Con penas de siete a veintiún años de prisión, dos militares y cinco policías fueron condenados este mediodía en el juicio que investiga los delitos de privación ilegal de la libertad, torturas y delitos sexuales en la III Brigada Aérea del norte de la provincia, en Santa Fe.
El Tribunal Oral Federal de Santa Fe condenó a 21 años al exjefe de Inteligencia de la III Base Aérea, Danilo Alberto Sambuelli. Menos cantidad de años recibieron otros seis imputados. Estaban acusados de haber cometido delitos de lesa humanidad durante la última dictadura en la ciudad de Reconquista, en perjuicio de 35 víctimas. Con esta sentencia, ya son 437 los condenados por delitos de lesa humanidad.
El exmilitar Jorge Alberto Benitez recibió 17 años de prisión. Los expolicías involucrados recibieron, Carlos Armando Nickisch 18 años, Arnaldo Máximo Neumann 13, Rubén Molina 10, Horacio Omar Machuca 11 y Eduardo Luque 7 años.
Durante el juicio se investigaron los delitos de privación ilegal de la libertad, torturas y delitos sexuales ocurridos en la III Brigada Aérea del norte de la provincia, epicentro del terrorismo de Estado en Santa Fe. El juicio comenzó el 19 de noviembre en la ciudad de Reconquista. Uno de los acusadores de Sambuelli fue un militante político, Silvio Iznardo, que cumplió el servicio militar en la III Brigada Aérea a las órdenes del represor un tiempo antes y por lo tanto conocía hasta su timbre de voz. Iznardo sufrió dos secuestros, el primero, en febrero de 1976 y el segundo, un mes después, el 24 de marzo, donde identificó a su jefe.
"Sambuelli era el jefe de Inteligencia de la base aérea, todos los detenidos de esa época pasaban por las manos de él", declaró Iznardo en el juicio. "También atendía personalmente a los familiares de las víctimas" y de esa manera, "tapaba lo que en realidad nos hacían padecer en las celdas", agregó. "Sambuelli estuvo como mínimo en dos o tres interrogatorios que me hicieron. Lo reconocí perfectamente, por la voz y porque hice el servicio militar bajo su mando durante catorce meses y salí cuatro o cinco meses antes de que me secuestraran", concluyó.
Otro de los testimonios desgarradores fue el de Griselda Pratto, que contó cómo un grupo de tareas la convirtió en esclava sexual cuando tenía 17 años. "Me agarraban de los pelos y decían: 'Esta nenita... Podemos jugar con esta nenita'. Yo era su esclava. Ellos tenían el poder, hacían conmigo lo que querían. Nunca me asistieron. Una vez me vino la menstruación y me tuve que envolver con papel de diario. Ya no podía ni hablar. Mi desayuno eran la picana y los golpes. La cena, las violaciones. La última vez me bañaron con semen. Yo escribía en las paredes. Le pedía a Dios que se apiade de mí. Le decía: soy tu hija. Le pedía que tenga misericordia de mí”.
Su declaración marcó un punto de inflexión en el juicio a propósito de los delitos sexuales durante la dictadura.