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Miguel Ángel “Mameluco” Villalba supo tener una fuerte presencia en el partido de San Martín, en el conurbano bonaerense. De buena llegada con policías y políticos, cumplió una condena por narcotráfico, soñó con ser intendente y volvió a caer tras las rejas. Ayer, en el inicio del juicio oral que lo tiene sentado en el banquillo, acusado de liderar una banda que trafica marihuana, declaró en los Tribunales de San Martín. Su presencia no pasó inadvertida: afuera unas 50 personas, muchas de ellas con remeras de Chacarita, le hicieron el aguante con bombos, banderas y redoblantes. “Tengan paciencia. Los quiero mucho”, dijo Mameluco al salir de la audiencia, que pasó a un cuarto intermedio hasta enero del año próximo.

Ante el Tribunal Oral Federal N°3 de San Martín, “Mameluco” escuchó la lectura de la acusación. Lo acompañaban su hermano Alberto y su hijo Iván, detenidos e imputados en la misma causa, y el abogado defensor Matías Cúneo Libarona. Afuera sus seguidores -identificados como miembros de la Agrupación Conciencia, que fue la puerta de ingreso a la política de “Mameluco”-  soportaron bajo el rayo del sol una temperatura de más de 35 grados.

La audiencia pasó a un cuarto intermedio para el 6 de enero próximo y Mameluco salió esposado. Antes de subir al camión del Servicio Penitenciario Federal que lo llevaría de regreso a Ezeiza, el hombre habló: “Acá estoy bien, peleando por mi inocencia. Tengan paciencia. Los quiero mucho. Va a salir todo bien”, le dijo a un periodista local.

Los redoblantes seguían sonando. Los militantes de la Agrupación Conciencia ratificaron su fidelidad en las buenas y en las malas. En las buenas allá por 2009, cuando quiso meterse de lleno en la vida política de San Martín. Acababa de cumplir ocho de los doce años a los que había sido condenado por narcotráfico. Su carrera política duró poco: en 2010 se presentó como candidato a intendente. Pero la Justicia hacía rato que lo seguía.

La causa en la que se juzga a “Mameluco”, su hijo y su hermano, se inició cuando el jefe narco estaba detenido. En 2004, después de cumplir tres años de cárcel, fue condenado a doce años. Mameluco siguió manejando el negocio desde la cárcel.

Según explicó el exjuez Juan Manuel Yajl, a cargo de la instrucción de la causa, Mameluco tenía un sistema de distribución de drogas “bastante aceitado”. Compraba la droga a terceros que se la entregaban en la Villa 18 de Diciembre, en el partido de San Martín. “En la periferia de las villas él tenía una agencia de remises. El que quería comprar iba a la agencia: lo llevaban a la villa y lo sacaban. Si los paraban el remisero decía que no sabía nada, que estaba haciendo un viaje. Era brillante”, explicó Yalj.

La modalidad de distribución dificultaba la investigación. El juez encargó a la SIDE y a la Policía Federal las tareas de inteligencia. Cuando Mameluco salió de la cárcel, en 2009, volvió de lleno al negocio.

“Encontramos un señor que era asistente de él que hablaba bastante. Sabíamos que había escasez de droga en Argentina. Este tipo llamaba a todo el mundo para conseguir”. A través de las escuchas, los policías supieron que Mameluco iba a hacer una compra de ocho kilos de cocaína en un lavadero de autos utilizado para blanquear dinero. En las filmaciones de los investigadores quedó registrado el momento en que el jefe guarda en el baúl de vehículo el paquete. Un error de comunicación con el Juzgado impidió lograr a tiempo la orden para intervenir y el jefe no fue detenido.

“Un día un tal Jorge y el hermano de Mameluco (Alberto) hacen una compra de marihuana en la villa 1-11-14. Hablan. Jorge dice: “voy a consultar con mi jefe” y lo llama a Mameluco”. La policía siguió el auto hasta la villa. Los detuvieron en el lavadero: llevaban 30 kilos de marihuana. En ese momento Mameluco y su hijo Iván –que también formaba parte del negocio- estaban jugando al fútbol. De cerca, camuflados, la policía le seguía los pasos. En un instante de distracción, padre e hijo se esfumaron de la cancha.

“Estuvo prófugo cuatro meses. Seguía manejando el negocio. Era rey de la Villa 18”, contó el ex juez. Los investigadores descubrieron que Mameluco iba todos los días a la casa de una ex amante entre las 10 y las 16. “Un rato antes que él llegar unas motos empezaban a dar vueltas por ahí. Después se estacionaba un colectivo escolar con gente adentro en la puerta. Nadie que no fuera del barrio podía pasar por ahí”, contó Yajl.

Finalmente, una tarde la Justicia ordenó la intervención del Grupo GEOF de la Federal. A los pocos minutos, Mameluco había sido detenido y trasladado. “Coroné mi carrera metiéndolo preso”, celebró Yalj. “Nos llevó dos años y medio”.