El Director Nacional Electoral, Alejandro Tullio, ponderó la existencia de “controles cruzados” que permiten “estimular la detección y solucionar cualquier problema que sea detectado a tiempo”. Además, señaló que la fiscalización es en nuestro país y en todo el mundo, “una función inherente” de los partidos políticos.
El titular de la Dirección Nacional Electoral analizó el funcionamiento del sistema electoral argentino, y las críticas surgidas luego de los comicios tucumanos. En ese sentido detalló los procedimientos de control electoral, en el que resaltó el papel de los ciudadanos. En una entrevista publicada hoy en el diario Página/12, el funcionario se refirió al procedimiento por el cual se designan autoridades de mesa, al que consideró como un deber que le puede corresponder a cualquier ciudadano” lo cual expone que las designaciones no están regidas por “un mecanismo perverso”.
Al mismo tiempo, ponderó la existencia de “controles cruzados” que permiten “estimular la detección y solucionar cualquier problema que sea detectado a tiempo”. “Cada uno de los pasos que damos en el proceso electoral se hace bajo el control de otro sujeto con intereses distintos y hasta contradictorios, de manera que las tentativas de fraude que sí pueden existir sean neutralizadas por esta compleja arquitectura electoral”, explicó.
Además, señaló que la fiscalización es en nuestro país y en todo el mundo, “una función inherente” de los partidos políticos, al tiempo que reconoció la responsabilidad del Estado para “auxiliarlos, pero no debe reemplazarlos”.
“El Estado tiene que dar garantías de competencia, veracidad y transparencia, les permite a los partidos controlar todos los aspectos de la organización electoral y pone en cabeza de la justicia federal la decisión final sobre la validez de la elección en cada una de las mesas y del proceso electoral en general”.
Al respecto sobre la función de la DINE, Tullio precisó que este organismo “no cuenta un solo voto ni proclama un solo resultado, no nombra un solo presidente de mesa, o condiciona ningún aspecto de las campañas electorales. Sólo provee los medios para que todo funcione en el marco de las competencias de cada uno”.
Más allá de ponderar el funcionamiento del sistema electoral en su conjunto, el director electoral opinó que un posible cambio de los instrumentos de votación “debe ser consecuencia de una revisión más profunda del sistema político y de partidos”.
“Cuando el gobierno propuso las primarias, lo hizo para intentar darle mayor racionalidad al sistema de partidos y ordenar la competencia política interna. Indudablemente no alcanzó esa solución porque tenemos todavía un número de agrupaciones demasiado elevado que dificultan al ciudadano su capacidad de elegir”.
“Tenemos que pensar un nuevo sistema de competencia política. Y consecuentemente un instrumento de votación que permita a ese sistema y al ciudadano”, pero aclaró que “con vistas al 25 de octubre los partidos contarán con un conjunto de posibilidades de control como nunca hubo en la Argentina. Si asumen su responsabilidad en este proceso compartido que es la organización electoral, la ciudadanía puede estar aún más tranquila”.
TELAM/JC