Exportaron cueros a España y la Aduana encontró 260 paquetes de cocaína. Les dieron 7 años y medio de cárcel pero ahora fueron absueltos. Para la Cámara Federal de Casación Penal los acusados podrían haber sido engañados y la investigación fue insuficiente.
El titular de una empresa dedicada a la exportación de cueros, Ernesto de Pedro, y su empleado, Osvaldo Caiafa, fueron absueltos en una causa por tráfico de estupefacientes. La Cámara Federal de Casación Penal concluyó que las pruebas eran insuficientes para condenarlos y cuestionó la investigación.
Los magistrados entendieron que los acusados podrían haber sido víctimas de un engaño y que correspondía absolverlos porque “no puede concluirse con certeza que ellos conocieron y quisieron participar en la comisión del hecho delictivo investigado”.
Los hombres estaban acusados de intentar enviar a España, en junio de 2006, un cargamento en el que ocultaron cocaína. El depósito fue requisado porque al tratarse de un operador nuevo, la Aduana le aplicó el "Canal Rojo" (al que corresponde el control documental y la verificación física de la mercadería). Cuando abrieron los contenedores advirtieron que los cueros que pretendían exportar sólo eran un camuflaje: ocultaban 260 paquetes de cocaína compactada.
Caiafa y de Pedro fueron condenados en marzo de 2011 a 7 años y medio de prisión por el Tribunal Oral en lo Penal Económico Nº 3 de la Capital Federal. Sin embargo el juez Horacio Artabe cuestionó la decisión de sus pares y propuso que los absolvieran porque las pruebas eran escasas.
Los jueces de la Cámara se expidieron en el mismo sentido argumentando que los verdaderos responsables de empresa exportadora son Rafael Requena Olivares, desde España, y su hija Adela.
Los defensores de De Pedro adujeron que había sido nombrado como presidente de la sociedad en Argentina para facilitar los trámites de exportación, y que Caiafa era el encargado de la selección de los cueros pero no tenían conocimiento de lo que llevaban esos contenedores.
Para el control de esa entrega habían llegado, enviados por Requena, dos españoles que, en posesión de las llaves del local donde se realizaba la carga, habrían tenido “un lapso de 48 horas, que resultó suficiente para manipular los pallets; por lo cual cabe la posibilidad de que durante ese tiempo pudieran haber acondicionado y ocultado la droga a espaldas de los imputados”.
Como Artabe, los camaristas advirtieron que no se hicieron las suficientes averiguaciones para establecer la identidad de “Manolo” y “Fernando”, los posibles sospechosos españoles. Y nunca se investigó “real y verdaderamente” a Rafael Requena Olivares pese a existir tratado de cooperación judicial con España.