La película, basada en un caso real, cuenta la historia de un hachero santiagueño que llegó a Buenos Aires en busca de un trabajo mejor pero fue humillado y esclavizado en una carnicería por su patrón, a quien termina asesinando. Cómo opero la justicia en el caso.
La película “El patrón: radiografía de un crimen” está basada en el libro homónimo de Elías Neuman, que fue el abogado defensor del hachero santiagueño Hermógenes Saldivar (Joaquín Furriel), que llegó a Buenos Aires con su esposa (Mónica Lairana) en busca de una mejor oportunidad laboral pero fue explotado y humillado por un patrón siniestro (Luis Ziembrowski), lo que desencadenó en un crimen.
La historia ocurrió hace 30 años en una carnicería porteña, donde el dueño obligaba a su empleado a trabajar a destajo por un salario miserable, lo sometía psicológicamente, le quitó sus documentos y lo amenazaba con dejarlo en la calle hasta que en un ataque de ira el “esclavo” terminó asesinando a su “amo”.
“El libro me lo hizo llegar el propio Elias Neuman que era amigo de mi padre. Él había visto mi primera película documental “Rerum Novarum” y pese a que ya había recibido otras ofertas para llevarlo al cine sintió que yo tenía la sensibilidad para contar esta historia”, dijo Sebastián Schindel a Infojus Noticias sobre su primera película de ficción que se estrena este jueves y pone al descubierto un caso de esclavitud vigente en estos tiempos.
El director, que anteriormente había realizado “Mundo Alas”, “Rerum Novarum” y “El Rascacielos Latino”, se sintió inmediatamente atraído por la historia para hacer una película ya que la encontró “muy cinematográfica, muy nuestra, puramente argentina. Incluso mucha gente que nada tiene que ver con el cine y leyó la novela comentaba que era perfecta para la pantalla grande”.
Para reconstruir la historia de Hermógenes Saldívar fueron 12 años de juntar testimonios, de trabajar el guión, de buscar a los actores que encajaran con los personajes. “Primero tuve largas charlas con Elías Neuman, me contó muchas anécdotas personales que no están en el libro y si están volcadas en la película. Además gracias a él conseguí una copia del expediente judicial”, dijo Schindel.
Por otro lado el director investigó minuciosamente “sobre distintas prácticas de explotación y esclavitud tanto en Argentina como en el resto de Latinoamérica” y realizó un recorrido “por decenas de carnicerías donde me he hecho muchos amigos carniceros. Finalmente viajé a Santiago del Estero para ver y conocer cómo viven los hacheros”.
Para el caso de los actores el Sebastián Schindel hizo hincapié en Joaquín Furriel quien fue sometido a un entrenamiento en carnicerías para aprender la jerga y a manipular la carne, hablar con santiagueños para logro el canto que de los nativos de esa provincia y, especialmente, a cambiar su aspecto físico para lograr el parecido con Hermógenes Saldívar, fallecido hace algunos años.
Además del maltrato y la esclavitud en la película también se hace foco en las carnicerías y el modo de trabajar que tienen estos comercios tan importantes para la mayoría de los argentinos. Allí se muestra desde adentro como el patrón obliga a su empleado a lavar con vinagre y cloro la carne podrida y utilizarla para hacer hamburguesas, chorizos o volverla a la góndola sin importar la salud de los clientes.
El otro eje fuerte de “El patrón…” es el accionar de la justicia, ya que en primera instancia a Hermógenes Saldívar se le asignó un defensor de turno que nunca fue a entrevistarse con él a la cárcel y su suerte cambió cuando Elías Neuman -interpretado por Guillermo Pfening- se hizo cargo de su caso porque le pareció ver en ese hombre a una víctima en lugar de un asesino.
“En el caso puntual de Hermógenes él pudo tener la suerte de tener ‘justicia’, suerte que se dio gracias a que un abogado comprometido lo quiso ayudar. Si esta suerte no se hubiera producido él hubiera sido una víctima de la burocracia judicial”, aseguró el director del filme que fue premiado por el público en el Festival de Busan y presentado con éxito en los festivales de Mar del Plata y Varsovia.
La película tiene varios componentes "nacionales": la carnicería y el producto alimenticio más deseado por los argentinos; el provinciano que busca en Buenos Aires salir de la pobreza y encontrar mejores oportunidades laborales; el maltrato al que son expuestos muchos de ellos y la paga miserable y la Justicia que hace diferencias entre los ricos y los pobres.