“La lluvia es también no verte” es un documental de Mayra Bottero. La directora tuvo un amigo que falleció en Cromañón. Y su pareja, Santiago, es sobreviviente y hermano de Sofía Morales, que también falleció la noche del 30 de diciembre de 2004. La dan el lunes a las 20 en el Colegio Público de Abogados de la ciudad de Buenos Aires, Corrientes 1441.
Una bengala lanzada durante un recital del grupo de rock Callejeros en un local acustizado de material inflamable. Solo dos puertas estrechas para el escape de más de 4000 personas en un lugar habilitado para 1031. Salidas de emergencias cerradas con candados y un sistema de rescate deficiente. Todo eso convirtió al local República de Cromañón en una trampa mortal que terminó en una las peores catástrofes ocurridas en la ciudad de Buenos Aires.
Diez años tuvieron que pasar desde aquel 30 de diciembre de 2004 para que el cine posara su mirada en Cromañón, tragedia que dejó un saldo de 194 víctimas fatales, 700 con trastornos graves y miles que fueron parte de un horror provocado por la negligencia y la corrupción. Desde entonces, sobrevivientes, familiares y amigos comenzaron un periplo hacia la búsqueda de justicia
José Iglesias, padre de una de las víctimas y abogado querellante de la causa, dijo que Cromañón debería haber sido un punto de quiebre, que no se repita nunca más. Pero se repite bajo diferentes maneras, y ese resulta al eje de La lluvia es también no verte, documental de Mayra Bottero a la que la tragedia no le fue ajena. Y no es casual que este primer documental que rescata aquel trágico hecho fuese realizado por alguien cercano a las víctimas. Su directora tuvo un amigo que falleció en Cromañón, Federico González, y eso la llevó a participar de las marchas de los días 30 en reclamo de justicia.
“En el 2005 empecé a estudiar Diseño de Imagen y Sonido. Y el audiovisual se volvió mi manera de expresar. Entonces iba a las marchas con una camarita. En esas ocasiones conocí a Santiago, mi compañero, que es sobreviviente y hermano de Sofía Morales, que también falleció en Cromañón. Después de la primera sentencia dejé de filmar. Y hace dos años Adriana, la mamá de Santiago, me mostró que tenía grabado en VHS todo lo que salió en TV desde el 2004. Quise ver qué tenían esos VHS y ahí encontré gran parte de mi historia, y decidí volver a encarar el proyecto”, contó Bottero a InfojusNoticias.
“Cromañón es inmenso, son muchas las historias involucradas. Hubo mucha muerte, pero nadie quiso que ocurriera. La negligencia, y la corrupción demandan reflexiones muy profundas. El modo en el que se construye poder en la política, por ejemplo. O el modo en cuál se utilizan las instituciones policiales para corromper a las personas en lugar de protegerlas, son todas cuestiones que hacen a la comprensión de lo que pasó en Cromañón pero que resultan tan cotidianas que decirlas significa denunciarnos como sociedad”, reflexionó la cineasta.
Efectos colaterales
“La lluvia es también no verte” se compone de testimonios de sobrevivientes y familiares que se fusionan con material de archivo televisivo abarcando desde las primeras imágenes de la tragedia hasta las diferentes instancias del juicio a los responsables, pero no poniendo el foco únicamente en el espacio donde ocurrió sino también en las situaciones colaterales. Así, es que vemos a Miguel Katz, perito de la causa y padre de una de las victimas sosteniendo que si se hubiera hecho un operativo como la gente se hubieran salvado muchas vidas. Su hijo fue rescatado por sus amigos, pero la ambulancia nunca llegó y fue llevado en un colectivo al Hospital Ramos Mejía donde no recibió la atención médica adecuada.
Milciades Peña, legislador porteño y familiar de otra de las víctimas, que se hizo particularmente conocido por su participación pos tragedia, también manifiesta durante la película que uno de los principales problemas fue el no funcionamiento de la red hospitalaria. “En un estado donde todo funciona bien Cromañón no pasaba pero pasó porque había una zona liberada y a nadie le interesaba nada. Lo único que interesa es la plata”, dice en el documental.
La estigmatización de las víctimas para ponerlas en un lugar diferente a la del resto de la sociedad tampoco está ausente en La lluvia es también no verte. “Hubo un gran sector que quiso criminalizar a los sobrevivientes como si esa noche hubiéramos ido todos en masa a suicidarnos porque éramos unos negros que nos gustaba el rock y no teníamos la capacidad de pensar. Tal es así que la gente no sabe que el 30 por ciento de los chicos que fallecieron esa noche fue por salir a buscar amigos o gente que no conocían”, agrega una sobreviviente en un tramo del film.
Mientras que otro de los puntos tiene que ver con las maniobras mediáticas y el invento de las guarderías que funcionaban dentro de Cromañón y que durante las diferentes instancias del juicio se comprobó que no existían.
“Desde Cromañón pueden explicarse y comprenderse muchos de los males que sufre nuestra sociedad, pero al mismo tiempo es muy delicado porque son las mismas cosas que nos constituyen”, agrega la realizadora a InfojusNoticias.
En la segunda parte de “La lluvia es también no verte” el centro está puesto en los diferentes juicios que se llevaron a cabo abarcando desde el político a Aníbal Ibarra hasta aquellos que terminaron con la condena a empresarios y funcionarios del gobierno o la liberación de los miembros del grupo Callejeros. Y uno de los logros de Bottero es el de haber abierto los testimonios a las diferentes voces de víctimas y familiares. Hay quienes defienden la inocencia de Callejeros o quienes creen que al ex jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no le cabe responsabilidad alguna.
La lógica Cromañón
Para otra de las víctimas, Cromañón expresa una lógica que va más allá de Cromañón. “Si vos ponés al servicio de la corrupción a funcionarios que buscan acumular poder político y si ponés al servicio de la muerte a empresarios que solo buscan maximizar sus ganancias, va a pasar Cromañón, va a chocar un tren, va a haber inundaciones y van a existir masacres que sabemos que son evitables y que cada vez que suceden nos revuelven las entrañas porque es obvio que se podían evitar”, dice en el film.
Y esta lógica queda de manifiesto en el final cuando Bottero realiza un paralelismo con diferentes tragedias evitables ocurridas a lo largo de la historia Argentina. Desde el choque del tren en la Estación de Once hasta Puerta 12 o la explosión en Río Tercero servirán como el epilogo de un film contundente que no busca otra cosa que hacernos reflexionar como sociedad.
“Hay heridas que no se pueden analizar en el momento, porque todavía suceden. Cromañón no terminó, sigue sucediendo. Y no lo digo de modo metafórico. Cromañón tiene tiempo presente, mientras estábamos en pleno montaje dejaron en libertad a muchos de los imputados y encarcelaron a otros, por ejemplo. Eso hizo que cambiará el final del relato o que por lo menos, entendiéramos que es un relato sin final”, concluyó Bottero.