Un grupo de vecinos del barrio Cildañez, en Villa Soldati, pararon el tránsito ayer y hoy en esa autopista. Pedían que les entregaran el cuerpo de Lucas Soria, de 17 años, que murió por el disparo de una agente de la Metropolitana. Lucas habría intentado robarle con dos amigos. La policía le disparó y lo mató. Tardaron 80 horas en darle el cuerpo a la familia.
Durante los últimos dos días los informes de tránsito repitieron hasta el cansancio que la autopista Dellepiane estaba cortada, por un grupo de vecinos, en el sentido provincia a la altura del barrio Cildañez, en Villa Soldati. Recomendaban tomar otras vías alternativas. No decían cuál era el reclamo. Los hombres y mujeres de ese barrio olvidado pedían que les entregaran el cuerpo de Lucas Daniel Soria, un chico de 17 años que murió por el disparo de una agente de la Policía Metropolitana.
Faltaban quince minutos para la una del mediodía del lunes cuando Lucas fue con unos amigos a robar a la esquina de Dellepiane y Escalada. El sol y el calor azotaban la ciudad cuando vieron que venía un Corsa verde. Decidieron que sería al que le robarían. En el semáforo se pusieron uno a cada lado del auto. Lucas, del acompañante, y sus amigos, del conductor. Estaban desarmados. Cuando Lucas rompió la ventanilla, su amigo alcanzó a ver que la mujer, rubia, de unos treinta años, tenía un arma.
-Corré que está armada- le gritaron.
Lucas salió por el medio de la calle y cayó desplomado. Un balazo le entró por la espalda y le destrozó el corazón. Sus amigos corrieron los 200 metros que separan la esquina de la casa en la que vive la familia de Lucas. Les contaron lo que había pasado y se fueron a esconder porque tenían miedo. Cuando los familiares llegaron al lugar lo vieron muerto en el medio de la calle. Ahí lo identificaron.
“Cuando llegamos estaban los peritos de la Policía Federal, de la Metropolitana no vino nadie”, dijo a Infojus Noticias Sabrina, la cuñada de Lucas. “Le tiró por atrás, a matar. Y se fue. Recién a la tarde apareció en la comisaria 40 y dijo que había disparado porque le quisieron robar. Nunca estuvo demorada, ni detenida, ni nada”, dijo sobre la mujer cuya identidad no trascendió.
La causa está con secreto de sumario en el juzgado de Instrucción N° 45, a cargo de María Dolores Fontbona de Pombo, y el caso lo lleva adelante la secretaría de Linda Liliana García. “La jueza nunca nos atendió y al comisario lo atendió una vez y después nunca más. Pombo no nos explicó porque no nos daban el cuerpo. Decían que era para hacerle una segunda autopsia, porque tenía otra causa de muerte. Querían hacer ver otra cosa. Estamos seguros. Ahora dijeron que no la van a hacer y por eso nos dan el cuerpo. Nos lo dan porque tuvimos que hacer un quilombo impresionante. Cortar dos días la autopista para que nos presten atención”, explicó Sabrina.
Fuentes de la causa indicaron que el hecho que se investiga es un “homicidio en ocasión de robo” y que el resultado de la autopsia practicada al cuerpo de Lucas habla de una “herida de proyectil de arma de fuego de hemorragia interna y externa”. Las mismas fuentes señalaron que, “en lo concerniente a la situación del oficial de la Metropolitana, hasta el momento el juzgado mantiene la postura de no adoptar temperamento legal”.
La tragedia cotidiana
La tutora de Lucas es su tía.Su mamá lo abandonó cuando tenía menos de tres años, después de que la justicia interviniera y le sacara su tenencia y la de Gabriel, uno de sus hermanos que tenía poco más de un año y medio. Fue después de una noche en la que ella se fue a bailar y dejó a sus tres hijos solos. El menor tenía meses y lo dejó en la cuna con la mamadera en la boca. El bebé se ahogó. Lucas se fue a vivir con una de sus tías y Gabriel con otra. Nunca más vieron a su mamá. Ella prometió volver pero no lo hizo. Tampoco conocieron a su papá.
“Todo le costaba y a medida que crecía se hacía más rebelde. Estaba como resentido con la vida, tenía problemas con las drogas y estuvo en un instituto, pero nada justifica que lo hayan matado así”, dice Sabrina. “Lo único que queremos es velarlo, despedirlo como se merece porque más allá de todo lo que hacía era muy querido, muy bueno con la familia, con sus hermanos –los hijos de sus tíos-, sus cuñados, sus sobrinos. También lo querían mucho en el barrio porque no era un mal pibe, tenía problemas pero era buenísimo”.
Desde el lunes y hasta hoy el cuerpo de Lucas estuvo en la morgue judicial. Su familia no pudo verlo. Su mamá, la mujer que lo crio, estaba desesperada. Lo quiere ver. Hace tres años tuvo un accidente cerebro vascular y quedó en silla de ruedas. Lucas fue el domingo a visitarla. “Fue como que se despidió, como si hubiera sabido lo que le iba a pasar. Él la adoraba y lo que le pasó del acv le hizo muy mal. Estaba muy cansado de la vida que tenía. Ahora lo único que queremos es velarlo, despedirlos de él. Y que no quede como uno más”, señaló Sabrina.
Hoy ya no hay sol en Buenos Aires. Llueve y ochenta horas después de que asesinaran a Lucas, su familia recibió el cuerpo y se prepara para velarlo.