La causa de la “banda de los taxistas”, una asociación ilícita que se dedicaba a falsificar billetes y engañar a los pasajeros, se elevó a juicio oral con 28 imputados. Las víctimas fueron extranjeros y jubilados. Infojus Noticias tuvo acceso a los detalles de la operación.
El requerimiento de elevación a juicio que realizó el fiscal federal Ramiro González al juzgado de Claudio Bonadio tiene 28 imputados, entre ellos 5 mujeres, por asociación ilícita. Los 3 organizadores también están acusados de falsificación de moneda. Entre los 25 restantes hay quienes vendían los billetes y quienes los ponían a circular. En su mayoría eran taxistas y se los conocía como “La banda de los tacheros”.
El 20 de marzo del 2011 Luciano Smanioto Neto, de nacionalidad brasilera, tomó un taxi en el barrio de La Boca hasta Defensa y San Juan, en pleno barrio de San Telmo. El chofer le dio el vuelto con billetes falsos. Smanioto Neto logró tomar la patente del Chevrolet Corsa y con ese dato hizo la denuncia en la Comisaría 14° sobre la calle Bolivar.
A partir de ahí la Justicia empezó a tirar de la punta del ovillo. Se identificó al taxista y se ordenó la intervención de su teléfono. Mientras tanto, las denuncias por billetes falsos entregados por taxistas se seguían acumulando en las comisarías. La investigación terminó en diciembre de 2012 con una serie de allanamientos que sumarían 29 y la detención de 28 personas. En total, entre todos los allanamiento, se secuestraron 83 mil pesos falsos (muchos billetes de 100 pesos con la cara de Evita) y 296 mil pesos que todavía estaban en las planchas, sin cortar.
En una casa de Mar del Plata se encontraron 13.600 dólares falsos también en planchas. Y se secuestró una computadora, una impresora, hojas, pinceles, cartuchos de tinta, aerosoles, solventes, diluyentes, jeringas, tintas, guillotinas, espátulas, rodillos y cuters. En la misma casa había schablones con el modelo de los billetes, las marcas de agua y los hilos de seguridad. La policía encontró un 22 largo de marca “Galand” que no estaba inscripto en el Registro Nacional de Armas de Fuego. El dueño de casa, un técnico en computación de 40 años, no figuraba en el listado de legítimos usuarios. Por último se llevaron de la casa una fotocopiadora industrial, un escáner, una plastificadora y una máquina de impresión Off Set.
El técnico en computación dijo, en su declaración indagatoria, que todos los artefactos que le encontraron eran “para arreglar” y que los dólares eran “pruebas” y no los había fabricado para venderlos.
Fuentes judiciales dijeron que a Infojus Noticias que “la organización contaba con una estructura jerárquica y había diferentes roles por la multiplicidad de acciones ilícitas que realizaba la banda”.
Las escuchas telefónicas
Las escuchas telefónicas realizadas por la Justicia van uniendo los eslabones de la cadena uno a uno. Los que ponían a circular los billetes eran, en su mayoría, taxistas. Buscaban turistas, jubilados y jóvenes a la salida de los boliches que estuvieran borrachos. Algunos de los autos que se usaban no estaban habilitados para trabajar como taxis.
En las escuchas telefónicas se descubrió que entre los cabecillas de la banda y los taxistas había un grupo de distribuidores.
Taxista - ¿Tenés de aquello con cara? ¿Buenos?-
Distribuidor - Decime directamente billetes porque con lo que dijiste ya está.-
Taxista - ¿Remera grande y remera chica tenés?-
Distribuidor - Decime de 100 y de 50-
Taxista - ¿Pero de los buenos? ¿Con cara?-
Distribuidor - Si, 15 y 24.
Taxista - ¿24 los de 100? ¿Qué horario estás haciendo vos?
Distribuidor - De las 5 de la mañana a las 4 de la tarde.
Taxista – Bueno, te llamo cuando tenga la plata.
Se estableció que los taxistas se reunían en una estación de gas sobre la calle Thames en Villa Crespo donde compraban los billetes falsos. En una de las escuchas uno de ellos cuenta cómo persiguió a una pareja de colombianos “que caminaban con el planito en la mano” hasta que lo pararon. Les ofreció un “city tour” por cien pesos la hora. Los llevó a la Fábrica de Cuero y se gastaron 4400 pesos. Él ganó 700 entre el viaje y la estafa. También se comprobó que un electricista modificaba los relojes de los autos para aumentar la tarifa de modo ilegal. En el expediente este dispositivo está identificado como “piripipí” por los involucrados. Pero mientras tanto la Justicia seguía cruzando escuchas. De los taxistas a los distribuidores y de ellos a los jefes. La división de Apoyo Tecnológico Judicial de la Policía Federal trabajó sobre los teléfonos secuestrados para recuperar la información.
- ¿Viste las pruebas?- pregunta el técnico en computación – pasalas por donde tenés que pasarlas y fíjate como prende. El fantasma no existe.-
- La parte de la espalda no existe.- Le responden.
- El nuevo quedó mejor que ese… el tema de los nos lo tomó mejor la compu.-
Miles de billetes falsos
Víctor Alberto Elena era parte de la conducción de “La banda de los taxistas” y fue detenido en febrero de este año en Villa Lugano con 700 mil pesos, 60 mil dólares y 30 mil euros. Todo era falso. En su declaración indagatoria dijo que conoció al técnico en computación en la Unidad de Villa Devoto, estando presos. Que al principio no quería venderle los billetes falsos pero después accedió y que él los compraba pero no revendía. Se los mandaba por encomienda de “Western Union”. Las escuchas lo muestras como uno de los líderes de la banda, utilizando sus contactos para colocar los billetes.
- Dame del otro –le dice uno de los distribuidores en las escuchas- te pago la diferencia. Este no va, está muy feo de cara. Lo vi bien, es una cosa de locos.-
Pero todavía quedaba un personaje entre los jefes. El “Colombiano Beto”, nacido en 1961 en Bogotá dijo ser vendedor de autos y se negó a declarar. Según las escuchas operaba cerca del técnico en computación consiguiendo billetes falsos que circulaban en la calle para mejorar la calidad de los que hacía la banda.
El miércoles la fiscalía presentó el requerimiento de elevación a juicio. Las defensas tienen que retirar la copia en el juzgado y notificarse, a partir de entonces tiene 6 días hábiles para oponerse a los argumentos de la investigación