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Infojus Noticias

23-8-2013|18:39|Juicio Nacionales
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Está presa desde abril

Empezó el juicio de Yhajaira Falcón, la travesti detenida sin pruebas

Está presa desde hace cuatro meses sin pruebas. Es militante por los derechos de las travestis, venezolana y afrodescendiente y denunció el hostigamiento de la policía. Hoy declaró en el juicio donde se la acusa de robarle 150 pesos a un taxista.

  • Constanza Niscovolos
Por: Milva Benitez

Hoy comenzó el juicio en el que Yhajaira Falcón está imputada por robo con armas. La acusan de intentar robarle, el 17 de abril, 150 pesos a un taxista que la llevaba en el asiento del acompañante y al que habría amenazado con una “tijera” para sacarle la plata. Las pruebas: una pequeña caja de cartón en la que se guardan algunos vidrios rotos y un pedazo de baldosa bordó. Los testigos: un policía de la Comisaría 18 en el barrio porteño de Constitución que no presenció el supuesto asalto y el encargado de un hotel, su esposa y un inquilino. Yhajaira es travesti, afrodescendiente y venezolana. Y es la primera transgénero en utilizar en un debate oral el nombre de pila que responde a su identidad. Lo hizo en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 9 ante los jueces Luis Mario García, Fernando Ramírez y la jueza subrogante Ana Dieta.

La audiencia, que estaba convocada para las 9 de la mañana, comenzó pasadas las 10.30. A esa hora Yhajaira pasó por el pasillo esposada y escoltada por un agente del Servicio Penitenciario Federal. Llevaba el pelo suelto, y cuando pasó lo corrió con un leve movimiento de cabeza para saludar a sus amigos. La estaban esperando más de 30 personas, entre militantes afrodescendientes y de las organizaciones Las Paquitos, Putos Peronistas, Lesbianas y Feministas por la Descriminalización del Aborto y el Colectivo para la Diversidad (COPADI), periodistas y representantes del Ministerio Público Fiscal. En la sala solo había lugar para 24.

Ante los jueces y el público, Yhajaira contó que en la celda de la Alcaidía en el Palacio de Justicia, donde espero hasta subir al sexto piso, las paredes están grises por la mugre acumulada y no tiene ni colchón. “Si eso es así, a pocos metros de acá… ¡Imagínese, lo que me queda en la cárcel donde estoy por un crimen que no cometí”.

Desde hace más de tres meses Yhajaira permanece detenida en el penal de Ezeiza. Los primeros días los pasó en una celda por exigir ser llamada por su nombre y atendida como travesti.La misma batalla dio en el expediente por el que llega a juicio. “Su primer acto de defensa fue exigir ser llamada por su nombre”, dijeron las organizaciones que la acompañan. La primera defensora oficial que la asistió, Silvia Mussi Odriozola, le negaba este derecho y, finalmente, fue desplazada del caso. El hecho valió la intervención de la defensora general Stella Maris Martínez que, en mayo de este año, instruyó a los defensores a su cargo a respetar los postulados de la Ley de Identidad de Género. “En particular, que las llamen y se refieran a ellas por el nombre de pila con el cual se reconocen y con la identidad de género auto-percibida, más allá de su correspondencia o no con su documentación personal”, señaló Martínez.

En el penal de Ezeiza no tardó en organizarse con otras travestis y trans y presentó un hábeas corpus por las condiciones que agravan la detención de todas. “Si estás un rato ahí, te congelás. En esos pabellones casi no hay vidrios en las ventanas” contaron a Infojus Noticias fuentes judiciales que frecuentan el penal de Ezeiza. Presentaron un habeas corpus acompañadas por COPADI y consiguieron que el Juzgado Federal de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Nro. 2 de Lomas de Zamora advirtieran que el Servicio Penitenciario Federal “agrava las condiciones de detención de las travestis y trans e incumple la ley de identidad de género”. A partir de la presentación, el juez estableció que el SPF modifique registros, trato y prácticas a fin de garantizar el ejercicio de derechos de las presas travestis y trans, su identidad, salud, y la comunicación con organismos de defensa y promoción de Derechos Humanos.

