El general Juan Domingo Perón fue derrocado hace 60 años por una sublevación de sectores de las Fuerzas Armadas que instauraron una dictadura cívico militar, la autodenominada Revolución Libertadora. Por medio de una dura represión, se sentaron las bases de una prohibición de las mayorías políticas. Empezaba también la proscripción del peronismo, que iba a prolongarse durante casi dos décadas.
Para septiembre de 1955, el gobierno peronista se encontraba debilitado aunque la crisis económica de principios de los 50 empezaba a quedar atrás. Si en el levantamiento de 1951, encabezado por Benjamín Menéndez, hubo un factor más inmediatamente económico, en 1955 era la escena política la que había cambiado.
Antiperonistas festejan el bombardeo a Plaza de Mayo con los bustos del general Perón y Evita, robados de la Casa Rosada. 16-6-55
Tras el bombardeo a Plaza de Mayo y la quema de iglesias con que respondió el peronismo, en junio de ese año, el escenario se radicalizó y comenzaron las conspiraciones para un nuevo golpe.
Perón (derecha) examina los daños provocados por el bombardeo en la Casa Rosada. 16-6-55
Entre las fuerzas que lo apoyaban estaban la Iglesia, un sector importante de las Fuerzas Armadas (sobre todo en la Marina) y los principales partidos políticos de la oposición.
Miembros del Regimiento de Granaderos posan tras haber defendido al presidente durante el intento de golpe. 16-6-55.
Los golpistas consideraban que el peronismo era un régimen anti-democrático que pisoteaba las instituciones republicanas y practicaba la demagogia disfrazándola de justicia social. Criticaban un supuesto intento de “peronización” de la sociedad en diversos ámbitos: la educación, la justicia, los militares, entre otros.
Manifestación de apoyo a la Revolución Libertadora en Casa Rosada durante la asunción de Lonardi. 23-9-55.
Con una violencia mayor que en los golpes de 1930 y 1955, el peronismo fue derrocado el 16 de septiembre de 1955. Los objetivos del golpe no estaban del todo claros una vez cumplido el principal, que era desplazar a Perón del poder.
Marinos del buque “General Belgrano” festejan el derrocamiento de Perón. 16-9-55
Había algo claro: en términos políticos, era necesario quitarle a la clase trabajadora el poder que había alcanzado durante la década peronista. A nivel económico, debía profundizarse la racionalización productiva comenzada por Perón para quitarle a los trabajadores el poder dentro de la fábrica. Y en términos sociales, era el fin de la justicia social como eje de la política pública.
Un camión con simpatizantes antiperonistas se dirige a la Casa Rosada para la asunción de Lonardi. 23-9-55
Pocos días después del golpe empezó la construcción del nuevo orden. Lonardi consideraba posible un ‘peronismo sin Perón’, pero esa experiencia durará poco: en noviembre, un golpe palaciego lo quitará del poder para poner en su lugar a Pedro Eugenio Aramburu, ala dura del antiperonismo al interior de la Revolución Libertadora.
Consulado argentino en Montevideo, donde exiliados durante el gobierno peronista buscan un lugar en el buque “9 de julio” para volver al país.
Con la prohibición de ocupar cargos para los peronistas e incluso de pronunciar el nombre de Perón, quien comenzó a ser llamado “el tirano prófugo” por la prensa opositora, comienza el período de la Resistencia.
Asunción del vicepresidente, almirante Isaac Rojas. 24-9-55.
Con pequeños actos de sabotaje y difusión de propaganda clandestina, los peronistas pelearon contra la proscripción y el avance sobre sus conquistas laborales y sociales. En 1956, el general Juan José Valle encabezó un levantamiento militar para hacer retornar a Perón. El intento fracasó y tanto Valle como sus colaboradores fueron fusilados en los basurales de José León Suárez.
De izquierda a derecha: Carlos Peretti y Miguel Ángel Zavala Ortiz, dirigentes radicales, Alfredo Palacios, dirigente socialista, Lonardi y Américo Ghioldi, dirigente socialista. 27-9-55.
Perón será la figura pública más importante del país durante sus 18 años de exilio. Sus simpatizantes lo visitarán en España y el jugará un rol clave en la estrategia del movimiento desplazado del poder.
Lonardi toma juramento a los ministros de la nueva Corte Suprema. 7-10-55.
Al mismo tiempo ganaban lugar los dirigentes de los mayores sindicatos del país, quienes combinarán la presión y la negociación frente al poder y terminarán compitiendo por el liderazgo del movimiento con el propio Perón. Estos actores, junto con un Estado deslegitimado por la proscripción del peronismo y más volcado a la represión que al consenso, explican la inestabilidad vivida en el país durante los años 60 y principios de los 70.
Lonardi, Rojas y Aramburu con miembros del cuerpo diplomático reconociendo el nuevo gobierno. Hay representantes de Noruega, Francia, Estados Unidos, Cuba, Salvador, el Vaticano, Uruguay, Austria y Dinamarca, entre otros. 29-9-55
MC/RA