Estaba a cargo de la agenda política de la agencia de comunicación Rodolfo Walsh. El ministerio de Seguridad investiga para quién trabajaba y qué tipo de informes producía.
La agencia Rodolfo Walsh, integrante de la red nacional de medios alternativos, denunció que un agente de inteligencia de la Policía Federal estuvo infiltrado en la organización durante diez años. Se llama Américo Alejandro Balbuena y su tarea era llevar la “agenda política” de la agencia de noticias. Desde el Ministerio de Seguridad se investiga si Balbuena realizaba tareas de espionaje y para quién lo hacía.
Balbuena había sido compañero de escuela del fundador de la agencia Walsh, también llamado Rodolfo. Vecinos y compañeritos en el potrero, hasta compartieron el mismo banco en el aula. Sus caminos volvieron a cruzarse como estudiantes de periodismo. En el 2002 –durante el gobierno de Eduardo Duhalde- Balbuena ingresó a la agencia de noticias. Antes había sido corresponsal popular de la radio FM La Tribu.
A los militantes de la Walsh les llegó un dato de quién era Balbuena -por el momento resguardado para preservar la fuente- pero la confirmación vino de la mano del abogado Eduardo el “Negro” Suárez. El hombre que los había acompañado durante diez años era personal civil de inteligencia y su tarea oficial era reunir información de fuentes abiertas. Desde el Ministerio de Seguridad se investiga si además Balbuena realizaba otro tipo de informes.
El reglamento de la Policía Federal prohíbe que sus agentes de inteligencia realicen cualquier tipo de tareas en medios de comunicación, dentro de su ámbito de trabajo y también en su tiempo libre. El viernes 3 de mayo la ministra Garré requirió un informe urgente al jefe de la Policía Federal sobre las tareas que desempeñaba Américo Alejandro Balbuena. Ahora deberá esclarecerse si Balbuena actuaba por motus propio o respondía a alguien. Desde la jefatura de Policía también se iniciaron medidas administrativas sobre sus responsables directos.
La agencia Walsh considera que Balbuena “usó la agencia como trampolín para llegar a otras organizaciones.” Como responsable de la agenda política, el agente infiltrado tuvo relación con familiares de Cromañón, de Luciano Arruga, de víctimas de la Masacre de Avellaneda y de otras afectadas por la represión estatal. También con organizaciones como la Federación Universitaria de Buenos Aires, La Alameda, Quebracho, Trabajadores del Subte, entre otras.
La última vez que Balbuena se cruzó con su ex vecino y compañero de escuela, negó todo, dijo que lo “querían ensuciar”. Y nunca más lo volvieron a ver. La agencia reclama al ministerio de Seguridad y a los responsables de Balbuena en la policía, la apertura de las listas de personal de fuerzas de seguridad infiltrado y la entrega de los archivos con la información recabada.