La justicia todavía no recibió las pericias por el incendio en el que murieron dos niños. Se sospecha de un incendio intencional. En el barrio se habla de una venganza narco. "Todo es parte de un proceso de expulsión", dicen desde la Comisión Nacional de Tierras. El conventillo iba a ser desalojado en dos meses.
La calma es tensa como la que antecede a las tormentas. En la cuadra de la calle Melo en el barrio de La Boca, donde el domingo se incendiaron dos conventillos y murieron dos hermanitos de nueve y once años, la gente que vivía en el lugar acampa en la calle. Esperan una respuesta, que aún no llega, del gobierno porteño. Tienen bronca y miedo. Por las noches se escuchan gritos. Hablan de códigos y de mantener silencio. El fantasma del narcotráfico, los ajustes de cuentas, los grandes negocios inmobiliarios y los desalojos son parte de un rompecabezas complejo que contrasta con el mundo turístico de Caminito, el paseo que revaloriza la zona, que está a diez cuadras de ahí y a metros de donde ayer hubo otro incendio.
“Estamos en las primeras etapas de la investigación, esperando las pericias de los bomberos. Hasta que no las tengamos, no podemos arriesgar ninguna hipótesis”, dijo a Infojus Noticias el fiscal Juan Andrés Necol, que entiende en la causa del incendio. Aunque no se sabe cuándo estarán listas, se esperan que puedan ser entregadas sobre el final de esta semana. El expediente caratulado como “incendio” está en la comisaria y de momento no interviene ningún juzgado. Eso podría cambiar en las próximas horas, cuando las pericias arrojen luz sobre lo que sucedió. “En la investigación no se descarta nada. Ya mandamos a desgrabar las cámaras de la calle. Hay muchos indicios que hablan de intencionalidad”, dijo Necol.
Eso es lo que creen muchos vecinos, algunos de los que vivían en los conventillos y que perdieron todo. Testigos de lo que sucedió en la mañana del domingo aseguran que minutos antes de que el lugar empezara a arder hubo un tiroteo, una rociada del lugar con combustible y una bomba molotov que estalló. Son ellos también quienes arriesgan que la tragedia empezó con una pelea entre bandas narco.
El conventillo incendiado iba a ser desalojado en dos meses. Algo que se repite en decenas de las viviendas multifamiliares del barrio. “Lo que se está produciendo es un proceso de expulsión de los habitantes”, dijo a Infojus Noticias Ricardo Sasson, de la Comisión Nacional de Tierras. “La precariedad es una vía de expulsión. Cualquier cosa produce un incendio y decenas de familias quedan en la calle. Lo mismo si hay una pelea entre bandas, eso también es precarización. Gente humilde a la que el Estado los abandonó. No tienen opción”, dijo Sasson en referencia al accionar del gobierno porteño.
“Esperemos que la justicia actúe y que lleve paz social al lugar, porque hay mucha tensión”, dijo a Infojus Noticias, Maximiliano Nenna, comunero de la comuna 2 de la ciudad de Buenos Aires. “La gente está en un completo estado de emergencia, perdieron todo. El dolor por la muerte de los nenes está muy a flor de piel”, dijo Nenna, que desde la mañana del domingo acompaña a las once familias que quedaron en la calle.
Héctor y Víctor, los hermanitos fallecidos, fueron velados en la juegoteca de los bomberos voluntarios de Vuelta de Rocha, donde iban cuando no estaban en el colegio o al cuidado de sus hermanas mellizas, Claudia y Viviana, de quince. A la 13 se realizó el entierro en el cementerio de Chacarita. El barrio acompañó la despedida.
Desalojo
“Así van dejando el camino libre a los emprendedores inmobiliarios para que construyan para sectores de altos ingresos", agrega Sasson."No hacen viviendas sociales. Y así, ante la falta de un Estado que provea soluciones se van viendo expulsados. Desde el gobierno de la ciudad dejan que el mercado ordene. Ahí están actuando parece que por omisión, pero es por acción. La desactivación del Instituto de la Vivienda, a la que le quitaron el presupuesto, es una demostración de cuáles son las prioridades del gobierno porteño”.
En la zona de La Boca hay casi veinte espacios con orden de desalojo. El viernes 4 de octubre se definió en el Juzgado Nacional N°1, a cargo de Gustavo Caramelo, un nuevo plazo para que el Gobierno de la Ciudad brinde una solución a las 16 familias que viven en uno de esos conventillos. La propiedad ubicada en la calle Ministro Brin fue comprada en un remate y las familias que la habitan pidieron ayuda a la Comisión Nacional de Tierras, ya que no tienen recursos para sustentar su vivienda en otro terreno.
El 18 de septiembre los vecinos de 17 conventillos en una situación similar a la de Ministro Brin organizaron el festival “No a los desalojos”, para reclamar por el patrimonio del barrio y el derecho a la vivienda. “Hay un proceso sistemático en el cual personas compran terrenos baratos y luego presentan órdenes para exigir su propiedad, sin tener en cuenta aquellos que vivimos en esos conventillos hace más de treinta años”, dijo Antonio Yagaimini, habitante de uno de los terrenos que planean desalojarse.
Proyecto inmobiliario
En el imaginario popular, el barrio de La Boca es uno de los lugares más representativos de la ciudad de Buenos Aires. Es el área donde se emplaza la “bombonera” y el mítico Caminito. A orillas del Río de la Plata desde unos años también se convirtió en un reducto cultural. La Usina del Arte y la Fundación Proa son dos de sus máximos estandartes en ese sentido. Muy cerca de Caminito se empiezan a ver construcciones modernas, lujosas y confortables que contrastan con el ambiente del lugar, los conventillos y la vida precarizada.
“El boom de la zona empezó en 1996, 1997 cuando La Boca dejó de inundarse. Ahí comenzó la presión inmobiliaria por su ubicación privilegiada: a un paso del centro y muy cerca de la provincia. Tiene historia y tiene cultura”, dijo Nenna. “La tierra tiene un valor financiero en la ciudad de Buenos Aires. Hay una política económica y no social. Lo que logran es la expulsión de los vecinos del barrio: acá por una habitación se paga entre 2500 y 3000 pesos. Los niveles de precarización son muy altos”, agrega.
El metro cuadrado de las nuevas construcciones cotizan alto y prometen mucho: pisos de porcelanato, piletas, salones de usos múltiples y terrazas idílicas son parte de una propuesta irresistible. Para los que pueden.