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Luis Pardo es chileno, concesionario en su país de medios audiovisuales desde hace veinte años. Habló en representación de Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), como amicus curiae por parte del Grupo Clarín. No se refirió a la libertad de empresa sino a los valores del pluralismo, la diversidad y la libertad de expresión. Reconoció que están contenidos en la ley, pero juzgó que para que esos valores se reflejen en la matriz de los medios de comunicación, es necesaria la “independencia” de los medios, dada por la “autonomía económica” de los mismos.

Pardo postuló que la ley busca restringir derechos fundamentales porque apunta a reducir esa autonomía en los medios existentes, y consolidar una “una amplia red de medios proclives al discurso oficial”. Sin embargo, pese a referirse en varias ocasiones a la posición dominante como una forma de vulnerar el derecho de la libertad de expresión, omitió definir la condición del Grupo Clarín y propugnó por la “libre competencia”.

Carlos Laplacette hizo lo propio por la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA). Habló de la regulación de contenidos y la inconstitucionalidad de esa práctica. Aunque la ley de medios no incide en absoluto sobre los contenidos de las emisiones audiovisuales, el expositor de ADEPA intentó contraponer la normativa con el artículo 32 de la Constitución Nacional –que protege la libertad de imprenta-. Sostuvo que cualquier imposición estatal de registrar las señales ante un ente de aplicación o la necesidad de solicitar cualquier tipo de autorización para utilizar el espectro radioeléctrico, implica un primer paso hacia lo que podría derivar en la regulación de los medios digitales que funcionan únicamente por internet. "Si las señales o tv por cable puede ser sometida a registros y autorizaciones, luego será a los medios digitales o internet", dijo.