El abogado Maximiliano Rusconi, que defendió a Carlos Menem en la causa por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia, aseguró que el hecho de que Diego Lagomarsino fuera a la casa de Nisman, ubicada en la torre Boulevard del complejo Le Parc, correspondía a la relación de subordinación, jefe –empleado, que había entre ambos, pero no porque entre ambos existiera una amistad.
Maximiliano Rusconi, el abogado elegido por el técnico informático, Diego Lagomarsino, único imputado en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman, se refirió al caso en declaraciones radiales. Rusconi afirmó que entre su defendido y Nisman no había una relación de amistad, sino de “subordinación”. Tras una reunión con la fiscal del caso, Viviana Fein, Rusconi aseguró que “todavía no hay decisión de llamarlo a declaración indagatoria”. La imputación es por haberle prestado el arma Bersa calibre .22, encontrada en el baño junto al cuerpo del fiscal. El delito está contemplado en el artículo 189 bis, apartado 4 del Código Penal y prevé una pena de 1 a 6 años de prisión. Lagomarsino dará esta tarde una conferencia de prensa en el estudio de Rusconi.
Antes de la reunión en el Ministerio Público Fiscal, Rusconi había dicho que “según lo que estamos viendo desde la fiscalía hay una insistencia en difundir que Diego Lagomarsino está imputado. Pero la verdad que desde el punto de vista formal, uno está imputado cuando se lo llama a prestar declaración indagatoria y luego se produce la indagatoria donde el sujeto que está imputado se defiende. Eso todavía no ha sucedido”, dijo Rusconi. El abogado detalló que los acercamientos de Lagomarsino al proceso penal “se han producido por voluntad de él”.
“Feliz cumpleaños, campeón”
El abogado, que defendió a Carlos Menem en la causa por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia, aseguró que el hecho de que Lagomarsino fuera a la casa de Nisman, ubicada en la torre Boulevard del complejo Le Parc, correspondía a la relación de subordinación, jefe –empleado, que había entre ambos, pero no porque entre ambos existiera una amistad. “Cuando él –por Lagomarsino- le pidió un favor o consenso, (Nisman) lo sacó carpiendo diciéndole que él no estaba para eso”, agregó Rusconi. El abogado también explicó que Lagomarsino le refirió que Nisman tenía actitudes “de cortesía”, como podía ser “un llamado de cumpleaños, con un lacónico: ‘feliz cumpleaños, campeón”, aseguró.
Sobre el vínculo entre Nisman y Lagomarsino, Rusconi insistió con la “relación de subordinación”, lo que podría enmarcarse dentro de una estrategia judicial respecto a que en esa situación de asimetría, Lagomarsino no podría haberse negado al pedido de Nisman por el arma, algo que lo ayudaría en su situación judicial. Rusconi agregó que el técnico informático era un “sujeto no jurídico”, que siempre se destacó por tener “una actitud proactiva” en su trabajo.
La entrega del arma
En referencia a lo que fue la reunión del sábado previo a la muerte de Nisman, Rusconi detalló que “a las cuatro de la tarde –Lagomarsino- recibe un llamado, lo atiende, y Nisman le dice ‘necesito que vengas’. Era usual que lo llamara en cualquier momento”. Rusconi dijo que, en su opinión, uno no llama a un amigo en cualquier momento y espera que este vaya en pocos minutos y que eso sí se da en el marco de una relación de subordinación. “Se anuncia con su documento, con su DNI. La seguridad consulta con el fiscal, lo autorizan, sube. Ahí comienza una charla en donde básicamente lo que le dice Nisman, después de hablar de pormenores, sorpresivamente, es ‘¿tenés un arma?´”, contó Rusconi. En ese momento, según lo que Lagomarsino le contó a Rusconi, le explicó que tenía una “sola arma, Bersa, viejísima, que anda mal, no está mantenida'. Y que Nisman le dijo que “no la iba a usar, pero que tiene miedo que algún fanático, estando con las chicas... Le hacía mención a la inseguridad”, agregó el abogado.
Según Rusconi, Lagomarsino se mostró reticente a darle el arma, por lo que Nisman se enojó y entonces el técnico informático le dijo que iba a ver si la encontraba. “Vuelve a su casa, decide cumplir con el pedido del fiscal. A eso de las siete, Nisman lo vuelve a llamar para preguntarle si ya tenía eso”, relató Rusconi. El abogado detalló que fue poco después de ese momento que Lagomarsino volvió a la casa de Nisman. “Nuevamente se anuncia por la parte trasera. Él relata que ve también por el sector trasero que un custodio está subiendo. Van por dos caminos distintos, pero se juntan en el ascensor secundario. Suben los dos y el custodio le da un sobre en papel madera. Él ingresa al domicilio, se queda un poquito más que en la primera. Le entrega el arma, le explica los problemas que tiene esa arma. (...) Media hora después se despide, y ahí lo distinto es que Nisman le ofrece salir por la puerta principal”, explicó Rusconi'. Según el letrado Lagomarsino y Nisman se despiden rápido. “Llama al ascensor y enseguida el ascensor se paró con cinco personas en el ascensor', describió y aseguró que desde entonces no se vieron o hablaron más.
Un abogado caro
Sobre lo que relató Lagomarsino de ese encuentro con Nisman, Rusconi dijo “no era inusual la preocupación del tema seguridad”, que se daba “en una situación de contexto global de preocupación” y que en la mesa vio las imágenes que se conocieron públicamente y que muestran los resaltadores amarillos y los escritos sobre los que estaba trabajando para su presentación en el Congreso, que debía realizarse al día siguiente de su muerte.
El abogado también dijo que el sueldo “limpio” de Lagomarsino dentro de la UFI-AMIA era “de 32.000 pesos” y agregó que no es “algo descabellado para lo que son los sueldos dentro del Poder Judicial” y que “no le constaba que fuera uno de los más altos” de esa UFI. Y agregó, “la que autoriza los pagos es la doctora (Alejandra) Gils Carbó”, en referencia a la Procuradora General.
Consultado sobre sus honorarios y la forma en que Lagomarsino lo había contactado y cómo los pagará, Rusconi afirmó que el técnico llegó a él a través de una “amistad indirecta”, porque la esposa de Lagomarsino es amiga de la mamá de un compañero de escuela del hijo de Rusconi. Y que sus honorarios son altos, “yo soy un abogado caro. Intento ser cada vez más caro”, pero aclaró que “seguramente me pagará sólo los gastos”, el caso se acerca a lo que en Estados Unidos se denomina “Pro Bono”.