El “síndrome de alienación parental” suele utilizarse en algunos tribunales. Es una teoría según la cual los chicos desprecian a uno de sus padres por influencia del otro. Los propulsores de esta teoría recomiendan cortar el vínculo de inmediato y totalmente, y así se revierten las tenencias. Diputados y especialistas ponen la lupa sobre esta situación y piden que de denuncie su aplicación.
El testimonio de los niños merece cada vez más atención en la Justicia, sea en procesos penales o de familia. Es lo que recomiendan los psicólogos y así lo estipulan los tratados internacionales. Sin embargo, en algunos Tribunales se sigue hablando de un supuesto “síndrome de alienación parental”, según el cual el niño desprecia a uno de sus padres por influencia del otro. Los propulsores de esta teoría recomiendan cortar el vínculo de inmediato y totalmente, y así se revierten las tenencias. Diputados y especialistas ponen la lupa sobre esta situación y piden que de denuncie su aplicación.
Andrea Vázquez no ve a sus hijos hace más de un año. En octubre de 2012, los sacaron de su casa para llevarlos a vivir con el padre. Ella lo había denunciado por violencia doméstica, pero el Tribunal de Familia N° 3 de Lomas de Zamora decidió que era hora de una “modificación del régimen de vida” para los chicos. Sólo quince días antes, los dos hermanos de 8 y 9 años, le habían dicho al juez que no querían ver a su papá. Le contaron que él los golpeaba y los torturaba poniéndolos en la bañadera con agua helada.
“Mis hijos no fueron escuchados, fueron oídos. Los jueces les dijeron que su voz era una hojita más del expediente”, contó a Infojus Noticias Andrea Vázquez, que tiene una orden de restricción de 500 metros. El padre había pedido algo que llaman “reversión de la tenencia”, una maniobra para quitarle la tenencia a la madre denunciante. “En su escrito, la abogada de la otra parte aludió al Síndrome de Alienación Parental (SAP), con palabras textuales. Los jueces no lo nombran, pero aplicaron todas las recomendaciones de esta teoría”, relata la mujer que recorre los Juzgados buscando una respuesta.
El mentor del SAP es un médico estadounidense llamado Richard Gerdner. La teoría, difundida en algunos ámbitos académicos, consiste en decir que los chicos rechazan a alguno de sus progenitores por una manipulación que hace el otro. Se habla de “lavado de cerebro” e “inoculación” y se recomienda cortar el vínculo cien por ciento por un periodo prolongado. Existen incluso páginas web donde padres y madres de distintos países se aconsejan entre sí sobre la posible “alienación” de sus hijos.
Sin embargo, no existe en la comunidad científica un reconocimiento hacia esta teoría. Las organizaciones la desacreditan y la misma Organización Mundial de la Salud la excluye de su lista de patologías. También lo rechaza la Asociación de Psicólogos Americana (APA), que niega la validez del síndrome por no haber sido comprobado nunca.
Recientemente, funcionarios y especialistas vienen denunciando junto a grupos de mujeres que algunos jueces del país utilizan el Síndrome de Alienación Parental para frenar las denuncias por abuso sexual en menores de edad. La lógica, dicen, es desacreditar el testimonio del niño argumentando que la madre o el padre lo indujeron a mentir.
En marzo de este año, la jueza de paz de Villa Gesell, Graciela Jofre, rechazó un pedido de revinculación de un padre que había sido separado de su hijo por denuncias de abuso sexual. La causa estaba archivada en el fuero penal, pero allí constaban claramente los dichos del niño donde relataba el abuso. En su fallo, la jueza Jofre se refirió al Síndrome de Alienación Parental y planteó que en la causa penal se estigmatizaba a la madre, quien estaba internada por problemas psiquiátricos. Consideró que se había instalado “aunque no fuera mencionado en forma expresa, la pretensión del SAP o Síndrome de Alienación Parental: focalizar en la madre, en sus problemas psicológicos y psiquiátricos, considerar lo relatado por el niño como obra de manipulación de esa madre y su entorno afectivo; cuestionar a las profesionales tratantes del niño e invisibilizar al padre demandado.”
Jofre definió al SAP como “una siniestra creación pseudocientífica” que “instala la sospecha sobre la víctima, devalúa la palabra del testimonio infantil y de todo aquel adulto que le cree y busca protegerlo, cuando en la casi totalidad de los abusos sexuales en la infancia, la palabra de los niños es la única prueba para iniciar la investigación”.
A mediados de este mes, esa jueza participó junto a otros especialistas en la jornada "Abuso sexual infantil: la verdad sobre el pretendido síndrome de alienación parental", del Centro de Investigación en Violencia de Género que funciona en la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Junto a los jueces Carlos Rozanski y Sandra Saidman, y la psicóloga Sandra Baita, advirtieron de la “ilegalidad” del síndrome y pidieron denunciar a los magistrados que lo apliquen.
Recientemente, la Cámara de Diputados de la Nación emitió una resolución en la que expresa su preocupación por el “falso síndrome”. Señalan que su uso es “contrario a la ley 26.601 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes”, sancionada en 2005. Diputadas nacionales que integran la Comisión deFamilia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara Baja pidieron a la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, que difunda la resolución entre los fiscales.
“No tiene ninguna base científica. Acá en Argentina se viene usando mucho en el marco de la Justicia civil, tanto nacional como provincial, como reacción ideológica a las nuevas normas protectorias de la mujer y del niño”, explicó a Infojus Noticias el abogado Juan Pablo Gallego, patrocinante de Andrea Vázquez y querellante en la causa que llevó al padre Julio César Grassi a prisión por abuso sexual de menores. “Es absurdo pensar que el niño miente por inoculación. Ningún psicólogo o psiquiatra con un mínimo de calificación, ni un abogado que trabaja en esto o un juez con un mínimo de preparación, se imagina a un niño mintiendo o contando una relación sexual con un adulto por inoculación”, plantea.
Para el abogado, la utilización de este síntoma contraría los tratados internacionales sobre derechos del niño, que obligan a los Estados a escuchar a los menores en los procesos en los que estén afectados. Así lo ordena el artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, de jerarquía constitucional en nuestro país. “Antes el niño no tenía ni voz ni voto, hoy imponen considerar a los niños como sujetos de derecho”, apunta el abogado.