Piden juicio oral para un narco del Bajo Flores
Erick Bladimir Belarezco Briceño está en el penal de Ezeiza desde el año pasado, acusado de traficar cocaína en una organización que se ocupaba del traslado desde Bolivia hasta su procesamiento y comercialización en Capital Federal.
Leo Vaca
Erick Bladimir Belarezco Briceño nació hace 41 años en Perú y vivía en el Bajo Flores hasta que cayó preso. Formaba parte de una organización criminal dedicada al tráfico ilícito de cocaína en sus diferentes etapas, desde su ingreso al país hasta su comercialización. Hoy el fiscal federal Federico Delgado pidió la elevación del juicio oral contra Belarezco Briceño, que está alojado en el penal de Ezeiza.
La fiscalía agrupó en tres listas diferentes a los imputados y los roles que tuvieron en la estructura donde estaba Belarezco Briceño, que funcionó de octubre de 2011 hasta el 3 de mayo de 2013:
Un primer grupo conformado por Irma Wilma Yelma Armata (alias “Vilma”), Miriam Celia Yelma Armata, Máximo Huayta Vargas (alias “Tío Máximo” o “Ramón”), Armando Escobar Santos (alias “Cumpa”), Miguel Ángel Coronel (alias “Gordo”), Modesto Mamani Martínez y Germán Ledesma Pérez, en el que también interviniera en ciertas ocasiones Andrea Vargas de Poma y Teodosia Rocha López. Según la acusación, estas personas se ocupaban de coordinar la provisión de droga proveniente de Bolivia.
Un segundo grupo estaba compuesto por Manuel Herrera, Andrea Vargas de Poma, Teodosia Rocha López (alias “Comadre Teo”) y Milanda Ballejos Servantes. Ellos se encargaban no sólo de la comercialización de estupefacientes, sino también de adquirir químicos para procesar las sustancias.
El último grupo abastecía de estupefacientes al resto de los integrantes para su comercialización. Sus integrantes eran Rosa Luz Torres Sánchez, Israel Markus Bracho Cuevas (alías “Isra”) y Balarezo Briceño, quienes se proveerían de estupefacientes a través del contacto mantenido con Vargas de Poma.
El inicio de investigación fue por la denuncia de un representante de las Fuerzas Especiales de Ucrania, cuya información destinó la investigación sobre una presunta organización criminal integrada por personas de nacionalidad rusa y ucraniana que se dedicaría al tráfico de estupefacientes en el ámbito de Capital Federal. Después, la banda fue descubierta por las tareas de inteligencia que comenzaron en octubre de 2011 por personal de la División Operaciones Federales de la Superintendencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal Argentina y Precursores Químicos de esa fuerza.
Las escuchas
Hace casi un año, el 22 de febrero de 2013 se realizaron distintos allanamientos en los domicilios de los imputados, donde se procedió a secuestrar material estupefaciente y otros elementos vinculados el tráfico de drogas que llevaba a cabo dicha organización.
De las escuchas telefónicas surge una conversación entre los imputados Briceño y Cueva en el que se hacía referencia a la cantidad de material a recibir, el precio y la consistencia.
- Te acuerdas lo que hablamos anteanoche, ¿no?
- ¿Del tatuaje?
- No, no del otro.
- Ah, ¿de los cien?
- Sí, sí
- ¿La blanca?
- Dime, ¿puedo pasar o no?
- ¿Está buena?
- Claro, lógico hijo.
- Déjame ver cuánto tengo en la billetera.
- No, yo te digo para que comiences a repartir en los kioscos.
- Si tráeme una de cien … es que si lo tengo mucho tiempo me dan ganas de consumírmelo yo.
La fiscalía argumenta que se trata de una estructura que trafica droga porque “comercializar estupefacientes significa negociar, vender, especular, comprar dichas sustancias”. También aclara que la conducta de tráfico imputada es más amplia porque consta de varios eslabones que van desde el cultivo o la producción hasta la tenencia para su consumo. En la causa continúan prófugos Wilma, Yelma Armata, Coronel, Vargas de Poma y Ballejos Servantes.
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