En la primera audiencia del juicio por el crimen de Mónica Bauzá, los testigos complicaron al único acusado. Segovia había dicho que estaba desaparecida, pero la enterró bajo su cama.
En la primera audiencia del juicio oral por el crimen de Mónica Bauzá la situación de su ex marido, Juan Agustín Segovia, señalado hasta ahora como el único homicida, se complicó aún más. La madre de la víctima reveló que mantenían una relación tormentosa y dijo que Mónica “le tenía mucho miedo”. Además, una amiga de Mónica declaró que alertó a la Policía por el llamado de una persona, que le reveló dónde estaba el cuerpo de Mónica. Esto ocurrió antes de la supuesta confesión policial del imputado. Segovia, a su turno, prefirió callar.
En diciembre de 2009, la fiscal Ana Medina ordenó requisar a fondo la casa donde vivían. El hombre se mostró dispuesto a guiar a los bonaerenses hasta la vivienda en el fondo del terreno. En un momento dijo que iba a la habitación de sus hijos, en la casa delantera, y se esfumó. No se supo nada de él hasta que una comisión de la Brigada de Investigaciones Complejas de La Plata lo encontró mendigando en Constitución. Segovia confesó el crimen y el lugar donde había enterrado a su mujer: bajo la cama. Su defensor oficial, Manuel Bouchoux, podría pedir la nulidad de aquella evidencia contra sí mismo, porque la confesión fue ante la policía cuando era testigo del caso. Esto podría afectar su garantía constitucional no declarar contra sí mismo.
Los testigos de ayer –su esposa y otros familiares- dieron algunos indicios que podrían cambiar el curso del juicio, o cuanto menos ampliarlo: dijeron que la relación entre los hijos y la madre no era buena, aunque éstos luego lo negaron. Franco, el actual novio de Mónica, aseguró que entre Segovia y el hijo mayor, policía, habían planificado el crimen. “Hubo un complot para sepultarla viva”, acusó gravemente. Fundó las sospechas de su acusación en la salud de Segovia: desde hace años padece una diabetes y, según el testigo, no podría haber cavado la fosa sin ayuda. Ya lo había dicho Pedro, padre de la víctima, ante las cámaras de televisión. “Creo totalmente que actuó como cómplice. Mi ex cuñado es una persona muy enferma, diabética, y no pudo cavar el pozo solo”. Por el momento el fiscal Rubén Sarlo apunta a la autoría exclusiva del marido. El juicio continúa hoy. A lo largo del proceso oral se prevé la asistencia de un centenar de testigos.