Infojus Noticias

“Nosotras hemos participado de un juicio donde éramos quince travestis contra un señor, ¿quién ganó? El señor”. La que habla es Lohana Berkins, la flamante directora de la Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual. El auditorio estalla en carcajadas. No porque sea festejable la anécdota, sino porque la traviste y resuelve con ese ademán de fórmula de comedia: tragedia más tiempo. “Nosotros éramos quince testigos de cómo le habían pegado a una chica y la habían subido a un patrullero. Pero con ese solo señor por la presunción de su heterosexualidad, la jueza no tuvo ningún reparo a la hora de dictar sentencia. Es decir que nuestros testimonios carecían de validez, estaban viciados de prejuicios”, dice Lohana.

La necesidad de crear la Oficina surgió de una encuesta realizada por el Observatorio de Género de la Justicia de la Ciudad. Su directora, Diana Maffia, explica algunos de los resultados: “6 de cada 10 personas encuestadas acuerdan con la frase: los magistrados y las magistradas están influenciadas por los estereotipos presentes en la Argentina”. Los grupos que sufren especial desventaja en el acceso a la Justicia son los compuestos por personas homosexuales y transgénero. La encuesta puso en evidencia que la Justicia debe tener un rol en la erradicación de desigualdades. Y que la afirmación “en nuestra sociedad hay igualdad entre las personas heterosexuales y homosexuales” despertó el rechazo de los encuestados.

Con los resultados de la medición, el mismo presidente del Consejo de la Magistratura de la Ciudad, Juan Manuel Olmos, propuso generar un espacio específico y que estuviera a cargo de Lohana Berkins. Militante travesti con historia, fue protagonista de las luchas por la eliminación del artículo 71 del Código de Convivencia Urbana y los viejos edictos policiales. Creó la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (Alitt), la cooperativa textil Nadia Echazú, promovió la sanción de ley 3.062 de respeto a la identidad adoptada por travestis y transexuales, que la Legislatura porteña votó en 2009.

“Para nosotras y nosotros es muy importante esta oficina. No solo para quienes están dentro de la Justicia sino para quienes demandamos el acceso a la Justicia”, dice, “y hablo en plural porque este no es el logro de una persona sino de toda una comunidad”.

El encuentro entre el Poder Judicial y la diferencia sexual produce cortocircuitos que esta Oficina tiene el desafío de resolver. Según la investigación del Observatorio, hay falta de confianza en el sistema de justicia, no se sabe qué derechos se tienen y ni dónde reclamar si se vulneran. Además, se percibe el sistema jurídico como hostil.

¿Cómo se forma una víctima? “Nosotras la sensación que siempre tenemos frente a la Justicia es que somos víctimas no de segunda, sino de cuarta categoría. Y así es como la Justicia ha operado sobre nosotras y sobre nuestros cuerpos”. Desde la heteronormatividad como parámetro, la institución que libera o condena –y los medios de comunicación– presenta víctimas construidas con un sesgo moral: “madre”, “padre”, “buena hija”, “trabajador”. “En esa caracterización no entramos porque nuestra condición de travestis nos convierte automáticamente en culpables de algo. Una de las debilidades que tiene la Justicia es cómo construye a los actores y basada en qué”. Amiga de Carlos Jáuregui, Lohana quiso ser maestra pero eligió la docencia por otros medios. Conocedora como pocas de las teorías queer, opera e interviene políticamente provocando corrimientos de sentido, como cuando se sumó a la Campaña por la Despenalización del Aborto y llegó a una manifestación con una remera que decía “soy travesti quiero abortar”.

La Oficina de Identidad de Género y Orientación Sexual funcionará en la calle Tacuarí 124, de la Ciudad de Buenos Aires.