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Infojus Noticias

8-11-2014|11:57|Educación Nacionales
Será el 5 de diciembre

La primera graduación de un bachillerato trans

Mocha Celis fue una transexual que no sabía leer ni escribir. Cada vez que la llevaban detenida sus compañeras la alfabetizaban. Hoy es el nombre de un bachillerato trans no excluyente donde se recibirán los primeros 20 alumnos.

  • Sebastian Freire.
Por: Matías Máximo.

El Bachillerato Trans Mocha Celis es un espacio educativo crítico de las desigualdades de género. Está orientado, aunque no de forma excluyente, a personas trans, travestis y transgéneros mayores de 16 años. Todos los días concurren 90 alumnos y el 5 de diciembre se recibirán los primeros 20. Francisco Quiñones Cuartas tiene 30 años y es el director. Está contento:

-Empezamos a trabajar no solo con identidades trans sino resaltando individualidades y deseos personales de los estudiantes. Por eso que lo más correcto sería correr prefijos y hablar de “identidades”. El nombre de Mocha Celis surgió por una compañera trans que trabajaba en la zona de flores y fue asesinada. No sabía leer ni escribir y cuando sus compañeras caían presas con ella le enseñaban. Queríamos resaltar esa imagen para que ninguna otra persona trans fuera discriminada por el sistema educativo.

El Bachi –así lo llaman los alumnos- tiene desde 2012 el reconocimiento oficial de la Dirección General de Educación de Gestión Estatal. Cuando hablan de sectorización, ghetto o auto exclusión Vida Morant -secretaria académica y referente trans-, tiene una respuesta afilada por haberla dicho varias veces. Iguales y diferentes, con derechos y obligaciones:

-Elaboramos un aparato de lectura en relación a eso: hay una resistencia a comprender que estamos planteando un espacio de inclusión y que sería contradictorio que un colectivo que históricamente fue excluido planificara un espacio exclusivo. Cuando la pregunta se torna tan insistente podemos leer una resistencia a comprendernos como parte de una sociedad inclusiva. Sin ningún cansancio insistimos en que nuestro espacio desde el primer momento fue pensado como inclusivo aunque claramente estuvo poblado por identidades trans, porque también fue en ese colectivo en el que se gestó la propuesta. Queremos formar parte del sistema educativo en condiciones de igualdad en tanto diferentes.

El título que entrega el Bachi es “Perito Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades”. Y según lxs que lo integran (en sus comunicados usan la “x” como guiño a lo que está más allá de los géneros) el centro educativo no solo significó la posibilidad concreta de finalizar los estudios para las personas trans, sino que también se convirtió en el primer empleo formal  para aquellas identidades trans que hoy forman parte del equipo profesional del establecimiento.

“Hacemos hincapié sobre el proyecto educativo ocupacional. Desde el reconocimiento individual de formación y el respeto de los propios saberes y valores para que cada uno pueda decidir qué hacer: armar una cooperativa de trabajo, vincularse en relación de dependencia o autogestionarse. La idea es ampliar conocimientos y no cerrarse a ninguna posibilidad”, dijo Quiñones Cuarta.

Para Vida abrirse a la variedad de formaciones es clave para la inclusión: “Los talleres extracurriculares cambian: secretariado, alfabetización digital, medios audiovisuales, radio, gastronomía y maquillaje fueron algunos. En un principio estaba más ligado a cuestiones de oficio o al desarrollo de cooperativas, pero también trabajamos mucho en consensuar que delimitar a algunas ofertas terminan por ser estigmatizante. Si siempre pensamos a estos colectivos exclusivamente en el ámbito de la estética, de la gastronomía o de la  peluquería damos una propuesta que se adhiere a lo ya conocido. Vamos por más: por el reconocimiento de las expectativas y deseos que tal vez antes ni siquiera se animaban a pensar porque lo veían  muy distante o porque no había acceso ni siquiera a un documento de identidad”.

Al equipo de trabajo del Bachi lo forman 30 docentes, directivos y no docentes. Como proyecto colectivo su conformación mutó para conseguir las aprobaciones y avales de organismos que posibilitan que hoy los títulos sean oficiales, aunque de forma embrionaria tuvo una estructura horizontal -y fue gracias a esa gesta que la idea de un grupo de profesionales y activistas consiguió moldearse-. Los organismos estatales que apoyan el proyecto son el Ministerio de Educación de la Nación y de la Ciudad, el Ministerio de Trabajo nacional y el Inadi.

El Mocha Celis funciona en el quinto piso de la Mutual Sentimiento, que está pegada a la estación de subte B Federico Lacroze. “Intentamos con esperanza proponer con este proyecto una revisión del sistema educativo para fortalecerlo, sensibilizarlo, hacerlo más grande y flexible. Queremos que tenga efecto en la población. Es la primera mirada que nosotros le ofrecemos a quien atraviesa esta puerta o a quien salimos a contarle las ganas que tenemos que se sumen a nuestra familia”, dijo Vida.

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