Aída Kemelmajer de Carlucci abrió la segunda jornada del Congreso de Actualización del Código Civil y Comercial de la Nación organizado por Infojus. La jurista mendocina, que escribió el prólogo de la versión comentada, fue ovacionada por el auditorio.
“No vamos a encontrar en este código todas las certezas, pero nos prepara con principios generales para afrontar el mundo de las incertezas”, dijo la prestigiosa jurista mendocina Aída Kemelmajer de Carlucci. Fue la encargada de abrir en una conferencia magistral, la segunda jornada del Congreso de Actualización del Código Civil y Comercial. María Paula Pontoriero, directora nacional del Sistema Argentino de Información Jurídica (Infojus), presentó a la especialista ante un auditorio que siguió atentamente sus conceptos sobre las “Bases del nuevo Código y el título preliminar”.
Kemelmajer, ex integrante de la Corte mendocina, agradeció la invitación de Infojus a escribir el prólogo de la versión comentada del Código -que Infojus presenta en este congreso e incluye reflexiones de especialistas sobre el impacto de la reforma y referencias comparativas con el régimen jurídico anterior-. Al comenzar, se refirió a “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”, un texto de 1999 escrito por Edgar Morín para UNESCO. Lo citó para resaltar: “no hay conocimiento que no esté amenazado por el error y la ilusión” y se refirió al Código como una serie de principios para abordar una realidad compleja.
En relación a los cambios que introduce el nuevo Código, Kemelmajer de Carlucci lo comparó con el vigente hasta ahora, escrito hace más de 150 años por Dalmacio Vélez Sarsfield. Recordó que aquel texto, después de la independencia de Argentina, se hizo “sin doctrina, sin jurisprudencia” y fue “encargado a un erudito”. “En este Código, tres personas dirigimos el trabajo de más de 110 personas. Tenemos doctrina, tenemos jurisprudencia y fundamentalmente vivimos en un momento de descodificación”, dijo.
“La idea del código cerrado no está más”, aseguró, y habló del nuevo texto como “un código abierto que acepta y recoge toda la doctrina y la jurisprudencia que se ha ido acumulando, por eso nunca va llevar al nombre de una persona”. Señaló: “ha absorbido del ambiente jurídico las reglas y principios que habían adquirido vigencia a través de su aplicación judicial” y “pretende ser una síntesis”.
“Para entrar al mar de las incertezas”
“La verdad es que leer un código es como leer una partitura; según que pase o no pase por el cerebro de Toscanini, la música de Wagner es una cosa u otra”, dijo Kemelmajer en uno de los pasajes claves de su presentación.
La charla dio cuenta de la diversidad y apertura del Código en relación a las dinámicas actuales. “Este código se ocupa de los derechos individuales, pero también los colectivos”, aseguró. Y advirtió: “nuestra única pretensión ha sido tender un puente entre el derecho que fue y el que vendrá”.
Doctora en Derecho de la Universidad de Mendoza y miembro de las Academias Nacionales de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires y de Córdoba, al finalizar, Kemelmajer pidió a los profesionales del derecho que “estudien este código que es el archipiélago de las certezas, nada más que para poder entrar en el mar de las incertezas”. Los presentes se pusieron de pie y el auditorio estalló en un fuerte y largo aplauso.
CD/MEL