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El debate en el recinto del Senado, que terminó con la aprobación del proyecto de Código Procesal Penal, no fue acalorado ni tuvo el brillo de otras sesiones pero dejó varias instantáneas: una senadora leyendo el discurso y violentando, en los hechos, la tradición y el reglamento del Parlamento, varios legisladores con críticas coincidentes sobre aspectos del texto que se habían modificado, un senador que viene poco y chicanas de variados colores políticos.

Al final de un debate de siete horas, el proyecto que suplanta al sistema “inquisitivo”  por el “acusatorio” y distribuye las funciones de los agentes de justicia fue aprobado, pero entre la chicharra que llama a la sesión y el tablero electrónico que mostró el resultado de la votación -39 a favor, 24 en contra- los senadores sumaron anécdotas. Lo primero que llamó la atención, a poco de iniciada la sesión, fue la presencia del senador Carlos Menem, que no va seguido al recinto.

El ex presidente faltó a varias de las últimas sesiones. Incluso se ausentó de algunas de las más importantes pero ayer ingresó al recinto y se acomodó en primera fila. Estaba en diagonal a Aníbal Fernández y al presidente del bloque kirchnerista, Miguel Angel Pichetto.

Estuvo ahí durante una hora. Poco después salió el recinto y no lo volvieron a ver.

Argumentos repetidos

Las críticas más repetidas de los senadores opositores fue “trámite express” y “no se puede cambiar nada” de la propuesta que envió el Poder Ejecutivo. La frase parecía vieja a poco de empezar la sesión porque el dictamen de mayoría, que lleva las firmas de los senadores del Frente para la Victoria y otras fuerzas políticas provinciales incluyó más de cuarenta modificaciones al texto original.

Uno de los primeros en hablar de “trámite express” fue el catamarqueño Oscar Castillo, de la Alianza Frente Cívico y Social. También habló de los usos políticos que podría tener el nuevo texto. “Y como dice el tango ‘a mis 60 años de edad ya no puedo amar sin presentir’”, dijo y cerró su discurso. La ocurrencia generó algunas risas, pocas, entre la oposición.

Los argumentos de Castillo se repitieron después en boca del socialista Rubén Giustiniani, quien definió como “lamentable” la inclusión de la “conmoción social” como un agravante para dictar la prisión preventiva del acusado y ponderó que haya sido cambiado en el texto que llegó al recinto.

Un exposición leída

La críticas de la senadora macrista Gabriela Michetti estuvieron relacionadas, también, con la “celeridad” con que se debatió –durante un mes y con más de 35 especialistas- el proyecto enviado por el Poder Ejecutivo. Señaló, además, que el texto implicaba “un avasallamiento de la autonomía” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “El Congreso solo debe legislar para delitos federales”.

Pero lo que sorprendió no fueron los argumentos, algunos coincidentes y otros específicos, sino que leyó toda su exposición. La lectura de un discurso completo no está contemplada en el reglamento del cuerpo y, además, rompe con la tradición oral y de debate del Parlamento.

La vacante que deja Zaffaroni en la Corte Suprema

Adentro del recinto se desarrollaba la sesión y en los pasillos los legisladores opositores buscaron retomar la iniciativa. Acordaron rechazar a cualquier candidato que impulse el gobierno nacional para ocupar el lugar que dejará vacante el juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Raúl Zaffaroni, quien renunciará el próximo 31 de diciembre.

Pasada la mitad del debate, los legisladores opositores dejaron sus bancas y abandonaron el recinto para presentar ante los cronistas televisivos y radiales, que seguían la sesión el texto con 28 firmas, a las que habría que sumarle la del justicialista puntano Adolfo Rodríguez Saá, que se encuentra de licencia, según confirmó su compañera de bancada, Liliana Negre de Alonso.

En del documento, los senadores se comprometieron a “rechazar el tratamiento de cualquier solicitud de acuerdo para la designación de jueces de la Corte Suprema de Justicia” hasta que “finalice el próximo proceso electoral”.

La Constitución nacional establece que la elección de los integrantes del Supremo Tribunal debe realizarse por los dos tercios de los miembros de la Cámara alta, por lo que serían necesarios 48 votos sobre los 72 que conforman el cuerpo. Con el acuerdo de 29 senadores oponiéndose a consensuar el nombramiento del quinto integrante de la Corte, resulta imposible alcanzar el número necesario para cualquier designación.

El estilo Carrió

El debate duró unas cinco horas. Los legisladores ingresaron y salieron del recinto como en cualquier debate. Y como suele ocurrir, el titular del bloque del Frente para la Victoria se encargó de dar el discurso de cierre, previo a la votación.

Para ese momento, el oficialismo había escuchado las críticas repetidas. Muchas de ellas hechas sobre aspectos del texto original que no estaban en el dictamen de mayoría. Eso fue casi lo primero que dijo Pichetto cuando empezó a levantar la tensión del discurso.

“Criticaron el tema de la conmoción social cuando ya la habíamos sacado. Lo mismo con el tema de los extranjeros. Son como esos juristas de laboratorio que arman modelos alejados de la realidad. Son modelos de laboratorio, que no tienen que ver con lo que necesita la sociedad”, los desafió.

Pero buscó golpear sobre una herida recién abierta –la ruptura de Elisa Carrió del FAUNEN para probar una alianza con Mauricio Macri- y disparó: “Son todas críticas vacías, al estilo Carrió”.

Al otro lado del Palacio Legislativo, en el pasillo que rodea el recinto de sesiones de la Cámara de Diputados, el radical Julio Cobos había discutido hacía una hora con Carrió y el contenido de ese diálogo tenso circulaba por los pasillos de todo el Congreso.

El hemiciclo

-No te voy a permitir que le faltes el respeto a mi familia- le dijo Cobos a Lilita Carrió. Esa era la frase que se comentaba en el Congreso. Era la respuesta del radical mendocino a la jefa de la Coalición Cívica, que había dicho que Cobos “se financió con la efedrina” en referencia a la campaña electoral de 2007.

Pero la discusión había comenzado por una frase de ella, como lo detalló Gabriel Sued en el diario La Nación.

-Vos sos el culpable de la ruptura de UNEN- disparó Carrió, cigarrillo en mano, sentada en uno de los sillones, al iniciar el enfrentamiento en al hemiciclo del recinto de la Cámara baja, el pasillo ancho que circunda el salón de debate, por donde circulan legisladores y asesores y conecta con el Salón de Pasos Perdidos. La discusión fue a pocos metros de la puerta que une ambos espacios, que tiene circulación pública y no restringida.

La respuesta de Cobos fue la frase que recorrió el Congreso, sobre el honor familiar.

-¡Explicá cómo se financió esa campaña con plata de la efedrina!-, le retrucó ella.

Un asesor de Cobos se ocupó de cerrar la puerta que conecta el hemiciclo con Pasos Perdidos pero antes de que terminara de cerrarla se pudo ver el final del combate.

Cobos se inclinó hacia ella para decirle algo y finalmente se fue.

-Traidor, siempre fuiste funcional a lo peor del PJ. Fuiste el primero en romper el partido-, le dijo como despedida.