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Infojus Noticias

3-9-2015|16:53|DEBATE Nacionales
Etiquetas:
Reflejos de la crisis migratoria

La imagen del nene sirio bajo la mirada de dos fotógrafos

El retrato de Aylan Kurdi, que apareció muerto en la costa de Bodrum, generó un debate ético en torno al fotoperiodismo. “No podía hacer nada por él. Lo único que podía hacer es que su grito fuera escuchado en el mundo”, expresó la fotorreportera Nilüfer Demir. El análisis de dos especialistas.

  • Nilüfer Demir/ agencia Dogan
Por: Infojus Noticias

La foto de Aylan Kurdi, el nene sirio que apareció ahogado en la península de Bodrum –reflejo de la desesperante situación de migrantes y refugiados que atraviesan el Mediterráneo para llegar a Europa–, generó un debate ético en torno a la función y sentido del fotoperiodismo. La fotorreportera turca Nilüfer Demir aseguró: “Apenas vi al niño de tres años, Aylan Kurdu, se me heló la sangre. No podía hacer nada por él. Lo único que podía hacer es que su grito fuera escuchado en el mundo, y lo hice con su fotografía”. Infojus Noticias analiza la imagen en la mirada de dos especialistas.

Se rompió un límite / Carlos Bosch*

Teníamos suficiente dolor al ver las innumerables fotos de náufragos y cadáveres que no mueven un ápice a nuestra sociedad indiferente, insensible e inhumana. Ahora nos muestran esta atrocidad que intenta llevar el límite de lo soportable para que seamos indiferentes al dolor cotidiano. El mecanismo de insensibilización llega a tal punto que un diario puede publicar “Muerte de un ruiseñor” cuando se trata de un niño.

El sistema nos está llevando de a poco a insensibilizarnos. Y esto es otro capítulo de eso. En los años ochenta una niña había caído en un pozo, en Colombia, y no lograban sacarla. Ese pozo se fue llenando de agua y vimos en vivo y en directo, por la televisión a color, cómo esa niña se iba muriendo poco a poco.

Ahora se rompió un límite nuevo y lo vamos escalando.

Hay un problema ético y moral que es fotografiar el cadáver de un niño de esa manera, donde se ve a un niño como si durmiera, como si fuera un muñeco roto en la playa. Detrás de eso, hay una competencia de las agencias fotográficas por buscar mayor cantidad de publicaciones. Allí no está la intención de movilizar para que algo cambie.

La foto que había que hacer, la foto que había que publicar, era la foto que contaba qué ocurría detrás del nene, cuál era el contexto por el cual ese nene terminó allí. Ese contexto tiene a una Europa indiferente, un mundo indiferente, una Europa y un mundo donde nadie se planteó recibir diez mil refugiados.

*Fotógrafo.

Hay que ir al origen del conflicto / Sergio Goya*

Los 71 migrantes afganos y sirios que murieron dentro de un camión frigorífico en Austria no tuvieron nombre ni rostro para el mundo. Tampoco tuvieron identidad los miles de hombres, mujeres y niños que se tragó el Mediterráneo. El niño ahogado y fotografiado en la playa tuvo rostro y nombre. Todos esos muertos escapaban de sus propios países y buscaban refugio en el territorio blindado que se bautizó como la eurozona. Hacia allí fueron, también, los 350 mil migrantes que entraron a Europa durante lo que va de este año. Todos ellos, todos, buscaban una puerta de salida a su realidad.

La foto de Aylan Kurdi, el nene de 3 años que escapaba de Siria, volvió a poner en la tapa de los diarios, en los portales web, en la televisión y en la radio esa realidad que creció en oriente. Una realidad sobre la que occidente pareciera no tener ningún tipo de injerencia.

Pero, ¿cómo comenzó la historia de esta migración masiva, la más grande desde la Segunda Guerra Mundial? Tal vez, esta migración esté originada en intervención en Irak para desbancar al “dictador” de Sadam Hussein, que vivía en un país del que no escapaban sus compatriotas. Tal vez, tenga que ver con la incursión en Afganistán, donde los afganos decidían quedarse a sufrir a sus “dictadores”. O con el asalto a Libia que protagonizó la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para derrocar al “dictador” Muamar Kadafi.

La foto de Aylan debió ser tomada y publicada para poder tener, una vez más, sobre la mesa esta realidad, que está atada a un origen sobre el que muchos prefieren no preguntarse. La foto de Aylan le puso nombre y apellido a ese drama que aparece como lejano y lo convirtió en un drama humano.

*Editor de fotografía de Infojus Noticias.

PW/LL

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