"“En Buenos Aires es imposible acceder a una habilitación" dicen los organizadores. El Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA) impulsa una nueva ley, más inclusiva. Necesita reunir 4 mil firmas para que la Legislatura la trate.
Un evento de Facebook en el que se dice el qué pero no el dónde, un timbre sin cartel, una lista para dejar entrar. Son las coordenadas semisecretas para asistir a la tertulia de una banda de chicas guitarristas, una muestra de dibujos, una lectura de poemas, una película independiente, un taller de encuadernación. La ciudad de Buenos Aires ofrece diversas opciones como éstas: citas a las que se llega como si se tratara de actividades clandestinas. Estas costumbres arraigaron, en gran medida, por el temor a las clausuras y multas de los gestores de espacios culturales de la Ciudad. Un temor que tiene un correlato concreto ya que las inspecciones son frecuentes y los cierres de locales también.
El marco normativo actual de la ciudad no ofrece soluciones a medida. Ahora un grupo de diecinueve centros culturales elaboró un proyecto de ley y busca presentarlo, a modo de iniciativa popular, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Para que los legisladores traten la propuesta, necesita juntar cuatro mil firmas.
“En Buenos Aires hoy es imposible acceder a una habilitación, porque no existe una ley para los centros culturales. Las normas actuales son complejas. Están pensadas para emprendimientos comerciales o industriales y, además, no incluyen a los barrios o zonas residenciales” explica Claudio Gorenman, uno de los promotores del Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos (MECA), desde el Centro Cultural Matienzo.
Los impulsores de una Ley de Centros Culturales proponen mecanismos para que los espacios que organizan actividades -talleres, recitales, charlas, exposiciones, teatro, muestras de danza- puedan regularizar su situación a partir de requisitos proporcionales al tamaño del emprendimiento, y a si tiene o no fines comerciales. El régimen vigente implica las mismas condiciones administrativas para todos los espacios culturales, así se trate de un artista que da un taller de pintura en su casa como de un centro cultural que funciona igual a una empresa. Por eso, a muchos espacios autogestionados les resulta económicamente imposible completar los procedimientos de una habilitación, en especial en lo que atañe al costo de los trámites y de los informes técnicos. “Después de muchísimo trabajo con los espacios culturales, y de conocer en detalle la realidad, pudimos armar una propuesta que entendemos abarca todas las modalidades de gestión. Desde las más informales a las de mayor envergadura”, cuenta Gorenman.
El proyecto de MECA propone cuatro una clasificación en cuatro tipos de emprendimientos: centro cultural, club de cultura, casa de artistas y centro barrial, social y cultural. En el caso de los centros y clubes distingue entre comerciales y sin fines de lucro, y/o cooperativas. El proyecto propone que las casas de artistas y los centros barriales no requieran habilitación para funcionar, sólo se les pediría la inscripción en un registro y cumplir con normas de seguridad e higiene. Estos espacios podrían tener un máximo de cincuenta asistentes simultáneos a sus actividades.
Una de las deficiencias del esquema actual de habilitaciones es que las espacios se dividen por rubros artísticos: teatros, clubes de música, peñas y milongas. Los multiespacios, los lugares multisciplinarios o experimentales no entran en ninguna norma. Este vacío legal “repercute de manera directa en estos emprendimientos, ya que se encuentran sin una regulación adecuada y se ven imposibilitados de acceder a un régimen habilitatorio que garantice la calidad en materia de seguridad para los establecimientos”, sostiene el proyecto en sus fundamentos. El vacío normativo hace que los espacios autogestionados busquen habilitaciones en otros rubros y no por sus actividades reales.
Después del incendio de la discoteca Cromañón - en diciembre de 2004 provocó la muerte a 194 personas- la cuestión de la seguridad de los espacios culturales y de entretenimiento cobró resonancia. Los controles se hicieron más rigurosos. Pero sin un marco que les permita regularizarse, muchas iniciativas no encuentran cómo realizar su actividad de manera legal. “Dar visibilidad a los espacios es cuidar la seguridad. Nos hacemos responsables de lo que pasó en Cromañon”, afirma Gorenman. Y continúa “la mejor manera de honrar a los que fallecieron es hacer más cultura y leyes inteligentes que se adapten”.
Uno de los cambios importantes que propone la Ley MECA es que los centros culturales puedan ser habilitados en las zonas residenciales -ahora sólo está permitido montar teatros independientes o peñas y milongas- para promover la descentralización del acceso a la cultura y a las actividades comunitarias.
En los fundamentos del proyecto, el movimiento recuerda que la cultura es una actividad protegida por la Constitución de la Ciudad. Sin embargo, Gorenman señala que “el Gobierno de la Ciudad tiene una política cultural orientada hacia los centros masivos y el mainstream. La política cultural independiente no está en el radar de la gestión. La cultura necesita protección, no es lo mismo clausurar un boliche que un centro cultural, pero ahora caen todos en la misma volteada".
Las personas interesadas en acompañar esta iniciativa pueden leerla completa y encontrar también los centros culturales a los que acercarse para firmar la presentación:
http://leymeca.com.ar/