Con ese mensaje en un cartel, en 1982, la madre Delia Giovanola caminó alrededor de la Pirámide de Mayo. La foto dio la vuelta al mundo. “Teníamos que buscar la forma para que el mundo se enterara lo que estaba pasando”, recordó Delia ante Infojus Noticias.
Delia Giovanola camina alrededor de la Pirámide de Mayo. Lleva en su cabeza un pañuelo blanco y en las manos un cartel escrito de puño y letra: “Las Malvinas son argentinas, los desaparecidos también”. La noche anterior a esa mañana de búsqueda, se le ocurrió la idea. Las cámaras de los reporteros del mundo habían llegado para cubrir de cerca las noticias que llegaban desde el frente de batalla en el Atlántico Sur. Delia los había visto en la Plaza acercándose a las ronda de madres que pedían por los desaparecidos, tímidos ante la posibilidad de la represión. Consiguió un fibrón, el más grueso que pudo y escribió el mensaje. Al otro día lo llevó en sus manos como una forma más de visualizar lo que estaba viviendo.
Por entonces, Delia tenía 56 años. Hoy, a los 89, sus ojos pequeños miran aquella imagen congelada en el tiempo. “Me acuerdo todo de ese día", dice a Infojus Noticias sentada delante de la gigantografía que la retrata en la plaza en 1982. La imagen está en el Museo de Malvinas, que funciona dentro del predio de la ex ESMA.
“Teníamos que buscar la forma para que el mundo se enterara lo que estaba pasando”, recordó Delia. Su forma de saltar el cerco de la censura fue con ese cartelito. Simple como la fibra sobre el papel, pero con la potencia que le permitió perdurar en el tiempo y la memoria.
La foto dio la vuelta al mundo. Lidia recuerda que llegó a sus manos gracias a otra madre, que la había recibido desde Sudáfrica. Para ella no era más que una de las tantas postales de la búsqueda incansable de su hijo Jorge Ogando y su Nuera Stella Maris Montesano. Los dos fueron secuestrados y desaparecidos el 16 de octubre de 1976 en La Plata dejando a una nena de tres años durmiendo en la cuna. Stella Maris, embarazada de 8 meses y medio, pasó por el Pozo de Banfield donde parió a un niño que llamó Martín. Los dos permanecen desaparecidos y el bebé, hoy ya un hombre, apropiado.
La imagen llegó a los libros de primaria. La cara de Delia enmarcada en el pañuelo que la identifica como madre y abuela de Plaza de Mayo, sin saberlo, se convirtió en un fragmento de la historia. Y pudo comprobarlo cuando en el Museo, decenas de chicos de primaria se acercaban para abrazarla y besarla.
Leonel, de 12 años y cursa séptimo grado en la escuela Padre Castañar del Distrito12 de Capital Federal. Él y sus compañeros conocían el rostro joven de delia por el libro con el que estudian. En el Museo pudieron conocerla en persona y escuchar su historia. Ellos le llevaron cartas. Leonel emocionado pudo leérsela frente a todos. Le decía que entendía su dolor por la pérdida de su hijo y su nuera, que quería ayudarla a encontrar a su nieto. Los dos se emocionaron y se abrazaron.
“Ustedes son los custodios de la democracia, los guardianes para que esto no ocurra nunca más”, les dijo la mujer de la foto, la misma que ellos conocen de los libro y que hoy 39 años después del golpe cívico militar sigue buscando a nieto sin bajar los brazos.
JC/RA