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“Mi familia está destrozada”, dice Fernando Carrera al otro lado del teléfono. Su voz suena ansiosa: las palabras se atropellan como en 2005, cuando habló con la prensa por primera vez. Aquella vuelta llevaba varios meses preso. Se lo acusaba de dos robos y tres asesinatos. Los ocho disparos que había recibido todavía le impedían moverse bien. Ahora, Carrera habla desde un lugar no identificado. Luego de ser condenado, de salir libre por una resolución de la Corte Suprema, y tras sufrir un atentado, él y su familia decidieron salir de la exposición pública.

“Mi esposa, que fue siempre el sostén de todo esto, está destruída. Mi hija más grande nos está sosteniendo”, dice Fernando. Acepta hablar con los periodistas de Infojus Noticias por una confianza forjada a través de los años. “Vuelve a ser una injusticia. Bajaron la condena quince años como quien baja el precio en un supermercado. Me están acusando de un robo que no cometí y están haciendo cualquier cosa para adjudicármelo. Los damnificados de los robos no me reconocen. La policía les mostró mi registro y les dijo: acuérdense de esta cara”.

En una primera instancia, el Tribunal Oral Criminal N° 14, en un debate lleno de incongruencias –las víctimas del robo no lo reconocieron, nadie lo vio disparar y las pericias indicaron que todos los balazos eran de afuera hacia adentro- lo había condenado a 30 años. En 2010, la Sala III de la Cámara de Casación Penal ratificó en todos sus términos la sentencia. Pero el año pasado, la Corte Suprema de Justicia de la Nación la consideró “arbitraria”, excarceló al condenado y le ordenó a Casación que fallara de nuevo. Ayer, Casación volvió a condenarlo.

Un hombre “parecido”

En el fallo de ayer, la Cámara de Casación Penal lo condenó a quince años por robo agravado y tres homicidios culposos. La defensa sostuvo siempre –y sigue haciéndolo- que no fue el autor de ningún robo. Los jueces de la Casación, en cambio, concluyeron “que los elementos de cargo analizados acreditan el reconocimiento por parte de los damnificados de Fernando Ariel Carrera como uno de los autores del robo con armas de fuego”.

Juan Alcides Ignes, uno de los damnificados por el robo, en el reconocimiento fotográfico del 1 de enero de 2005 -no pudo hacerse rueda de reconocimiento porque Carrera tenía la cara herida por las balas- no lo reconoció. “Yo vi al que me apuntó con el arma, efectuó el disparo y me sustrajo el dinero”, se excusó el testigo refiriéndose a quien nunca fue capturado. Dos años y tres meses más tarde, en el juicio oral, a Carrera ni siquiera pudo describirlo. Los camaristas lo explican alegando que el forcejeo “hizo necesario que centre su atención” en el hombre que le apuntaba y no en Carrera.

La otra víctima del robo, Héctor Osvaldo Vaira, en el reconocimiento fotográfico dijo que Carrera era “parecido al flaco que estaba arriba del auto”, aunque aclaró que en la foto tenía el pelo “un poco más prolijo”. Un año y dos meses más tarde, se sometió a Vaira a una rueda de reconocimiento de personas, en las que estaba Carrera y otros tres detenidos. Víctimas y abogados defensores se mostraron de acuerdo con las personas seleccionadas. Como se aprecia en el documento que acompaña esta nota, Vaira fue terminante: no reconoció a Carrera, y afirmó que no tenía “nada más que agregar”.

Los jueces de la Casación, aunque dicen que “el reconocimiento fotográfico es un medio de individualización subsidiario del reconocimiento personal”, dicen que el que no hayan señalado a Carrera “revela la inevitable incidencia del tiempo transcurrido en la memoria de Héctor Osvaldo Vaira”.

En suma: el único elemento de identificación es el reconocimiento en fotos como un hombre “parecido” al que manejaba el auto en el que huyeron sus asaltantes, contrariado en la rueda de reconocimiento. Sin la autoría del robo, sólo podrían imputársele a Carrera los tres homicidios culposos –involuntarios- mientras huida de hombres de civil que lo perseguían a los tiros.

“Ahora me absuelven de haber disparado contra la policía, por el beneficio de la duda. pero que pasa con los 18 tiros que me dispararon. A quien le dispararon si no hubo un tiroteo. A mi me dieron ocho tiros. No me morí de casualidad”, le dijo Carrera a Infojus Noticias.

Lo que viene

Luis Ríos fue entrevistado por las cámaras de televisión y su testimonio salió al aire en un programa periodístico. Nunca fue citado a declarar, pero el documental The Raty Horror Show recuperó ese relato, que sustentaba la versión del acusado. Al día siguiente del estreno del film, Ríos fue amenazado. A pesar de que Federico Ravina y Rocío Rodríguez, los abogados del caso, pidieron que el testimonio se incorporara, su nombre no aparece ninguna vez en las más de 200 fojas del fallo de ayer firmado por rubricado por Mariano Borinsky, Liliana Catucci y Ana María Figueroa.

¿Cómo sigue el caso? Si el recurso de casación presentado por la defensa de Carrera no prospera, Fernando podría volver a la cárcel hasta que el caso llegue –vía un recurso de queja- a la Corte Suprema de Justicia.

“Si la semana que viene el recurso es denegado, tengo que ir preso. No hay mucha salida para eso. Me faltan cumplir dos años y ocho meses. Me pongo a derecho. Nunca quise escaparme de la policía ni de la justicia”, dijo Carrera.

Lo dice y su voz suena metálica, lejana. Como en aquellos años de encierro.