Los distintos trabajos publicados en INFOJUS NOTICIAS hasta el 9/12/2015 expresan la opinión de sus autores y/o en su caso la de los responsables de INFOJUS NOTICIAS hasta esa fecha. Por ello, el contenido de dichas publicaciones es de exclusiva responsabilidad de aquellos, y no refleja necesariamente la posición de las actuales autoridades del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos respecto de los temas abordados en tales trabajos.

Infojus Noticias

12-1-2014|11:15|Narcotráfico Nacionales
Etiquetas:
El Cartel de Medellín y la justicia, retratada en una serie

El Patrón del mal, mucho más que Pablo Escobar

Mientras canal 9 emite "El Patrón del mal" -serie basada en la vida de Pablo Escobar- algunos de los protagonistas de la historia real pasan sus días en cárceles de los Estados Unidos, otros en celdas colombianas, muchos ya cumplieron sus condenas y la mayoría están bajo tierra. La familia del Capo, exiliada en Argentina desde 1995, es espectadora de su propia historia.

Por: Juan Carrá

Miles de televisores en Argentina tienen en sus pantallas, noche a noche, a Pablo Escobar Gaviria. La vida del líder del Cartel de Medellín, se ha convertido en una especie de objeto de culto y estudio mucho más allá de las fronteras de Colombia. Libros, películas y también una telenovela intentan desentrañar la historia de uno de los hombres más polémicos del siglo XX. Desde el 2 de enero, Canal 9 pone al aire la serie “Escobar, el patrón del mal”, una superproducción de 113 capítulos realizada por Caracol que fue emitida por primera vez en Colombia en 2012 y que ya se ha vendido al mundo.

Y mientras esas pantallas replican la vida de hombres y mujeres que estuvieron atravesados por el narcotráfico, algunos de los protagonistas –de la historia real– pasan sus días en cárceles de los Estados Unidos, otros en celdas colombianas, muchos ya cumplieron sus condenas. Otros tantos, lloran a sus muertos. Pero la mayoría de aquellos hombres que comandaban al Cartel de Medellín, están bajo tierra.


También se puede suponer, que en el living de alguna casa de la zona norte de Buenos Aires, un televisor muestra lo que se dice de sus vidas a los propios protagonistas. Como en un espejo, para ellos distorsionado, Sebastián Marroquín junto a su madre María Isabel y su hermana Juana pueden ver todas las noches a Pablo, el jefe de la familia, revivido en la piel del actor Andrés Parra, y a ellos cuando aún se llamaban Juan Pablo Escobar, María Victoria Henao y Manuela. La familia del Capo, exiliada en Argentina desde 1995, son espectadores de su propia historia, a poco de haberse cumplido 20 años del asesinato de Pablo Escobar.

Presos o muertos

Tres de los hombres más importantes del Cartel –Pablo Emilio Escobar, Gonzalo Rodríguez Gacha y Gustavo Gaviria–fueron asesinados en diferentes operativos; otros tres –los miembros del clan Ochoa– se acogieron a la Ley de Sometimiento entre 1990 y 1991. Dos de ellos Jorge Luis y Juan David cumplieron sus condenas y quedaron en libertad (Juan, el mayor del clan, murió de un infarto el año pasado), mientras que Fabio, el menor de los Ochoa, fue extraditado en 2001 por incumplir los acuerdos alcanzados con el Gobierno colombiano. Hoy sigue preso y afronta una condena de 30 años en el país del norte.

Otro que pasa sus días –lo que le queda de su vida– en una cárcel de Florida, Estados Unidos, es Carlos Ledher, capturado en 1987, automáticamente extraditado y condenado en suelo norteamericano a cadena perpetua –más 135 años de prisión–, condena que se vio reducida a 55 años después de que en 1992 declarara contra el dictador panameño Manuel Antonio Noriega en una causa por narcotráfico. Ledher, es el narco de mayor grado del Cartel de Medellín que está detenido en Estados Unidos.

Las cifras de muertos dentro del Cartel crecen si uno recorre el destino de aquellos que jugaron roles de lugartenientes y/o sicarios al mando de los capos del Cartel. Quizás la historia más conocida es la de Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, quien actualmente se encuentra purgando condena en la cárcel de máxima seguridad de Boyacá acusado de haber participado de por lo menos 300 asesinatos y de haber colocado 200 auto-bombas durante las épocas del narcoterrorismo. Popeye es, de los sicarios más importantes de Pablo Escobar, el único que está vivo. Seguirá preso por lo menos hasta el 2018.

El Patrón del Estado

El decreto 303 y la Constituyente de 1991 fueron en Colombia el símbolo de la penetración del narcotráfico en la vida institucional del país.Ambos son el sustento jurídico de las irrisorias penas que cumplieron los más grandes capos del Cartel de Medellín.

La llamada Ley de sometimiento, sancionada el 29 de enero por el entonces presidente César Gaviria Trujillo, ampliaba la oferta de libertades propuestas en el decreto 3030 de 1990 y abolía la extradición. Las negociaciones entre el Gobierno y el narcotráfico, particularmente Pablo Escobar, para lograr esta enmienda, se dieron en el marco de una serie de secuestros.

Gustavo Salazar, abogado de Pablo, ayudó a redactar a pedido del capo, el texto del decreto 303/91 con el que garantizó su entrega. “Pablo doblegó al Estado hasta el punto que fue una legislación confeccionada a su arbitrio y tamaño, particularmente el 303”, expresó el penalista conocido como “El abogado de la mafia” en una entrevista. En esa misma nota, Salazar cuenta que Escobar confeccionaba sus propios decretos leyes y confirmó la influencia de Escobar en la Asamblea Nacional Constituyente del 19 de junio de 1991 cuando se aprueba la no extradición de colombianos por delitos de narcotráfico.

