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Daiana Antivero cometió un solo error: hizo un llamado telefónico al Hotel San Carlos, en el barrio de Once, para reservar una habitación. Ese hotel, se supo después, era el que una banda que traficaba cargamentos de drogas a Europa había elegido para que las “mulas” ingieran las cápsulas. Esa comunicación es la prueba principal por la que la joven, de veinte años, llega al juicio como partícipe secundaria del delito de tentativa de contrabando, en un juicio oral que comenzó hoy. Junto con Daiana, serán juzgadas otras seis personas que integraban la banda, varios de nacionalidad holandesa. Uno de ellos es su ex novio y el presunto jefe, el surinamés Hendrix Benkienaboys Dasman, alias “Gino”. Y otros cinco extranjeros: Ademola Habeeb Amubikanun, Steffen Platzer, Marcel Alexander Zijlstra, Clyde Stanley Adriaan, y Johan Bodji.

 

El debate estará a cargo del Tribunal Oral en lo Penal Económico N° 2, conformado por los jueces Claudio Gutiérrez de la Cárcova, César Osiris Lemos y Luis Gustavo Losada, que tomaron una determinación singular: que el juicio se lleve a cabo a puertas cerradas. El letrado que patrocina a Antivero había pedido la “probation”.

 

La modelo argentina estuvo presa diez días por orden del juez en lo penal económico Marcelo Aguinsky. Ella se defendió en su declaración testimonial argumentando que lo había hecho a pedido de su entonces novio porque él no hablaba castellano fluido, y que desconocía que integraba una banda narco. El juez decidió dejarla en libertad considerando que cumplía en el negocio un rol secundario, pero la dejó procesada.

 

En las escalinatas de tribunales le dijo a la prensa que salía de la cárcel, y no del spa, y que no podía hablar de la causa. Antes de subirse al auto, dijo que iba a visitar a su abuelo, recién operado del corazón.

 

“A ella le pidieron que haga una reserva en un hotel porque (su novio) no habla el idioma. Ella no sabía que traficaban cocaína", dijo Matías Pantarotto, su abogado.

 

La investigación se inició el 4 de junio de 2011, cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria detuvo en el aeropuerto de Ezeiza a un nigeriano nacionalizado holandés que pretendía abordar un avión con 113 cápsulas de cocaína en el estómago. El juez Aguinsky le pidió a la División de Investigaciones de la fuerza que interviniera sus teléfonos, y de las escuchas estableció que la droga pertenecía a una banda que operaba en el país. 

 

Una semana más tarde, cuando planeaban otros dos envíos a Amsterdam, el juez dispuso un operativo de control en el Aeropuerto de Ezeiza. Detuvieron a otros dos ciudadanos holandeses, que condujeron a cuatro allanamientos. El último fue en la casa de Daiana, en Lanús, donde la fue detuvieron junto a Gino, que sería el jefe local de la banda.