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Infojus Noticias

24-4-2013|15:05|Caso Candela Nacionales
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¿Atentado o accidente?

Falleció el testigo del caso Candela

Tenía quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo, a raíz de una misteriosa explosión en su vivienda. Su muerte se suma a una investigación judicial cuestionada.

 

 

Después de agonizar varias horas a raíz de una explosión en su casa, cerca de las seis de la mañana murió Roberto Arturo Aníbal, testigo en el caso Candela. No resistió las quemaduras en el ochenta por ciento de su cuerpo -sufridas en la madrugada del 24 de abril- y falleció en el hospital de Moreno.

Las causas de la detonación abrieron polémica. La primera hipótesis de los peritos de la policía aseguró que se trató de un escape de gas en la garrafa, ubicada muy cerca de un cargador de celular. “Creemos que se acumuló el gas y una chispa del cargador produjo la explosión. No se detectaron rastros de pólvora o de cualquier otro tipo de explosivo”, dijeron a la prensa fuentes de la investigación. Además desmintieron que el custodio que resguardaba la seguridad del testigo se hubiera retirado antes de la explosión.

En cambio, los vecinos, abogados del caso y Carola Labrador, la madre de Candela -la niña de 11 años secuestrada y asesinada en 2010- sembraron las dudas sobre un atentado. "¿Qué está pasando? ¿A quién están tapando?", dijo la mujer poco después de enterarse de lo ocurrido. Cuando los periodistas la interrogaron por los motivos de sus afirmaciones, respondió: "no sé por qué, no me pregunten por qué". Una vecina de Aníbal sembró más dudas sobre los hechos cuando relató que la garrafa estaba “intacta”.

El 24 de abril, cerca de las tres de la mañana, la línea del 911 recibió un llamado de alerta y tres patrulleros de la comisaría 2da.de Moreno se acercaron al hogar de Aníbal. La casa estaba semidestruida por un incendio. La pesquisa quedó en manos de personal policial y de los Bomberos Voluntarios de Villa Trujuy.

El año pasado el testigo declaró haber recibido amenazas. En octubre se encadenó a las rejas del Palacio de la Gobernación para denunciar que habían baleado su casa. Aníbal dijo que lo habían querido amedrentar por colaborar con la investigación del fiscal Marcelo Tavolaro.

Una de las primeras en advertir que el testigo estaba en peligro fue la mamá de Candela. “Casi todos los delincuentes están libres. Yo le decía a Aníbal: 'Tenés que manejarte con cautela'; acá está la mafia de Morón y de Hurlingham" dijo Carola Labrador a radio La Red. Y recordó que solo hay dos detenidos en la causa por el homicidio de su hija.

Aquel 31 de agosto de 2011, cuando un cartonero encontró el cuerpo de Candela en una bolsa de basura, la trama política y criminal del caso dio un vuelco. Hasta ese momento, la policía de la provincia de Buenos Aires buscaba a la nena como si estuviera extraviada. Regó las calles con su foto, habilitó un 0800 para recibir información, anunció una recompensa para quien pudiera aportar datos. Después de la foto de aquel día –el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, junto a la madre de Candela al momento de encontrar a su hija muerta- la decisión política pareció apuntar al relato rápido para resolver el asesinato. Faltaban pocos meses para las elecciones. El rol del testigo de identidad reservada fue central para el caso.

Aníbal tenía una carnicería en Hurlingham. Fabián Gómez, pirata del asfalto y distribuidor de drogas, fue a verlo a su negocio el 28 de agosto, seis días después de la desaparición de Candela. Mientras conversaban, la televisión mostró una foto de Candela. Gómez reaccionó mal.

 --La madre miente. Ella vende drogas y el padre está preso por pirata del asfalto. Se quedaron con un vuelto. Son unos hijos de puta. ¿Sabés cómo va a aparecer la nena? En una bolsa de residuos.

Dos días después Aníbal volvió a encontrarse con Gómez, otra vez desbocado.

- Estoy tranquilo, me saqué un peso de encima.- le dijo.

Aníbal reprodujo estas conversaciones en su declaración testimonial, que también involucró a Leonardo Jara, Fabián Espíndola, Ricardo Alderete, entre otros. Su testimonio sirvió para corroborar una hipótesis, la del fiscal Marcelo Tavolaro: que la muerte de Candela había sido un ajuste de cuentas entre Alfredo Rodríguez, papá de la nena, y Héctor “el Topo” Moreyra, enemigo del padre y presunto autor intelectual del crimen. En el pedido de prisión preventiva para Moreyra el fiscal dice que, el hecho de que hayan baleado la casa del carnicero, es una señal que confirma van por buen camino.

El caso pareció a punto de cerrar con el hallazgo de las muestras de ADN de Candela en una casa de Kiernan 992, en Hurlingham. Su dueña, Gladys Cabrera, quedó detenida, acusada de aportar logística al secuestro. Pero las muestras siempre despertaron sospechas por el modo y el tiempo en que habían sido obtenidas.

Hay quienes desconfían de esta versión para dar por cerrado el caso. Entre ellos el defensor de Cabrera, Marcelo Mazzeo, abogado que también colaboró con la Comisión de Investigación -creada especialmente para este caso por el vicegobernador bonarense Gabriel Mariotto, e integrada por nueve legisladores de la provincia-. “Roberto ´Carnicero´  Aníbal es un testigo trucho.- dijo Mazzeo ayer a Infojus-. Está puesto y pagado por la policía para cerrar el caso Candela. El gobernador necesitaba resolverlo rápido y mostrar una Policía Bonaerense eficaz. Por eso, dos días después de la aparición del cuerpo de la nena, se desvió la investigación hacia una banda de delincuentes de poca monta. Para evitar la pista del narcotráfico que mostraba las conexiones políticas del caso”. 

En su investigación la Comisión encontró que se trató “de un claro Secuestro Extorsivo”, por lo que el caso debería haber pasado a la Justicia Federal. Ni el fiscal Tavolaro, ni el fiscal general de Morón, Nieva Woodgate; ni el juez Alfredo Meade “analizaron siquiera esta situación de derecho, por lo que deberán responder”. El pedido de juicio político todavía está en la cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires.

La interminable serie de irregularidades que encontró la Comisión hizo caer la versión del ajuste de cuentas. El informe final fue contundente: “en el caótico expediente judicial encontramos la prueba de la vergonzosa investigación llevada a cabo por el fiscal y la policía”. Después del informe de la Comisión Bicameral, el relato del carnicero Aníbal fue desestimado. Y la causa donde su testimonio era central, se cayó.

Mazzeo recordó que el pedido de Jury para los fiscales y el juez “entró en Diputados y ahí quedó, dormido. La Comisión fue lapidaria con la responsabilidad del ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, y sus jefes de policía; Hugo Matzkin y Juan Carlos Paggi, que cometieron o avalaron irregularidades, delitos y encubrimientos durante la investigación. Seguir por el camino del juicio político era afectar la carrera política del gobernador Scioli, justamente, lo que se buscaba evitar”.

Roberto Arturo Aníbal tenía 40 años. Su muerte se suma a la cuestionada investigación judicial y despierta nuevas suspicacias. El fiscal que reemplazó a Tavolaro, Mario Ferrario, tiene elementos para seguir la pista narcocriminal. Pero su jefe sigue siendo el fiscal de Morón Nieva Woodgate, ex juez durante la dictadura -que podría enfrentar este año un juicio por lesa humanidad-. Este año también hay elecciones. Las condiciones parecen no ser las mejores para que la verdad sobre el asesinato de Candela salga a la luz.

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