El escritor mexicano Sergio González Rodríguez conversó con su compatriota, la antropóloga Rossana Reguillo, quien hizo un recorrido por su trabajo y conceptos más potentes. Desde el espanto de los femicidios en Ciudad Juárez hasta la trata y el narcotráfico como industrias globales, este periodista, crítico cultural, ensayista y ex rockero, hipnotizó al público con su lectura del mundo.
– ¿Cómo te proteges ante la oscuridad?
– Como dice el detective de la serie True Detective, lo que subyace siempre es un conflicto entre la luz y las tinieblas. Todos mis libros terminan con una imagen de luz.
La que preguntó fue la antropóloga mexicana Rossana Reguillo. Respondió su compatriota, el periodista Sergio González Rodríguez, conocedor en primera persona de la espesa trama criminal de su país. La entrevista pública fue ayer en el Encuentro Federal de la Palabra en Tecnópolis. El autor de “Huesos en el desierto”- texto de lectura obligatoria para acercarse a los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez y con elloscomprender el concepto político y jurídico de “feminicidio”- fue el protagonista del panel "De las mujeres de Juárez al espionaje absoluto". Cristian Alarcón, curador de las actividades de periodismo y director de Infojus Noticias, fue el encargado depresentar y bastonear la charla.
A días de ganar el XLII Premio Anagrama de Ensayo por "Campo de guerra”, el escritor mexicano hizo pie en Argentina para ser entrevistado por la Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Guadalajara. Con cada respuesta, González Rodríguez lanzaba un hipervínculo a la literatura, la novela negra, el cine, las series. Para él, el estímulo cultural configura el motor de su formación y carrera. Una herramienta fundamental, según explicó, para profundizar la escucha y priorizar el relato de la víctima que es donde tiene que estar el eje al momento de narrar una historia. “Ponerse en el lugar de las víctimas, controlarlas de soslayo, eso sale del cine”, dijo durante la charla.
De anteojos con marcos gruesos, bigotes cortos y estatura baja, González Rodríguez podría ser un personaje de ficción. Quizás por ello Roberto Bolaño lo convirtió en uno de los reporteros que aparecen en el libro 2666. Peroel mexicano ya era desde su más temprana edad un detective salvaje. Se recordó a sí mismo a los cuatro años recortando letras de un periódico, haciendo un collage. La entrevista de ayer también se presentó como un collage.
Para abordar el diálogo, la antropóloga mexicana eligió correrse de la obviedad de la pregunta y respuesta. Apostó a una dinámica lúdica que presentó como un “ejercicio de improvisación”. Reguillo había preparado una serie de tarjetas, cada una con una letra. Al reverso cada letra escondía una serie de palabras y conceptos que disparaban las preguntas. Sacrificial, espanto, rituales, ganancia, ideas y oscuridad fueron los primeros enunciados que tejieron el hilo de las preguntas. La elección de las palabras no fue casual, su conjunto formaba el nombre del entrevistado: Sergio.
Femicidio, decapitaciones, crímenes de autor, guerra contra el narcotráfico. Entre un océano de temas la cuestión que atravesó la charla fue el periodismo. Así, se hizo inevitable que emergiera el análisis sobre el fenómeno de los linchamientos, que el autor mexicano repudió. “Sobre la cobertura de estos fenómenos violentos, no estoy a favor de la censura. Tenemos que ver esas imágenes y razonarlas mejor. Darle a la gente los mejor para la reflexión”, opinó.
González Rodriguez cuestionó la cobertura periodística sensacionalista y apuntó al estudio de los caracteres criminales. “La nota roja no da el contexto. Antes existían estereotipos y usos que permitían explicación. La realidad tiene que interpretarse como una obra de arte. Tenemos que recuperar ese elemento reflexivo. Cuando la nota roja es buena, es literatura”, dijo. Cómo método, habló de rituales: “el ritual es penetrar los fenómenos, darle una explicación cultural”.
"De las mujeres de Juárez al espionaje absoluto”
Las tarjetas de Reguillo permitieron un recorrido por la obra completa del entrevistado. González Rodríguez rememoró el comienzo de su andar como escritor. Fue cuando arribó a Ciudad Juárez, en 1996, para hacer un reportaje que publicaría el periódico Reforma. “Conocí la relación peculiar entre instituciones policiales, judiciales y la gente. No era una instancia de ayuda, eran relaciones de choque”, explicó. El acercamiento a los crímenes de las mujeres en el desierto mexicano le permitió descubrir las “cadenas de violencias”: no solamente la violencia del feminicidio sino la violencia intrafamiliar, psicológica y del Estado.
Su última obra emergió en la charla con el concepto que Reguillo tenía escondido en la letra G: “ganancia”. “Estamos en una etapa donde el triunfo por la técnica condujo a la búsqueda de la máxima ganancia a costa de la explotación extrema de los recursos humanos para la explotación máxima de la ganancia. La explotación sexual es la industria más redituable de todo el mundo. Es la ganancia a partir de un cuerpo. Ni siquiera el narcotráfico tiene tal nivel de ganancia”, reflexionó el escritor mexicano.
“Campo de guerra”, que se publicará en mayo, es un análisis de la tendencia geopolítica de Estados Unidos al control y la vigilancia que se ha materializado en el espionaje absoluto. “Pasamos de un modelo de progreso y supuesta estabilidad a modelos de inestabilidad y caos. Estos asuntos son redituables para alguien. Por ejemplo, para la industria de las armas”, dijo el escritor. “Si no hay guerra, si hay estabilidad social ¿a quién le vamos a vender las armas?”, se preguntó.
“¿Cuál es tu código de ética?” le disparó Reguillo con la N de “nunca” en la mano. “Es una pregunta difícil. Casi estoy tentado al silencio”, respondió veloz el escritor y el público celebrócon risas. “El periodista debe hacer su trabajo lo mejor posible. No pretender reemplazar el trabajo de otro. Hay carencias de los ministerios públicos, de los fiscales, que el periodista no puede combatir saliendo con una pistola a combatir el crimen o investigando”.
Cuando fue el turno de las preguntas del público, el escritor contaba con una audiencia de lujo. La periodista colombiana Patricia Nieto le preguntó sobre cómo se encara a la otra cara de las víctimas: los victimarios. “Hay una cuestión mínima de comprensión. No son las personas que querrían ellos o nosotros. Merecen comprensión”, respondió el mexicano.
A partir de temas disparadores del público se trazó un paralelismo entre México y Argentina y el pedido de algunas víctimas de las violencias de endurecimiento de penas, tema que Reguillo consideró de interés continental.
“¿Qué se necesita para ser un buen periodista?”
El ejercicio del periodismo fue el tema que encorsetó la charla. A pedido del público, González Rodríguez hizo una lista de las cualidadesde un buen periodista: “Adrenalina -estimulante y vital-, saber escuchar, saber distinguir, proponer mucho, fijarse obsesiones como el cine, la televisión, las novelas negras”.
Reguillo también le preguntó sobre las necesidades y desafíos de los investigadores y comunicadores en este siglo XXI. “La capacidad de distinguir en la marea enorme de la comunicación críticamente las cosas. Aislarlas y separarlas. Hay que separar el infierno de lo que no es infierno, darle espacio y hacerlo perdurar”, respondió González Rodríguez.