Lo dijo Rubén López, su hijo, quien lamentó la desidia en la investigación sobre la causa des su padre, secuestrado el 18 de septiembre de 2006, tras testificar contra el represor Miguel Etchecolatz. A su vez, el secretario de Derechos Humanos de Buenos Aires, Guido Carlotto, dijo que "Su búsqueda es una bandera de todo el campo popular".
Rubén López, el hijo de Jorge Julio López, el hombre que fue dos veces desparecido, habló hoy con los medios, al cumplirse ocho años de la última vez que se lo vio con vida, un día antes de la sentencia del juicio al ex director de investigaciones de la policía bonaerense, Miguel Osvaldo Etchecolatz. López era testigo y querellante en ese juicio, el primero que comenzó tras la anulación de las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En ocho años de investigación, la causa López no tiene ningún imputado, ningún procesado y ningún detenido. Cuarenta años antes, el 27 de octubre de 1976, ya había sido detenido-desaparecido cuando una patota se lo llevó de su casa en el barrio de Los Hornos, La Plata.
“No hay pistas, no hay avances, no hay ideas” dijo Rubén López sobre la causa que investiga la desaparición de su padre. Respecto de lo actuado en sede judicial, lamentó el fallecimiento del juez Manuel Blanco, lo que retrasa aún más la investigación. “La Justicia tiene que dar respuestas, y no el poder político. El día que la justicia diga que no sabe cómo seguir, hablaremos con el poder político”, agregó.
Por su parte, el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Guido Carlotto, aseguró que la desaparición de Jorge Julio López "representa una vulneración del Estado de derecho y una mancha indeleble en la democracia que recobramos en 1983".
"El desasosiego que genera la desaparición de Julio López se regenera en un compromiso que asumimos desde dos posiciones: institucionalmente y, sobre todo, como militantes", dijo.
El funcionario provincial calificó la desaparición de López como "una mancha en esta democracia que desde el 25 de mayo de 2003 fortalecemos desde la ampliación de ciudadanía, desde la reparación y la consagración de nuevos derechos".
"Su búsqueda es una bandera de todo el campo popular, y un compromiso irrenunciable para los que tenemos responsabilidad institucional; bandera que no pensamos eludir porque no hay límites ni especulaciones cuando se trata de los derechos humanos", finalizó en Carlotto en un comunicado.