Ese mismo día, horas después de aprobada la reforma, Pablo Escobar se entregó a la Justicia en un operativo que fue armado y dirigido por él y sus hombres de confianza. La Catedral, el lugar donde pasaría sus días de “cautiverio” junto a gran parte de sus hombres, se parecía más a una casa de retiro que a una verdadera cárcel. De allí se escapó junto a algunos de sus hombres el 21 de julio de 1992, cuando iba a ser trasladado después de que trascendieran los lujos y comodidades en los que vivía.

El magnicidio: el principio del fin

Para Pablo Escobar, Luis Carlos Galán Sarmiento era mucho más que un posible presidente que pusiera en jaque al narcotráfico. Era el hombre que lo había humillado expulsándolo del Nuevo Liberalismo en un acto público en plena campaña, cuando el Capo comenzaba su carrera política que finalmente lo convertiría en senador. Para muchos, ese día, Galán firmó su acta de defunción.


El 18 de agosto de 1989, Galán llegó a Soacha, Cundinamarca, para un nuevo acto de campaña. Apenas subió a la tarima montada en medio de la plaza se escucharon las ráfagas de metralla. Galán cayó malherido, y en medio del desconcierto fue trasladado al hospital Kennedy al sur de Bogotá. Ahí, murió al poco de ingresar.

El magnicidio fue un antes y un después en la vida de Colombia. La pérdida del líder político que se perfilaba como el presidente que podía confrontar con la mafia desató una nueva etapa en la relación entre el Estado y el narcotráfico.

La investigación del magnicidio tuvo cinco detenidos que, luego de 42 meses tras las rejas, quedaron en libertad, absueltos por la justicia. Pero fue el testimonio de Popeye el que empezó a señalar a gente del poder como responsables de lo que pasó aquella tarde-noche.

A Alberto Santofimio Botero, el hombre que había llevado de la mano a Escobar por el camino de la política, la Fiscalía lo investigó y lo llevó a juicio. En primera instancia, recibió la condena a 24 años de prisión, pero en octubre de 2008, luego de tres años tras las rejas, fue revocada por el Tribunal Superior de Cundinamarca, que consideró que no existían pruebas para relacionarlo con el crimen. Tres años después, la Corte Suprema de Justicia de Colombia volvió a dictar sentencia condenatoria y ordenó que Santofimio sea encarcelado por la misma pena que había recibido en primera instancia.

Otro que fue alcanzado por la investigación sobre el crimen de Galán es el general retirado Miguel Maza Márquez, quien cuando se produjo el atentado se desempeñaba como director del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). El punto oscuro que lo vincula al magnicidio es el cambio en la jefatura de custodios del candidato. Algo que la propia familia de Galán asegura como el elemento que posibilitó el atentado. Y la Justicia, 20 años después parece darles la razón.

Maza Márquez ya fue detenido tres veces por esta causa. En estos momentos tiene 76 años, si la Justicia lo halla culpable, pasará el resto de su vida detenido.

A pesar de esto, la investigación por crimen de Galán siguió abierta. Por más que las pruebas colectadas señalaran al Cartel de Medellín como el origen del atentado, en febrero de 2012 tomó fuerza otra versión: el asesinato había sido ordenado por Carlos Castaño, jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, uno de los principales grupos paramilitares del país cafetero. La versión surgió de boca del ex jefe para Diego Fernando Murillo Bejarano, más conocido en el ambiente de la mafia como “Don Berna”.
 

Realidad y ficción

En “El Patrón del mal” todos estos hechos y personajes aparecen. No siempre con sus verdaderos nombres, pero sí reconocibles. Los hermanos Ochoa serán los Motoa; Carlos Ledher, Marcos Herber; María Victoria Henao, Patricia y así. También la afamada presentadora de televisión, Virginia Vallejo, amante de Pablo Escobar y autora del libro “Amando a Pablo, odiando a Escobar”, aparece personificada por la actriz Angie Cepeda. Desde la producción del programa y la propia actriz niegan que el personaje esté relacionado con la diva. Sin embargo, la mayor parte de la historia de Regina Parejo –así se llama en la serie– parecen calcadas de las que ella cuenta en su libro.

Por esto, la presentadora, amenazó con demandar legalmente a Caracol y buscó la tutoría legal del abogado Abelardo de la Espriella, pero el letrado decidió no aceptar por su amistad con Santofimio. Vallejo fue una de las testigos clave en el proceso que llevó al político tras las rejas por el crimen de Luis Carlos Galán.

Uno de los libros que ha servido de base para el guión de “El Patrón del mal” es “La parábola de Pablo”, de Alonso Salazar. En un café de Bogotá, en pleno auge de la serie en su país, el ex alcalde de Medellín reflexionó ante Infojus Noticias sobre el impacto de la figura del capo en la Colombia actual: “Escobar siempre está más vivo afuera que aquí. Me muestran la imagen de esos muchachos de Italia que usan las remeras de Pablo Escobar y yo digo no sé en qué están estos locos… Hay unos hechos que se sobredimensionan de acuerdo con el afán de alguna producción audiovisual o de una crónica”.

Salazar explica que cuando se quiere contar la historia de Escobar “siempre se va al mismo barrio, más o menos a las mismas casas, donde siempre hay las mismas señoras que tienen una veladora con la imagen de Pablo Escobar. Cada vez que hay un fenómeno mediático, como ahorita con el emisión de la serie de televisión, se reviven todos los fantasmas y hay mucha gente que se opone a que se hable de eso”.
 

Relacionadas