El jefe de la División Delitos Económicos e Informáticos de París, el capitán Rémy March, investiga los bienes de las organizaciones criminales. Esta semana, participó de una jornada sobre Prevención en lavado de activos y cooperación internacional, que organizó el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.
El jefe de la División Delitos Económicos e Informáticos de París, el capitán Rémy March, lleva adelante varios casos al mismo tiempo. Es uno de los investigadores que vieron el cambio en el protocolo de investigación e identificación, incautación y administración de los bienes de las organizaciones criminales. Es un proceso que, además, implicó cambiar la legislación pero, también, “cambiar la mentalidad” sobre cómo moverse para enfrentar el lavado de dinero.
Ese cambio implicó crear, hacia dentro de Francia, esquemas de colaboración interministeriales e interregionales, y hacia afuera una red de “colaboración internacional que es un bricolaje”. Esa modalidad permitió ganar fuerza en la precariedad de sistemas que tienen distintas leyes, distintos procedimientos, distintas bases de datos y distintos idiomas.
Esta semana, March participó de una jornada sobre Prevención en lavado de activos y cooperación internacional, que organizó el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación junto con la Unidad de Información Financiera (UIF) y la Embajada de Francia. Allí detalló el esquema que permitió coordinar la información de la plataforma de identificación de bienes con los procedimientos de incautación y una agencia dedicada a administrar esos bienes.
El diplomático francés Marc Flattot, Rémy March, el fiscal Gilles Proisy-Le Cocq y José Sbattella
Todos los cambios legislativos, que implicaron la sanción de tres leyes entre 2007 y 2013, permitieron recuperar 40 millones de euros. Una parte de ese dinero fue para financiar, vía el fondo de recuperaciones, a las fuerzas de seguridad -60 por ciento-, otro tanto para la Aduana -10 por ciento- y otro para el Ministerio de Justicia galo -20 por ciento-.
-¿Cómo era la situación antes de crear la agencia de administración de bienes?
-Además de la agencia, que asegura la gestión de los bienes recuperados, tenemos una plataforma sobre la identificación de los bienes. Es un cambio de forma de investigar y ahora se volvió una prioridad nacional recuperar el máximo de dinero y los bienes de los delincuentes.
-¿Cambió la lógica de la represión a las organizaciones criminales?
-Se produjo un efecto inverso porque se saca, se analiza y después o se vende o se da a las fuerzas de seguridad según el porcentaje que corresponda. Se produjo una inversión de la carga de la prueba y eso permitió, con cambios en la legislación, incautar los bienes antes del final del juicio: tienen que demostrar que fueron adquiridos de manera legal.
-¿Cómo fue ese proceso de cambio?
-Nos dimos cuenta que países vecinos, como Italia o España, ya habían integrado a la ley los mecanismos de incautación. Se integró paso a paso: la plataforma y la agencia. Luego se crearon personas referentes en Gendarmería y Policía que junto con la AFIP francesa coordinan el trabajo interministerial. La identificación y administración es un trabajo particular, que requiere de conocimientos específicos.
-¿Qué complicaciones encontraron en ese proceso de cambio?
-Pasó por etapas larga, que Argentina está pasando ahora. Y tiene que ver con votar una serie de leyes específicas, que fue en 2007, 2010 y 2013. Y parte de nuestra cooperación implica explicar el buen funcionamiento de estas leyes y que eso sea entendido.
-¿Por qué demoró tanto en Francia?
-Hubo un debate político. Distintos gobiernos. Distintas prioridades.
-¿Cuáles fueron los problemas dentro de las estructuras estatales francesas?
-Hubo que cambiar las mentalidades. Hubo que hacer que gente de organismos diferentes trabajen juntos con un mismo objetivo. Y eso necesita tiempo para que se ponga en marcha. No sólo es un proceso legal sino de cambiar las mentalidades.
-Usted dijo que la cooperación internacional era artesanal y que no estaba atada a una legislación específica ¿Cómo es eso?
-Cada país tiene su ley, cada país tiene su base de datos, cada país tiene su idioma y no hay una ley europea. No hay una globalización ni uniformidad legal. Es una colaboración de bricolaje. Por ejemplo, cada país tiene su base de ADN con un vocabulario diferente. Por eso la idea sería adoptar una ley a nivel europeo y sacar unas normativas en inglés, que es el idioma más usual.
-Entonces, los resultados de esa “colaboración de bricolaje” tienen que ver con la buena voluntad de las personas.
-Absolutamente. Yo vine de agregado aquí y debí hablar el idioma y tener un carácter abierto. Los agregados somos los ingredientes que hacen que la “mayonesa” se fije.
-¿Y los procedimientos formales?
-A veces es mejor hablar directamente con el juez del otro país que tiene determinado caso a su cargo y al mismo tiempo hacer los pedidos formales. Esa combinación es el mejor camino para resolver los temas.