Infojus Noticias

Los vecinos de La Boca aplauden, se abrazan, festejan. Faltan tres minutos para las 10 de la mañana cuando el oficial de Justicia les anuncia que el desalojo se postergó, que la dueña del conventillo de Brandsen 740 concedió una prórroga hasta diciembre. Es lo que pedían las siete familias que viven en ahí hace más de diez años: que los esperaran un poco más, para que los chicos terminen el año escolar en el barrio, tranquilos. Y para que el juez y el Gobierno de la Ciudad los atiendan y los ayude a resolver el problema habitacional que tienen.

La Justicia les había dado un ultimátum: hoy a las 9 las familias y el comedor  “Pancitas llenas, corazón contento”, que funciona dentro del conventillo debía dejar la propiedad o serían desalojados.  El proceso jurídico que terminó en la orden de desalojo comenzó en 2007 cuando la propietaria del conventillo les avisó a los inquilinos que no renovaría los alquileres con la excusa de que el edificio tenía serios daños en su estructura y servicios sanitarios y que no podía afrontar las reparaciones. Los propios inquilinos le habían pedido a la dueña que hiciera esas reparaciones, pero no las hizo y presentó una denuncia ante diferentes organismos del Gobierno de la Ciudad para comenzar con el proceso de desalojo. Los vecinos habían adelantado que iban a resistir. Y lo hicieron. Hoy, cerca de las 8 de la mañana ya se escuchaban los bombos y los cantos que pedían detener la medida judicial. Adentro, en el salón donde funciona el comedor, empezaban a amasar las tortafritas para acompañar unos mates amargos y combatir el frío de la mañana.

“Lo que pedimos es que nos den una prórroga, para poder irnos tranquilos, para que nuestros chicos terminen el colegia”, le decía Dante a Infojus Noticias mientras recorría los pasillos del conventillo. Paredes de chapa acanalada, ventanas con vidrios rotos, maderas que apuntalan las escaleras que van al primer piso. Enfrente,  la Bombonera, estadio del Club Atlético Boca Junios. Dante vive en una de las habitaciones de la planta alta. Ahí, años atrás, se abrazó a una garrafa y con un encendedor amenazó con prenderse fuego para resistir un intento anterior de desalojo. “Si tengo que dar la vida por mis hijos lo voy a hacer”, le dice a uno de sus compañeros de lucha mientras charlan en la vereda.

A las 9, puntual, el oficial de justicia del Juzgado Nacional de primera instancia en lo Civil Nº 46 a cargo de Eduardo Caruso llegó al lugar. También, los abogados representantes de la propietaria del conventillo: Roberto Levín y Silvia Di Dio. Efectivos de Prefectura y de la Policía Federal estacionaron en la esquina. Entonces empezaron las negociaciones. En representación de los vecinos –a pesar de estar ahí un ayudante del abogado que los patrocina– fue el Grupo de Vivienda y Hábitat de La Boca quienes tomaron la palabra, 57 minutos después, el oficial de Justicia anunciaba que la medida se suspendía hasta diciembre.

Xohana, contenta por lo logrado pero preocupada por lo que se viene, pidió que los atiendan que el Gobierno y la Justicia atiendan la situación y ayuden a resolver el problema de vivienda. “Queremos una vivienda digna como dice la Constitución”, dijo.

¿Negocio inmobiliario?

Desde el Grupo de Vivienda y Hábitat de La Boca creen que este tipo de desalojos están relacionados directamente con el crecimiento turístico de la zona. En un comunicado de la organización barrial denuncian que la situación de este conventillo es la misma que la de otros tantos del barrio: “su desesperante situación, que es la misma que sufren cientos de familias en un barrio que es blanco del negocio inmobiliario y de una ausencia total de políticas públicas en materia de vivienda. De hecho, el conventillo que será desalojado el viernes (por mañana) está ubicado frente a la cancha de Boca Juniors y al Museo de Boca, una de las zonas más visitadas por los turistas en toda la Ciudad”.

En la línea de ese argumento, desde la organización sostienen que la crisis habitacional que se vive en La Boca está relacionada con el “negocio inmobiliario: El vaciamiento del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC) y la disminución del presupuesto destinado a vivienda (el más bajo de la historia, con sólo 0,9% del monto total) muestran el desinterés del gobierno de Mauricio Macri por los sectores populares”, dicen en el comunicado que continúa: “Desde que se aprobó la ley del Distrito de las Artes, a fines de 2012, cientos de familias arraigadas desde hace décadas en La Boca están siendo expulsadas del barrio. El aumento del precio de la tierra y de los alquileres va de la mano de los desalojos y los incendios cotidianos en conventillos”.

Incluso, dicen que desde el PRO financia al cien por ciento la compra de inmuebles en la zona destinados a mega emprendimientos culturales y los beneficia con exenciones impositivas, de la mano de la Creación del Distrito de las Artes en La Boca.