Lo dijo el ministro de Defensa, Agustín Rossi, durante la presentación de nuevos documentos de la dictadura, que se suman a los hallados en octubre del año pasado. Se trata de 7.000 legajos de prisioneros del Penal de las Fuerzas Armadas de Magdalena, pertenecientes en su mayoría a militares, aunque hay unos 350 de civiles.
El ministro de Defensa de la Nación, Agustín Rossi, presentó hoy nuevos documentos de la dictadura, que se suman a los hallados en octubre del año pasado. En una ceremonia en el edificio Libertador, entregó copias de los legajos de prisioneros de Julio César Urien, Mario Guillermo Enrique Galli, Jacobo Timerman y Jorge Alberto Taiana a sus familias. “Toda esta documentación tiene valor histórico, documental y quizás probatorio para la Justicia. Quiero destacar que llegamos a ella por decisión de los jefes de las Fuerzas Armadas”, dijo el ministro.
La nueva documentación fue encontrada en el marco de la resolución 445/13, que instruye a los responsables de las Fuerzas Armadas a “relevar exhaustivamente en todas las dependencias correspondientes a sus organismos sitios en los que pudiere haber documentación histórica o información de interés judicial, incluyendo especialmente aquellos no destinados a su archivo, custodia o almacenamiento”. En octubre del año pasado ya se habían encontrado actas de reuniones de la Junta Militar así como versiones taquigráficas de sesiones del Consejo de Administración Legislativa (CAL), institución que reemplazó al Congreso durante la dictadura.
Esta vez fue el turno de 7.000 legajos de prisioneros del Penal de las Fuerzas Armadas de Magdalena, pertenecientes en su mayoría a militares, aunque hay unos 350 de civiles. Stella Segado, directora de Derechos Humanos del Ministerio, dijo a Infojus Noticias que “puede encontrarse información personal de los prisioneros, autorizaciones de visitas y algunas cartas de familiares. Hay legajos desde la década del ’50 y estamos en proceso de inventariarlos y describirlos para luego digitalizarlos y ponerlos a la consulta pública en el Archivo General del Ejército”. Una vez terminado ese trabajo, la Justicia podrá solicitar la documentación en busca de pruebas para los juicios de lesa humanidad que tienen lugar actualmente. Los legajos, dijo Segado, “pertenecían a militares y también a conscriptos, como los testigos de Jehová que se negaban a hacer el servicio militar o los ‘indisciplinados’.
La ceremonia comenzó con el himno nacional, durante el cual los militares presentes sostuvieron la venia y los militantes, los dedos en V. Estuvieron el secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, las Abuelas de Plaza de Mayo, de las Madres de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora (con sus respectivas titulares, Hebe de Bonafini y Taty Almeida), jefes y subjefes de estados mayores (entre ellos el Jefe del Ejército, César Milani), senadores, diputados, funcionarios del Poder Ejecutivo y suboficiales que acompañaron a Galli y Urien en la sublevación de 1972. Visiblemente emocionado, el excanciller Jorge Taiana recibió la copia del legajo 3.737 perteneciente a su padre, preso en Magdalena de 1976 a 1982, y dijo que “éste es un acto reparatorio que tiene que ver con las consignas de verdad, justicia y memoria”. Contó, también, cómo se carteaba con su padre cuando ambos estaban detenidos durante la dictadura.
Después fue el turno del actual canciller Héctor Timerman, quien recibió la copia del legajo 3.960 de su padre, Jacobo. “La primera vez que entré a este edificio fue para entregar una carta solicitando conocer el paradero de mi padre secuestrado. La segunda fue como canciller y hoy vengo como hijo”, dijo con la voz quebrada. El tercer legajo fue entregado a Julio César Urien, preso en Magdalena luego de sublevarse en 1972 para lograr la salida del poder de Alejandro Agustín Lanusse y el regreso del general Perón.
“Nosotros nos sentíamos herederos de San Martín, de Belgrano, del Almirante Brown, de Perón y de Valle. No aceptábamos el rol de ejército de ocupación y de estar bajo las órdenes del Pentágono” dijo, seguido de un aplauso cerrado. “Ya en democracia y producto de la lucha, logramos derrotar la teoría de los dos demonios. Resalto, además, la nueva doctrina de defensa de unidad latinoamericana: todo este proceso de hace sentir orgulloso de estas Fuerzas Armadas”, terminó.
Finalmente fue entregado el legajo de Mario Galli, aún desaparecido, a su hija Marianela. Después de levantar el puño mirando al cielo, decidió recordar al venezolano Hugo Chávez Frías, otro militar que se sublevó en 1992 para, diez años más tarde, gobernar su país, y a Néstor Kirchner, quien reconoció a los sublevados en 2005 y los reincorporó a las Fuerzas Armadas. En su discurso, el ministro Rossi dijo que “estos documentos pertenecen ahora a la Dirección General de Derechos Humanos, porque consideramos que su preservación y difusión es una cuestión de derechos humanos, de los cuales este gobierno ha hecho, además de una política de estado, un paradigma cultural”.