"¿Se produjo una lesión para ocultar otra?", preguntó el defensor de Jorge Mangeri, acusado del femicidio de Ángeles Rawson. "Puede ser", contestó uno de los peritos médicos, Alfredo Sapag. Para otro especialista, éstas heridas se las había autoinflingido para “enmascarar” los arañazos de la víctima.
En la audiencia de ayer del juicio que se lleva adelante contra Jorge Mangeri, único acusado por el femicidio de Ángeles Rawson, distintos médicos hablaron de las 34 lesiones que presentó el portero cuando denunció haber sufrido “apremios”. Uno de los peritos, Alfredo Sapag, dijo al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 9 que "dio la sensación que eran lesiones que estaban modificadas" en tanto que otro, Jorge Quiroga, habló de “enmascaramiento” de las lesiones que presentaba. Para la querella muchas de esas lesiones son arañazos de la víctima.
Sapag, el primero en ingresar a la audiencia, contó a los jueces que fue convocado para ir a la fiscalía porque un hombre "había denunciado apremios". Ese hombre era Jorge Mangeri. A pedido de la fiscal de la causa, Paula Asaro, el médico revisó las lesiones del portero en la sede de la fiscalía la madrugada del 15 de junio de 2013, poco antes de que se autoincriminara y quedara detenido por el caso.
"Eran lesiones complejas y una gran cantidad", explicó el por entonces jefe de la División de Medicina Legal de la Policía Federal que durante una hora realizó un examen visual al portero junto con otros tres profesionales. Sobre la modificación de las lesiones, Sapag explicó que las lesiones "estaban modificadas con una sustancia cáustica o que produce calor". "¿Se produjo una lesión para ocultar otra?", preguntó el defensor de Mangeri, Adrián Tenca: "Puede ser", contestó Sapag.
Misma línea siguieron varios de los profesionales que hoy testificaron ante el tribunal integrado por los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas. José Quiroga, médico que intervino en las juntas médicas que se realizaron para analizar las lesiones del portero fue contundente y sostuvo, ante una pregunta del presidente del tribunal, que “tenía ampollas sobre las excoriaciones” y que éstas “deben ser consideradas de enmascaramiento” porque “la escoriación es inicial y la ampolla es segunda”.
Igualmente, Quiroga reparó en que las lesiones del portero “podrían ser de defensa” de la víctima y que las lesiones “del miembro inferior podría indicar el estado del agresor sobre la víctima” a lo que se agrega que “todas las excoriaciones se producen con la piel al descubierto”. El informe de los peritos del Cuerpo Médico Forense habla de 34 lesiones, 22 de las cuales compatibles con la presión o roce contra una superficie dura y de aristas filosas, lo que para la querella podrían ser los rasguños de la menor.
La duda
Sandra Berlusconi y Gerardo Decanio, los primeros dos médicos policiales que revisaron al portero también avalaron esa línea. Berlusconi, que se definió como obsesiva ante el tribunal en su trabajo, tanto que lleva anotaciones de todo lo que hace con hora precisa y hasta con croquis, coincidió en que se “trataba de lesiones complejas” donde las “quemaduras eran lesiones más recientes realizadas con un elemento quemante o químico”. Decanio detalló que “Mangeri cambiaba el relato cuando hablaba de las lesiones” y que “había lesiones sobre lesiones”. “Podrían ser rasguños”, dijo Matías Pérez Dávila, otro médico policial que hizo otro informe de las lesiones cuando el acusado llegó preso a la División Homicidios.
El único de los profesionales médicos que no estuvo del todo con la teoría del “enmascaramiento” de lesiones que habría realizado Mangeri fue el representante del Cuerpo Médico Forense, Reinaldo Ludueña, que realizó una junta médica para intentar precisar la data y el origen de las lesiones del acusado. “¿Se puede determinar el enmascaramiento?”, insistió Tenca. “Es muy difícil”, contestó. “Tenemos que buscar improntas de golpes, de paso de corriente eléctrica o de sujeción”, explicó José Muhammad Al que también participó de la revisión de lesiones portero y concluyó “no hemos visto nada de eso”.
Uñas
Otro de los testigos que se sentó en la pequeña sala de audiencias del sexto piso del Palacio de Tribunales fue Sebastián Gelso, el empleado de la Ceamse que encontró el cuerpo de Ángeles en la planta de José León Suárez. Hoy desocupado, por entonces Gelso realizaba la separación de material reciclado en la planta. “Vimos un bulto rosadito, como si fuera un chancho y cuando lo agarre era un cuerpo”, dijo el empleado.
“Le vi un corte en la pantorrilla y una bolsa en la cabeza” agregó aunque después aclaró que “prefiere no acordarse” de aquel día. María Elena (todos la conocen como Jimena) Aduriz, madre de Ángeles, escuchaba todo sentada entre el público, una mano en el hombro apoyada por una amiga era su sostén.
Las audiencias continuarán este viernes cuando el tribunal resuelva también el pedido de informes de otras medidas de prueba contra la pericia de una uña que se contaminó en el hisopado. Esa uña fue encontrada en el auto de Opatowski, el padrasto de la chica. Pero el fiscal del caso Fernando Fiszer dijo: “la imputación de esta causa es contra Jorge Mangeri, que nada tiene que ver con esta pericia de la uña que fue encontrada en el auto de Opatowski”.
GA/AF