Hace 32 años, un grupo de tropas de élite de la Armada argentina desembarcó y tomó el contro de las islas Malvinas, que solo duró 74 días. El historiador Federico Lorenz conversó con Infojus Noticias sobre los argumentos de soberanía argentinos e ingleses, la postura de los isleños y el rol de la dictadura en el conflicto.
La soberanía sobre las islas Malvinas es una cuestión compleja con aristas políticas, jurídicas internacionales e históricas. En los últimos años se han dado avances en las instancias internacionales como el Comité de Descolonización de la ONU y la Argentina ha obtenido apoyos de organismos de integración regional latinoamericana, pero las negociaciones continúan trabadas con el Reino Unido a 32 años de la guerra.
Federico Lorenz es historiador por la Universidad de Luján, se doctoró en el Instituto de Altos Estudios Sociales y actualmente es investigador del Conicet. Se especializa en historia reciente y publicó libros sobre el movimiento obrero en los años setenta. Sobre el conflicto con el Reino Unido por las islas Malvinas publicó, entre otros libros, Las guerras por Malvinas (2006), Fantasmas de Malvinas. Un libro de viajes (2008) y Unas islas demasiado famosas. Malvinas, historia y política (2013).
Argumentos argentinos sobre la soberanía en las islas
“Argentina tiene dos grandes argumentos, ambos apoyados por resoluciones de la ONU”, dice Lorenz. “El primero es que la ocupación británica vulnera la integridad territorial argentina, ya que el país heredó las islas de España al independizarse, según el principio de uti possidetis iure. El otro es el que atañe a la situación colonial de Malvinas, es decir que es un conflicto originado en el expansionismo de una potencia colonial como Gran Bretaña”, agrega. Malvinas es, de hecho, uno de los 17 territorios autónomos a ser descolonizados según el Comité Especial de Descolonización de la ONU.
Pero la posición argentina tiene bases concretas además de los argumentos jurídicos: el país, o lo que después sería el país, alega permanencia de autoridades en las islas hasta la expulsión británica de 1833, salvo un breve período que coincide con las guerras de independencia. Respecto de la vida en Malvinas, Lorenz aclara que “el primer asentamiento permanente en Malvinas fue francés, en el siglo XVIII. Por problemas con la corona española, la francesa reconoció la soberanía hispánica y se retiró”. Al mismo tiempo, en 1765, los ingleses fundaban clandestinamente Puerto Egmont, al norte de la isla Gran Malvina, aunque lo abandonarían a los pocos años. Este abandono, según Inglaterra, no implicaba una renuncia a la soberanía. “Argentina dice que hubo una promesa secreta, pero el problema es que justamente no está escrita: según ésta, los ingleses renunciaban a la soberanía si se respetaba su honor al irse”, señala Lorenz.
En 1820 Buenos Aires envió una expedición a tomar posesión en nombre de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La zona tenía una importancia estratégica: era la única forma de cruzar del Océano Atlántico al Pacífico (y lo fue hasta la construcción del Canal de Panamá en 1914). En 1829, el comerciante hamburgués Luis Vernet se convirtió en el primer gobernador de las islas. “Vernet ejerció soberanía concreta y efectiva”, dice Lorenz. “Cobró licencias de pesca y se llevó gauchos a trabajar en el establecimiento de Puerto Luis, al norte de la isla Soledad”, ejemplifica. Fue un conflicto con Estados Unidos en 1831, exagerado por su cónsul en Buenos Aires, lo que llevó, probablemente, según Lorenz, a la usurpación británica de 1833 que hoy continúa. Temiendo la amenaza norteamericana, ellos se adelantaron.
Argumentos ingleses sobre la soberanía de las islas
“Gran Bretaña ha ido cambiando su posición con los años, sobre todo después de la guerra de 1982, cuando comenzaron a apoyarse más en los derechos de los isleños. Su principal argumento es que éstos tienen derecho a la autodeterminación aunque se trate de una población trasplantada, y los isleños han elegido por referéndum ser británicos”, dice Lorenz. El principio de autodeterminación, sin embargo, ha sido usado a lo largo de la historia para expulsar este tipo de poblaciones trasplantadas, como fue el caso de los ingleses en India.
“Otro argumento es que el abandono de las islas en 1776 no significó una renuncia de soberanía, y se basan en la ausencia de prueba escrita de la tal cláusula secreta”, agrega Lorenz. Gran Bretaña también considera que las islas nunca pertenecieron al país, ya que el estado argentino no existía en 1833, último año en que hubo presencia de origen americano en Malvinas.
“La ONU le dio fuerza a los argumentos argentinos hasta 1981, antes de la guerra”, dice Lorenz. Inglaterra considera que la guerra fue un intento de recuperación que salió mal, por lo que Argentina ya no tiene derecho a reclamo. Un miembro del parlamento inglés dijo en sesión, en 2012, “me gustaría recordarle a los argentinos que hubo una guerra. Y me gustaría recordarles también que la perdieron”, dijo en aquella ocasión, una semana antes de que Inglaterra enviara un buque destructor a las islas.
Postura de los isleños
Si bien se trata de una población trasplantada, dice Lorenz, “no puede negarse que ese trasplante data, en algunos casos, de la década de 1840. Eso implica que hay personas en Malvinas que llevan más generaciones ahí que la mayor parte de las familias argentinas en América”. De esta manera, el flujo de la historia se impone sobre el mentado principio de autodeterminación. “Argentina no desconoce esto y por ello dice respetar el interés de los isleños pero no su deseo, ya que éste es ser británicos”, agrega Lorenz.
La guerra de 1982 fue un punto de inflexión en la relación de los isleños con la metrópoli. “En 1983 pasaron a ser ciudadanos británicos con todos los derechos que no tenían hasta entonces, su nivel de vida creció e Inglaterra puso la plata que no había puesto hasta ese momento”, dice Lorenz. Hoy Malvinas tiene una población de 3.000 habitantes y en la Base Aérea de Mount Pleasant, inaugurada en 1985, viven entre 1.000 y 2.000 militares de la Royal Air Force británica.
Papel de la dictadura en el debate
La deuda odiosa es una teoría del derecho internacional usada en todo el mundo que sostiene que la deuda de un gobierno contraída, creada y utilizada contra los intereses de ese país no debe ser pagada. La teoría se usó en Argentina para la deuda contraída por el gobierno militar y por el gobierno menemista. ¿Podría aplicarse un principio análogo a las consecuencias de la guerra y así reclamar las islas?
Lorenz considera que “es un argumento utilizable, aunque débil. Si efectivamente la guerra fue nada más que un intento de la dictadura por recuperar legitimidad, se estaría desconociendo el enorme consenso y apoyo de la población –aunque puede decirse que el apoyo fue a la recuperación de las islas y no necesariamente a la guerra–“. Para ejemplificarlo, dice que “si hablamos de dictadura cívico-militar, la dictadura también fue cívico-militar con Malvinas. ¿Para pensar el terrorismo económico sí, para Malvinas no?”.