Pablo Katchadjian publicó en 2008 “El Aleph engordado”, un experimento que suma 5600 palabras al cuento de Borges. María Kodama le hizo una demanda en 2011 y el autor fue sobreseído. Pero la viuda apeló y ahora le toca decidir a la Cámara de Casación si un juego literario atenta contra la propiedad intelectual.
En 1913, el artista francés Marcel Duchamp creó lo que la crítica de arte especializada consideró el primer ready-made: una rueda delantera de bicicleta engarzada bocabajo a un taburete. Lo llamo “Rueda de bicicleta sobre un taburete”. En 1967, Julia Kristeva, atravesada por la lectura de Mijaíl Bajtín sobre el dialogismo literario, presentó el concepto de intertextualidad. La reconocida teórica y psicoanalista afirma que cada texto está construido como un mosaico de citaciones. Puntualmente dice: "Todo texto es la absorción o transformación de otro texto".
Estas consideraciones de la historia de los procesos artísticos, entre otras, están entre los alegatos que esperan resolución en una sala de la Cámara de Casaciones de Comodoro Py. El caso comenzó en junio de 2011, cuando la viuda de Jorge Luis Borges, María Kodama, presentó una denuncia penal contra Pablo Katchadjian por reescribir El Aleph. Katchadjian publicó “El Aleph engordado”, una experiencia estilística que suma 5600 palabras a las aproximadamente 4000 mil originales, y que la heredera universal de Borges (y su abogado) considera que viola los artículos 72 y 73 de la ley 11.723 de propiedad intelectual.
“El trabajo de engordamiento tuvo una sola regla: no quitar ni alterar nada del texto original, ni palabras, ni comas, ni puntos, ni el orden. Eso significa que el texto de Borges está intacto pero totalmente cruzado por el mío”, dice Katchadjian en su Posdata del 1 de noviembre de 2008, que está incluida al final de uno de los 150 ejemplares registrados en el ISBN.
“Esa nota al final prueba que Katchadjian no quiere engañar a nadie y la cantidad de ejemplares, que en su mayoría fueron repartidos entre amigos, es otra prueba que derriba la idea de lucro”, dijo a Infojus Noticias Ricardo Strafacce, abogado del autor denunciado, y conocido crítico literario, autor de varias novelas, y de la biografía de Osvaldo Lamborghini.
En la defensa, Strafacce sugirió al juzgado a cargo de Guillermo Caravajal que se citara como expertos literarios a Beatriz Sarlo, César Aira, Jorge Panesi y Leonor Acuña: figuras que podían acreditar qué significa la intertextualidad literaria y el ready-made. No hizo falta. El magistrado consideró en primera instancia que no hubo intención de engañar al lector ya que en el libro del mismo autor de 'El Martín Fierro ordenado alfabéticamente' se especifica que “El Aleph” fue escrito por Borges.
Pero en el juzgado, primero se tuvo que probar que el cuento donde aparece “el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos”, era de Borges. “Buenos Aires es una ciudad de Argentina, eso es un ‘hecho público y notorio’, aunque para el juez no era ‘público y notorio’ que ‘El Aleph’ fuera de Borges”, cuenta Strafacce, con un ejemplo tan obvio que ya lo dijo varias veces.
Para demostrar la autoría, el abogado Fernando Soto presentó la constancia de inscripción de ‘El Aleph’ en el Registro de la Sociedad Intelectual del año ‘40 y, para reforzarlo, incluyó como prueba el ejemplar de la revista Sur donde fue publicado por primera vez.
“Toma todo el cuento sin pedir autorización”, dijo Kodama consultada por la periodista Gabriela Cabezón Cámara cuando la denuncia todavía estaba caliente, y agregó: “Hemos perdido el respeto a nosotros mismos, por eso no respetamos a los otros”. Para Strafacce, “Kodama no es escritora y hace este tipo de denuncias para figurar de alguna manera”.
Los nombres que aparecen en el expediente fueron y son dulce para los medios literarios: hubo ensayos, entrevistas y opiniones muy calificadas acerca de porqué la demanda que se presenta en este juicio es una ridiculez digna de la ‘magnífica ironía’ borgeana.
Pero la causa sigue. Porque cuando Katchadjian fue sobreseído, el abogado de Kodama apeló, y cuando la Cámara de Apelaciones sostuvo la decisión de primera instancia, volvió a apelar. Mientras esta semana la Corte Suprema confirmó la absolución de Alejandro Vaccaro en el delito de injurias a Kodama, el caso Katchadjian aún espera resolución en la Cámara de Casación.