Res pregunta y, como un clic anticipado, eso gatilla algo en la persona que será fotografiada. El artista cordobés preguntó “¿Por qué viniste?” a la Marcha de la Memoria del 24 de marzo y las respuestas fueron en palabras pero también en expresiones y miradas. Infojus Noticias acompañó esta performance de plaza pública que puso el foco en la mirada de lo singular y lo colectivo.
De la plaza de la militancia a la esquina de los amigos. Ese fue el devenir de Res (Raúl Eduardo Stolkiner) durante la marcha del Día de la Memoria, el pasado martes 24 de marzo. Para su proyecto “¿Por qué viniste?” el fotógrafo y artista visual cordobés se instaló en dos lugares que resultaron ser bien diferentes: una de las plazoletas de Av. De Mayo y 9 de Julio, rodeado por columnas juveniles de la Cámpora y el Peronismo Militante y luego en la esquina de Rivadavia y Diagonal Norte, una avenida tradicionalmente utilizada por los manifestantes inorgánicos, los llamados “de a pie”. Allí fue donde Res –exiliado en México durante la dictadura-- no dejó de saludar gente y reencontrarse con viejos amigos, de la vida y también de otras marchas.
Ale Chaskielberg
Pero el cambio de escenario no modificó la mecánica del proyecto. Una vez armado el pequeño set de batalla –carteles, flashes y fondo—y luego de los primeros retratados, ya no había que salir a buscar participantes; la gente se acercaba al set, curiosa, y se ofrecía para la foto. “¿Por qué viniste?” es el título y la pregunta que enmarca un proyecto simple pero con una profundidad conceptual que es característica de los trabajos de Res, galardonados con premios como el Konex, el Nacional de Fotografía, el subsidio de Antorchas, la beca del Fondo Nacional de las Artes, entre tantas otras distinciones.
Rocío Gallardo
La idea de la pregunta previa es la de generar subjetividad –así lo llama Res-- en sus fotografiados. Es algo que observó por primera vez sacando fotos carnet en medio de la hiper del 89, para quienes no podían pagar una polaroid. Donde debían mirar los fotografiados había un cartel que les recordaba no cerrar los ojos, ya que si no deberían abonar nuevamente la foto. “Salían todos con los ojos bien abiertos y cara de susto”, recuerda Res. A sus fotografiados del 24 de marzo, después de la pregunta, les pedía respirasen hondo “para que se liberen un poco de lo que acaban de explicar”, dice. Pero esa idea, ese recuerdo, se termina fundiendo igual en la mirada del retratado y se convierte en alivio, en decisión, en sonrisa.
Alejandro Parisi
“Muchas sonrisas”, cuenta Res que fotografió el martes pasado, junto a un equipo de colaboradores que incluyó a dos fotógrafos, Mario Gómez Casas y Kala Moreno, y una productora, Sofía Giúdici. “Pero lo que más me sorprendió fue la precisión y claridad de las razones de su presencia en la marcha”. Hubo de todo, por supuesto, desde un motociclista que dejó su moto a un costado y se sacó el casco para la foto, que no estaba marchando, simplemente quería llegar a Avellaneda. Pero los más sabían a qué venían y lo podían decir en una sola frase. “Para que no vuelva a suceder”, por ejemplo. O sino: “Por los amigos que no están”.
Camila Gómez
Siendo una tarde dividida en dos marchas --la segunda a cargo de los partidos de izquierda-, las respuestas también fueron políticas. “Para apoyar a este gobierno”, decían unos. “Para llenar la plaza de trabajadores y recordar los desaparecidos en democracia”, decían otros. Los fotografiados también tenían sus preguntas. La inicial era muy específica: ¿Dónde va a salir esto? Pero después pedían que se viese la remera del partido, o ser fotografiados con la bandera de su agrupación.
Carolina Fernández
Rodolfo Gómez
Lo visible y lo oculto
Si bien la mudanza de escenario generó un cambio en el perfil de los retratados, el clima de la marcha se mantuvo siempre igual, festivo y comunal. Recién cambió con la llegada de las columnas de la izquierda, después de las 18. El Movimiento Al Socialismo avanzó por Rivadavia y fueron los primeros en desembocar con sus altavoces, redoblantes y encapuchados justo al lado de la esquina donde habían armado el set Res y su equipo. Kala Moreno, que junto a Sofía también se esmeraba en buscar posibles fotografiados, se atrevió a acercarse a uno de los cuidadosamente embozados del MAS, con gorro, anteojos negros y pasamontaña, para que respire hondo ante la cámara. “Si se van a disfrazar, por lo menos que se saquen una foto. Sino para qué tanta producción”, bromeaba Kala después de la esperable negativa.
Jazmín Graciano
Es normal que durante una producción realizada durante toda una tarde, en medio de una marcha, aparezcan inconvenientes. “Lo importante es saber sobrellevarlos”, apunta Mario Gómez Casas. En este caso, el problema surgió al cambiar de escenario, cuando uno de los dos flashes necesarios para el formato original del trabajo –blanco y negro, con fondo blanco—se negó a volver a funcionar luego del traslado. Un flash era para iluminar el fondo, otro para la gente. Con uno solo funcionando, cambiaron para un fondo negro. Y pasaron al color. “Es inútil el blanco y negro si no se puede dominar la iluminación”, explica Res. Por eso las últimas fotos del proyecto son con fondo negro y en colores: las de la esquina de los amigos.
Laura Ellinger
De todas las respuestas de los retratados, Res y su equipo eligen recordar una que los conmovió. La dio una señora mayor con remera de Patria Grande, que estaba con su hijo, hoy todo un señor. La señora recordó que fue secuestrada al comienzo de la dictadura, cuando estaba embarazada de su hijo. Pero al contarlo bajó la voz. “Porque él no lo sabe”, confesó, señalando a su acompañante. “Tal vez este sea el mejor día para contárselo”, le dijo Res, y allá se fueron los dos después de la foto. A seguir marchando y, quién sabe, a terminar de conocer sus historias.
Macarena Retamal