Luis Alberto Arroyo Zapatero es español y preside la Société lnternationale de Defénse Sociale. “Los ex condenados a muerte de Estados Unidos que se han salvado dicen que allí la diferencia entre la inocencia y la culpabilidad es tener un buen abogado”, explicó.
El español Luis Alberto Arroyo Zapatero es presidente de la Société lnternationale de Defénse Sociale (SIDS), que se ocupa de temas como “la globalización del crimen y la armonización internacional del derecho penal”. Fue galardonado como doctor honoris causa en universidades de México, Brasil y Argentina y es director del Instituto de Derecho Penal Europeo e Internacional.
Las publicaciones académicas de Zapatero están centradas en cuatro campos: la protección penal del ser humano en el trabajo, el derecho penal económico, el derecho penal europeo y las relaciones entre el derecho penal y la constitución. Además una de las características de sus trabajos es el estudio comparado de los países europeos y latinoamericanos, por lo que fue invitado al Congreso Federal sobre Reformas legislativas que se realizó en Mar del Plata. Allí, habló con Infojus Noticias sobre la experiencia de incorporar los derechos humanos a la “cultura mundial de la venganza punitiva”.
-¿El sistema acusatorio es la solución para una Justicia más cercana a las necesidades del siglo XXI?
-Lo que está claro es que el sistema tradicional es malísimo por ser inquisitivo y escrito. Es tan malo, que cualquier cosa lo mejora, pero mejorar y hacer un buen sistema se requiere un número de fiscales que no existen, ya que habría multiplicarlos por tres o por cuatro. Además es un cambio de cultura completo, ya que hay que pensar en que amparar mejor a aquellos que no tienen medios para defenderse de una acusación fiscal potente, por eso es muy importante el desarrollo de la defensoría pública fuerte, sobre todo para la defensa de los sectores que no tienen los medios para contratar un abogado con un equipo de investigación. Los ex condenados a muerte de Estados Unidos que se han salvado, dicen que allí la diferencia entre la inocencia y la culpabilidad es tener un buen abogado capaz de enfrentarse a fiscales que además se presentan a las elecciones, por lo que en algunos casos les gusta hacer de las condenas su campaña electoral. Es una materia muy compleja, pero también debemos pensar en la supresión de tanta escritura y la aplicación de otro sistema, porque hay que tener mucha memoria en el disco duro para grabar todo lo que pasa en los juicios. Lo oral agiliza, e incluso hay países con sistemas inquisitivos que tienen mucha oralidad.
-¿Qué piensa de que las reformas legislativas en Argentina sean discutidas incluso por aquellos que no se dedican de forma directa al derecho?
-Me parece lo más democrático en una situación que tiene que integrar puntos que involucran a todos Por ejemplo en este un encuentro hay una amplia cantidad de instituciones y de personas con orientaciones de diversa clase, incluso extranjeros invitados por su conocimiento y por la afición y el cariño a este país.
-¿Cómo se dieron los últimos procesos de cambio en España?
-Durante esta legislatura y actual presidencia se caracterizan por ser secretos hasta el momento de elevar el anteproyecto de ley a los órganos para emitir opinión, como lo es el consejo de la magistratura. Antes siempre había una comisión de congresos pero ahora ni siquiera sabemos quiénes han sido los redactores, o sea que eso depende de los momentos políticos de cada país, en los que se notan momentos más dignos de participación democrática que otros. Creo que los gobiernos deben ser abiertos en todo momento.
¿Cómo hacer que una sociedad con cultura inquisitiva se adapte a los cambios?
-Las sociedades están muy mal educadas porque cuando hayan un sospechoso ya lo consideran culpable salvo que se trate de su hijo. El elevado número de gente condenada por delitos de droga demostró a la sociedad que cualquiera puede ser un delincuente y que a todo el mundo le viene bien tener derechos, pero la reacción normal es protestar contra la impunidad, y la única salida es que los gobernantes hagan las cosas bien y dignamente. Si no hay un elemento que nos lleve a pensar que los procesados se van a fugar los dejamos en su casa y cuando llegue el juicio los llamamos. Ese privilegio solo se les debe dar a los que se garantice que van a estar. El asunto es más complejo, pero quiere decir que frente a la sociedad vengativa lo único que nos queda es que los jueces y los legisladores intentemos operar lo mejor posible.
¿El valor simbólico del encierro es suficiente para reparar los daños?
-En un sistema que funciona conjuntamente, se hace un Código Penal, se quitan figuras delictivas que siempre han sido menores o que eran importantes y se establecen con claridad las nuevas liberando del código todas las presiones mediáticas. En Argentina todos conocemos el fenómeno Blumberg, que convirtió al Código Penal en un espantajo, porque la forma de lucha contra un secuestro que tanto hace sufrir a las familias tiene que ser desarrollar a una buena policía científica, no una venganza colectiva. Una vez que se tiene claridad sobre cómo debe ser el código y las penas, una vez que se tiene un código penal que solo lleguen personas que fueron culpables a la cárcel, deberemos meterle mano a las cárceles porque tienen varios problemas. La prisión no tiene que ser otra cosa más que privación de la libertad: no debe que ser un sufrimiento añadido, miserable y humillante, que forme personas peores de las que entraron.