Lee Sung Yop, dueño de la producción textil del taller de Páez y Terrada en el que murieron dos nenes en abril de 2015, deberá presentarse a declarar el 17 de diciembre en calidad de imputado en la causa que investiga el posible delito de trata de personas con fines de explotación laboral.
El empresario de nacionalidad coreana, Lee Sung Yop, fue citado a indagatoria por el incendio del taller textil clandestino en el que, el 27 de abril de 2015, murieron Rodrigo Menchaca, de 10 años, y Adair Rolando Mur Menchaca, de 5. La decisión del juez federal Rodolfo Canicoba Corral se basó en la suma de pruebas que se fueron acumulando en el expediente que investiga el posible delito de trata de personas con fines de explotación laboral. “Luego de medio año de trabajo, las testimoniales incorporadas en el expediente son muy claras respecto de la situación de explotación que se vivía en el taller de la calle Páez 2796”, expresó Nahuel Berguier, abogado que representa a la familia de los nenes, a Infojus Noticias.
Con esta resolución del juez, Lee Sung Yop deberá presentarse a declarar el 17 de diciembre a las 10 de la mañana. “La indagatoria será un momento fundamental porque además allí podremos saber si este 'mediano empresario' trabajaba proveyendo a empresas más importantes del rubro; tal como ocurre generalmente en el proceso de tercerización en esta industria”, dijo Berguier quien, además, hizo hincapié en que desde su punto de vista el delito de trata existe y que, según los propios lineamientos de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), “no hace falta que los tuvieran encadenados o encerrados a punta de pistola para que haya delito”.
“Los trabajadores cumplían tareas de ocho de la mañana hasta las diez de la noche. No tenían salario sino que se les pagaba por prenda una suma ínfima. A los trabajadores se les descontaba de ese pago el alquiler del lugar, la plata para la comida e incluso debían pagar por las máquinas de trabajo, con la promesa de que algún día serían de ellos. Vivían hacinados sin luz artificial ni ventilación y durmiendo en el sótano”, concluyó el abogado.
Una familia migrante y vulnerable
Los Mur Menchaca llegaron a la Argentina en busca de progreso. Abandonaron Bolivia en tandas. El primero en llegar fue Roberto Menchaca –tío de los nenes fallecidos–. Las cosas no fueron bien. Vivió en tiempo en situación de calle. La Plaza de los Periodistas, en Nazca al 900, Flores, era el lugar que tenía para dormir. Ahí lo encontró el empresario Lee Sung Yop y le ofreció trabajar en uno de sus talleres textiles. Roberto aceptó. El primer lugar de trabajo fue un taller de tejido sobre avenida Gaona. Tiempo después llegaron a la Argentina y a ese mismo taller sus hermanos: Victoriano y Corina.
Corina, por entonces, era madre soltera, desde 2004, de un nene: Rodrigo. En Bolivia no tenía un ingreso económico estable, entonces decidió buscar junto a Roberto la posibilidad de mejorar económicamente en Buenos Aires. Su hermana Amparo y la pareja Julián Rojas se quedaron al cuidado del niño. En 2007, Amparo y Julián con el pequeño Rodrigo, se sumaron al resto de la familia al servicio de Lee Sung Yop.
El último en llegar fue Esteban Mur. En 2009, decidió migrar a Buenos Aires en busca del mismo afán que los Menchaca: el progreso. Se encontró con su hermana Edit en Villazón. Ella y su marido –otro hermano de los Menchaca– le dieron el teléfono de Roberto como para que se contactara para pedirle ayuda en la llegada. Eso hizo desde la terminal de Liniers. Entonces se sumó al grupo que ya vivía y trabajaba en la casona de Paéz y Terada. Esteban y Corina se pusieron en pareja y de ese amor nació Adair Rolando. Para cuando las llamas se llevaron la vida de Rodrigo y Adair Rolando, en el taller ya no trabajaba Roberto quien se había vuelto a Bolivia por la enfermedad de su padre y cansado por los malos tratos de Lee Sung Yop.
El incendio
La mañana del lunes 27 de abril el taller de Páez estaba sin Luz. El corte llevaba varios días, por eso toda la familia se habían ido a pasar el fin de semana al inquilinato de Villa Celina donde aún viven Esteban y Corina. Temprano en la mañana, Esteban se despertó y preguntó Corina por los chicos. Ella le contó que se habían ido al taller con Amparo y Julian, mientras Victoriano iba a Edesur a reclamar por el corte de energía. Ese día no había clases, por eso los nenes se acostaron junto a su tía en uno de los colchones que ocupaba el sótano del taller. Una vela tomó el colchón y así se desató la tragedia. Amparo logró salir pero no pudo rescatar a los chicos que murieron asfixiados.
“Ayusí”
Los trabajadores del taller de Páez repiten una palabra cada vez que hablan de Lee Sung Yop: Ayusí. Así se hacía llamar. En su idioma quiere decir "señor" y se escribe "ahjussi". Pero poco saben sus empleados de coreano. Lo cierto es que, en todas las declaraciones, Ayusí aparece como el dueño de los medios de producción y de la materia prima con la que funcionaba el taller de Páez. También, como el único dueño de las prendas finales. Lee Sung Yop era quien figuraba como inquilino en la propiedad incendiada. El mismo que reclutaba en la Plaza de los Periodistasy el que –según los testimonios– amenazaba a los Menchaca para que no salieran porque podían ser “deportados”.
Las voces de las víctimas como prueba
El camino que surcó la querella para alcanzar este punto clave en la causa comenzó meses atrás cuando las actuaciones pasaron de la Justicia Nacional a la Federal. El expediente caratulado como incendio seguido de muerte se subsumía así al que buscaba determinar si lo ocurrido aquella mañana de abril en la calle Páez estaba relacionado con las formas de explotación que se daban en el taller clandestino.
El 5 de junio Esteban Mur se presentó por primera vez ante el juez Canicoba Corral para contar los detalles de su vida y la de su familia antes de la muerte de los nenes. La testimonial se extendió dos encuentros más: el 11 y el 16 de junio. El 2 y el 7 de septiembre, Victoriano Menchaca hizo lo propio ante el juez. El 12 de junio, Amparo Menchaca se entrevistó con el Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata, para brindar todos los detalles de cómo vivían y cuál era la relación entre su familia y “Ayusí”.
La última en declarar fue Corina. El viernes 19 brindó su testimonió mediante cámara Gesell. El trauma por la pérdida de sus hijos fue el motivo por el cual su abogado pidió a la Justicia que la declaración se hiciera bajo este formato.
Sobre esta base probatoria, sumado a los peritajes que constan en el expediente, el juez decidió formalizar la acusación sobre Lee Sung Yop quien deberá presentarse en calidad de imputado el 17 de diciembre próximo.
JC/PW