Los testigos y la víctima

La noche del 17 de abril corrió y pidió ayuda. Entró a un hotel en la calle Humberto Primo al 2000. Cuatro taxistas la habían atacado. Tenía miedo. “¡Matenlá! ¡Matenlá!”, contó hoy que le gritaba uno de ellos, mientras le arrojaban piedrazos. Ella golpeaba las puertas, la cortina metálica de una verdulería y finalmente pudo entrar a un hotel en la calle Humberto Primo al 2000. Se topó con el encargado.  “No me quería dejar entrar por puto. Me lo dijo con todas las letras”, dijo.

Un encargado, que declaró esta mañana, coincidió con ella. Primero no quiso dejarla pasar, pero cuando abrió la puerta Yhajaira se metió. “Se encontraba asustada”, dijo. “Entonces, le pido que se quede ahí sentado yme pide que llame a la policía. Estaba desesperado por entrar a algún lugar”, dijo. Sobre el robo no pudo decir nada.

También contó que unos 6 policías tuvieron intervención en el procedimiento. Este dato fue corroborado luego por su esposa y el otro inquilino del hotel, que se limitaron a decir que no salieron de la habitación hasta que la policía no los llamó como testigos de la detención y del traslado a la comisaría de Yhajaira.

En la causa, un solo policía está presentado como testigo. El oficial de la Federal, un hombre de 26 años, con dos años de servicio de calle en la Comisaría 38, afirmó que ese día él y su compañero fueron los únicos que participaron del operativo. Y si bien contó que no presenció el supuesto asalto, tampoco pudo dar precisiones sobre cómo encontraron a Yhajaira. No pudo decir si cuando entraron al hotel ella estaba sentada o parada, ni si tenía en la mano la baldosa que levantaron en el lugar o si estaba cerca de ella. Nada dijo con respecto al momento en el que le indicaron a Yhajaira que se quitara “todo la ropa” porque buscaban la tijera que habría usado para amenazar al taxista (hecho que fue introducido en el debate oral por el encargado). Yhajaira negó que este fuera el policía que la detuvo: “El caballero que estaba sentado acá, ahorita, no fue el funcionario que a mí me agarró. El que me agarró me tiene amenazada de años atrás”, precisó.

Mientras vivió en Venezuela, Yhajaira  militaba por los derechos de las trans y travestis. En esa época vio morir a varias compañeras y fue atacada ella misma. Le dieron 8 tiros.  “Su estómago es un mapa. Le tiraban los perros para que la ataquen”, contó una trabajadora social (a la que ella se acercó y saludó con un beso, mientras le decía amiga). En 2004, cuando llegó a la Argentina se las fue rebuscando, y encontró su lugar: desde hace un tiempo sobrevivía con la plata que le daba la gente por limpiar los baños en el Hospital Ramos Mejía.

La abogada Luciana Sánchez, que integra COPADI, afirmó que la calificación por la que está imputada es de por sí excesiva y que en realidad pretende encubrir “una detención arbitraria”. Pero la fiscalía que instruyó la causa mantuvo la calificación policial y el juez rechazó los dos pedidos de excarcelación que se presentaron. Ninguno de los testigos que hoy estuvo en la sala de audiencia fue la víctima, ni vio el supuesto asalto. Los jueces ordenaron que para la próxima audiencia, prevista para el miércoles 28 de este mes, los empleados del tribunal busquen al taxista. “No hay pruebas. Hubiera correspondido que el fiscal Julio Castro, desistiera la acusación”, explicaron fuentes que conocen el expediente.

Las organizaciones explicaron que el de Yhajaira no es un caso aislado. Advirtieron que  “las actas contravencionales levantadas contra las travestis y trans, y los arrestos arbitrarios y con policías como únicos testigos” son reiteradas y abultan las estadísticas de las comisarías 16 y 18 de Constitución.

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