“Ningún país del continente americano puede ser una amenaza para Estados Unidos”, afirmó la jefa de Estado. En esa línea definió como “ridículo” el decreto el decreto firmado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para declarar a Venezuela una “amenaza”.
La presidenta Cristina Fernández de Kichner consideró “absurdo” que potencias como Estados Unidos y Gran Bretaña califiquen a Argentina y a Venezuela, respectivamente, como “amenazas” y cuestionó las “nuevas formas sutiles de intervención” aplicadas por los países desarrollados. La jefa de Estado sostuvo la idea de que ningún país del continente americano puede ser considerado una “amenaza” para las grandes potencias, durante el discurso que brindo en el plenario de mandatarios de la VII Cumbre de las Américas que se desarrolla en Panamá.
“Ningún país del continente americano puede ser una amenaza para Estados Unidos”, enfatizó la Presidenta, tras lo cual opinó que “es ridículo siendo que Estados Unidos es la mayor potencia militar, financiera y científica del mundo que tiene un presupuesto de 640.000 millones de dólares”. La jefa de Estado habló inmediatamente después del que lo hicieran sus pares de Estados Unidos, Barack Obama, y Cuba, Raúl Castro, que coincidieron por primera vez en esta cumbre luego del histórico acuerdo alcanzado por esos países en diciembre de 2014.
En ese contexto, la presidenta calificó de “ridículo” el decreto firmado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para declarar a Venezuela una “amenaza” para la seguridad de su nación y luego trazó un paralelismo entre esa situación y la actitud del gobierno británico con la Argentina por la situación en Malvinas. "Con un presupuesto militar de casi 60.000 millones de dólares, 2,3% del PBI dedicado a defensa, resulta absurdo que Reino Unido considere a mi país una amenaza", enfatizó.
Al hablar luego del presidente cubano, Cristina aprovechó para manifestar su satisfacción porque su última cumbre como presidenta argentina coincida con la incorporación de la República de Cuba a este tipo de encuentros. Fue allí que propuso un reconocimiento al pueblo cubano "porque luchó por más de 60 años con una dignidad sin precedentes y con un pueblo que sufrió y sigue sufriendo muchísimas penurias, y fue conducido por líderes que no traicionaron su lucha sino que fueron parte de ella".
Desde el Centro de Convenciones de Atlapa y ante los mandatarios de todo el continente, Cristina marcó un contrapunto con Obama, quien había dicho no estar interesado "en ideología y cosas que sucedieron cuando no había nacido" y se había retirado de la sala luego del discurso de Raúl Castro. La Presidenta dijo que a ella le encanta "la historia, porque ayuda a entender lo que pasa y prevenir lo que puede llegar a pasar” y continuó: “La historia enseña que para entender porqué pasaron las cosas". "No hay que tenerle miedo ni a la historia, ni a las ideologías. Miren lo que ha pasado después de que se decretó el fin de las ideologías, aparecieron los fundamentalistas", sostuvo, y destacó que es importante que "aprendamos de la historia y que defendamos nuestras ideas".
En otro tramo de su discurso, la Presidenta exhortó a sus pares a debatir con "sinceridad" para buscar soluciones a los problemas del continente. Entre otros problemas, identificó el tema del narcotráfico y dijo que "debería ser abordado por los países que más consumen" porque "el nudo de la cuestión es el financiamiento". "¿En dónde se lava el dinero del narcotráfico? ¿en donde se produce o en los paraísos fiscales y en los países donde se la consume", se preguntó Cristina, y recordó que la "sustancia tóxica vale 2.000 dólares cuando sale del país productor y llega a Chicago valiendo 40.000". En ese sentido, señaló que "la droga y el dinero quedan para los países desarrollados y los muertos y las armas para los países de América Latina".
Télam/PW