar a la víctima para poder entender algo del victimario. Y a veces, cuando tampoco eso es posible, se hace un aporte de estudio lógico de lo que pudo haber pasado. Hace ocho años, participamos en un caso de una desaparición en una provincia del interior del país. Nos llegó la causa y vimos que habían hecho de todo: todas las investigaciones, métodos y participaciones, gente que hoy trabaja mucho con la trata de personas. Había recurrido a videntes incluso. Entonces, cuando te toca una causa en la que han trabajado mucho, te preguntás en qué podés aportar vos. Y lo que vos aportás es ver con qué factores confluyen o divergen para saber que se trató de una desaparición por esto o por aquello. Y qué queda después de eso. Porque lo que pasa en las investigaciones es que se casan con una hipótesis de entrada. Y en realidad las hipótesis se tienen que achicar al final, no al principio.
- ¿Qué peso tiene su intervención en los expedientes judiciales? ¿Cómo lo valoran los jueces?
- Es una prueba más. Muchas veces la gente se pregunta cuál es la prueba más importante. Lo que aparece en los últimos como relevante es la prueba de ADN. Pero lo importante de las pruebas y los indicios es la armonía. Si no la tiene, no hay una prueba más importante que otra. Quizás la del ADN, porque tiene un porcentaje de certeza muy grande. Pero si no está, lo importante es la armonía, porque sin ella, las pruebas se neutralizan entre sí. Esto es un aporte más.
Volver a mirar la escena
Disanto fue convocado alguna vez en un caso de una mujer asesinada con armas blancas. En las fotos de la escena, se notaba que ella había estado corriendo y defendiéndose antes de ser ultimada de un golpe en el cuello. En la última escena se veía, contra la pared en la que había quedado tendida, muchas manchas de sangre- A partir de allí surgió una deducción. “El estudio de esas manchas nos permitió ver la proyección, la altura, la distancia de las heridas. Había, en esa pared, una mancha que parecía que con el dedo ella había querido escribir algo. Se notaba que con la mano, al deslizarse, había querido escribir algo. Lo que se notaba en esa escritura, forzándola, cerrándola, porque no estaba totalmente claro, era una letra, una vocal. Esa vocal, si es la que uno cree ver, es la misma con la que inicia el nombre de su esposo. Que luego fue imputado. Pero con eso sólo no podíamos hacer nada. Es muy tentador para una novela, para una historia fascinante, pero no sirve como elemento indicador de la autoría. No es fácil abstenerse de eso porque es tentador: todos somos detectives de ficción, por eso es tan importante la armonía”.
Un poco de historia
Disanto empezó a hablar de estas técnicas en sus clases de la Universidad de Buenos Aires y La Plata a principios de siglo, cuando aún no estaban institucionalizadas. “En nuestras latitudes, es un aporte nuevo. No creo que mucho antes de diez o doce años haya habido gente que haya querido aplicarlo en nuestro país. Posiblemente algún caso aislado a fines de los ’90”, dice.
- ¿Y en otros lugares del mundo cómo funciona?
- En el mundo anglosajón, hace 40 años que está. En Canadá un poco menos, en Europa está muy difundido. Y son países que no comen vidrio, y si lo tienen incorporado es porque en todo este tiempo un rédito les ha dado. En América Latina, los países que están más desarrollados en lo que es psicología forense en la investigación criminal, son los que emplean estas técnicas. Esos países son: Argentina, México, y un poco Colombia.
- ¿Hay estándares de eficacia?
- El año pasado hice un curso de perfilación en Canadá al que me mandó el Ministerio. Allá dicen que la técnica tiene un 85% de eficacia. Pero hace 25 años que funciona, con un montón de cosas articuladas Y que aparte todo el mundo tiene la misma información. Hay una cuestión cultural de compartir la información y trabajar en equipo que yo creo que muchas veces es la clave de que las cosas puedan llegar a buen puerto.
El primer perfilado en Argentina
El primer caso en la historia criminal de nuestro país en el que se aplicaron estas técnicas institucionalmente fue en 2004. Marcelo Sajen, acusado de violar a 60 mujeres en Córdoba, terminó disparándose en la sien con una pistola 11.25 cuando estaba acorralado por una patrulla policial. Luis participó del caso antes de llegar al Ministerio –como consultor por su trayectoria académica- convocado por sus colegas perfiladores cordobeses “Ellos se habían formado en Alemania, una de las educaciones para mí más equilibradas, y aplicaron un método llamado análisis operativo de casos al caso de Marcelo Sajen. En ese método hay incluso un aporte de la filosofía, a través de lo que ellos llaman hermenéutica objetiva. La hermenéutica nace como una forma de interpretar los gestos bíblicos. La objetiva, sería interpretar un texto en un contexto. Y la hermenéutica objetiva llevada a la investigación criminal, dice que una conducta, un comportamiento, se puede transformar en un texto, en una gramática del crimen. Y ese texto se pone en un contexto. Ellos llaman a eso texto de rastro.
¿Cuál fue el aporte específico en esa causa?
Y trabajaron con el perfil del autor a través de lo victimológico y del comportamiento geográfico. En lo victimológico en qué sentido: qué tipo de víctimas elegía, por qué, cómo se acercaba a ellas. Había un montón de chicas jóvenes de cabello largo y lacio. Uno podía pensar que era un rasgo físico que le interesaba al sujeto. Podía ser. Pero también había un fin práctico: él se acercaba, ponía la mano debajo del cabello y la amenazaba con algo, entonces el cabello largo le servía a él para taparle la mano. La víctima tenía un valor simbólico, sí, pero también tenía un valor práctico. Hay que ver cuál es más preponderante en cada situación. En cuanto a lo geográfico, era un sujeto que caminaba entre diez y veinte calles antes de cometer el ataque sexual. Entonces se utilizó un perfil geográfico con algunas técnicas como el círculo de Canter, que tiene que tener varios hechos para ser utilizado, donde se traza un diámetro entre los dos delitos más distanciados entre sí. Y según la teoría de Canter, según su experiencia, dice que el 80% de los delincuentes sexuales viven dentro de ese círculo.