Quedó tirado en el piso del juzgado y se lo llevaron con un pico de presión de 23. El ex comisario, Miguel Osvaldo Etchecolatz, primer condenado por genocidio, es uno de los pocos represores que acude a cada jornada del juicio. Incluso toma apuntes en una libreta.
“Escucho un ruido fuerte, levanto la vista y veo a Etchecolatz pálido, tirado en el piso. No se movía, se había caído redondo”, relató a esta agencia la periodista Virginia Ilariucci. Hacía cinco minutos que la sobreviviente María Elvira Luis relataba las circunstancias de su cautiverio, cuando en la sala de la ex Amia -donde se están enjuiciando los crímenes de La Cacha-, se oyó un ruido seco. Todos miraron al corralito donde siguen el debate los imputados: Miguel Osvaldo Etchecolatz se había desplomado de su silla. Pasaron unos segundos en los que nadie, ni los jueces del Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata, ni los abogados de parte, ni los penitenciarios que lo vigilan, reaccionaron. Hasta que un guardia lo trató de reanimar, aunque no tuvo respuesta. Al final llegó el médico del tribunal, ordenaron retirar a la testigo, y vaciar la sala para pasar a un cuarto intermedio.
La ambulancia se lo llevó quince minutos más tarde. Fuentes del Tribunal confirmaron a Infojus Noticias que fue trasladado al Hospital San Martín, donde quedó internado con una crisis hipertensiva de 23 de presión sanguínea, aunque ya estaría estabilizado. “Creo que nadie reaccionó porque todos pensamos que era una puesta en escena”, agregó la periodista, que sigue el juicio desde el primer día. “Pero después nos dimos cuenta que estaba muy pálido y no reaccionaba”. Las fuentes del tribunal confiaron a esta agencia que “los jueces están reunidos decidiendo si la audiencia va a continuar”.
Etchecolatz es uno de los pocos represores que asiste a cada jornada del juicio. Incluso toma apuntes en una libretita, que alguna vez fue fotografiada y produjo que fuera deshabilitado un sector del primer piso para los reporteros gráficos. En la audiencia del miércoles pasado, el primer condenado del país por genocidio, no fue: tenía turno para hacerse estudios médicos. A lo largo del juicio, sus abogados –los defensores oficiales Martín Adrogué y Yanina Fanchiotti- dijeron que el ex comisario de la bonaerense tenía presión alta. El ex comisario de la policía bonaerense, que paga prisión perpetua por una condena unificada de juicios en 1986, 2004 –por robo de bebés-, 2006 y 2012.