Así lo explican las coordinadoras del Cuerpo Interdisciplinario de Protección contra la Violencia Familiar, que funciona dentro del Programa Las Víctimas contra las Violencias, dependiente del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. En diálogo con Infojus Noticias, las profesionales dieron cuenta de su tarea y del mecanismo de intervención en causas judiciales.
Cuando los casos de violencia familiar llegan a los Tribunales, los jueces piden ayuda a profesionales especializados en la temática para que los informen sobre las causas en las que intervienen. Los especialistas, además, sugieren posibles medidas para favorecer a los protagonistas de los casos. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dentro del Programa Las Víctimas contra las Violencias –que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación– funciona el Cuerpo Interdisciplinario de Protección contra la Violencia Familiar. Graciela Morán, Silvina Seoane y Fanny Flores coordinan el trabajo de 40 profesionales que reciben 40 expedientes por semana. Infojus Noticias conversó con ellas para conocer cómo es su tarea. “La violencia familiar no se puede trabajar desde una sola disciplina”, explicó Seoane.
El Cuerpo está conformado por psicólogos, trabajadores sociales, abogados y personal administrativo. La coordinación también es interdisciplinaria: Morán se formó como trabajadora social, Seoane es psicóloga y Flores es abogada. Intervienen por pedido de los jueces civiles pero cuando existe un riesgo inminente actúan de manera inmediata. Hace poco, por caso, citaron a un padre con una nena: cuando la chica entró a la entrevista con los profesionales, les pidió no volver más con su papá. De inmediato, el Cuerpo puso en marcha el dispositivo necesario para que se respetara la decisión de la niña.
–¿Desde cuándo funciona el Cuerpo?
–Graciela Morán:El Cuerpo se crea en 1997, después de la sanción de la Ley N° 24.417 de protección contra la violencia familiar. El artículo 3 de la ley dice que el juez requerirá un diagnóstico de interacción familiar efectuado por peritos de diversas disciplinas, para determinar los daños físicos y psíquicos sufridos por la víctima, la situación de peligro y el medio social y ambiental de la familia.
En 2009, por una resolución, pasó a la órbita del Programa Las Víctimas contra las Violencias, que dirige Eva Giberti. Ahí empezamos a trabajar como dice la ley y con una perspectiva de género. Y con profesionales y especialistas en la temática que tienen que dar una respuesta a la solicitud de los jueces civiles.
–¿Cómo es el recorrido que hace el expediente cuando llega al Cuerpo?
–G.M.:Nosotros trabajamos los casos cuando ya están judicializados. El 80 por ciento de las situaciones que nos llegan son por violencia familiar. Nos convocan los Juzgados de Familia y/o Defensorías Nacionales, previa denuncia judicial. Ingresa el expediente con una denuncia por violencia familiar en la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte (OVD). Los abogados hacen una lectura procesal y se fijan quiénes son las víctimas, qué tipo de violencia tuvo lugar, quién la ejerce, si hay niños, sus edades y las medidas de protección que dictamina la ley que dispuso el juez. La evaluación la hacemos a partir de la escucha.
–Silvina Seoane:Dependiendo de la estrategia que elaboró el equipo que leyó el expediente, citamos a las partes o hacemos una entrevista en domicilio. O, a veces, hacemos las dos cosas. Por separado, nunca se juntan las dos partes porque entendemos que, en estos casos, siempre hay una asimetría de poder. En la entrevista, participa un trabajador social y un psicólogo. Nos interesa el vínculo, la interacción vincular en el grupo familiar, cómo se aprende a vincularse uno con el otro.
–¿Qué importancia tiene la entrevista como técnica aplicada?
–S.S.: Nosotros hacemos una única entrevista. Informamos al juez de la situación. Le damos una foto. De alguna manera, le decimos “en este momento, la situación es así”. Y le damos sugerencias. Nosotros vemos la situación después de la denuncia. Por eso, observamos si se pudieron reconstruir las redes, el sostén del círculo afectivo, entre otras cosas. En la mayoría de los casos de violencia familiar quien denuncia convive con la víctima. Está cruzada, por un vínculo de afecto, la culpa, el modelo de la familia patriarcal que tiene que sostenerse pase lo que pase. Todas esas significaciones sociales generan obstáculos para que la mujer pueda ir y denunciar esa situación. Y después, por otra parte, está el riesgo de vida. En muchos casos, la víctima está viviendo con la persona, hace la denuncia y cuando vuelve, no sabe si vuelve viva.
–G.M.:No es fácil denunciar. La víctima no puede denunciar, no es que no quiere. Buscamos que la víctima pueda sostener como sujeto activo ese paso que dio con la denuncia, que es importantísimo.
–Cuando dicen que convocan a las partes, ¿también entrevistan a los victimarios?
–S.S.: Entrevistamos a los victimarios. Los profesionales tienen un entrenamiento especial para hacer estas entrevistas porque se necesita una escucha muy fina para evaluar estas cuestiones. Con cada una de las partes la técnica y la metodología son distintas. Las entrevistas con los niños no tienen nada que ver con la declaración testimonial. En los niños, vemos su estado y los efectos que dejó la situación de violencia que atravesaron. Muchas veces, dentro del ámbito familiar, los niños están ubicados como el objeto de la disputa, de la descarga. Cuando se los entrevista, los chicos siempre hablan, se expresan de alguna manera. Muchas de las situaciones se aclaran cuando hablan los niños.
–Cuando hablan de víctimas, parecería que siempre son las mujeres. ¿Esto es así?
–S.S.:La mayor parte de las denunciantes son mujeres. Esto es casi el 90 por ciento. Algunos victimarios van a la OVD y denuncian para ganarles de mano. Otros van a denunciar situaciones de violencia con los niños.
–¿Qué pasa con las situaciones de riesgo? ¿Cómo intervienen?
–S.S.:Nosotros elaboramos tres tipos de informes. Si el equipo detecta un riesgo, esa misma semana se pide la protección inmediata. Ese informe lo llamamos de “riesgo”. Si se cita a las partes y una de las partes no viene, sale un “informe preliminar”. Y si vienen todas las partes y se abre el abanico, se manda el informe de interacción familiar.
La situación de violencia no es una psicopatología. La violencia familiar no se puede trabajar desde una sola disciplina. Entonces, nosotros pensamos en recursos y, por eso, trabajamos conectadas a otras áreas del Programa. Quien sale del ciclo de la violencia tiene que conseguir independencia laboral, económica o, a veces, es tan simple como encontrar un espacio que pueda colaborar con el cuidado de los niños. Es mucho más que un tratamiento psicológico. También recomendamos los grupos para hombres violentos.
MFA/LL