Infojus Noticias

Informes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires pusieron en evidencia las enormes falencias de infraestructura, seguridad, salubridad e higiene de las colonias de vacaciones que dependen del Gobierno porteño. A partir de las visitas de la defensora adjunta Graciela Muñiz a las instituciones –parques y polideportivos-, se dieron a conocer dos informes de los establecimientos a cargo del Ministerio de Educación y del Ministerio de Desarrollo Económico, cuyos titulares son Esteban Bullrich y Francisco Cabrera respectivamente.

Las instituciones afectadas son trece, y al cabo del verano habrán recibido más de veinte mil chicos en forma gratuita. De los informes, a los que accedió Infojus Noticias, se desprenden graves irregularidades en el mantenimiento de los espacios –piletas, vestuarios, comedores, espacios verdes-, así como una alarmante precariedad laboral para todos los maestros, asistentes pedagógicos, médicos, enfermeros y cocineros que se desempeñan en el cuidado de los chicos.



Mingitorios clausurados en el Parque de la Ciudad.

En diálogo con Infojus Noticias, Muñiz relató que cuando visitaron el Parque Sarmiento, uno de los espacios públicos de la ciudad que alberga colonias de vacaciones, tuvo “que destapar un lavabo y colocar dos canillas de plástico con una manguera para que los chicos pudieran lavarse las manos antes de comer”. Y agregó: “esa tarea no me corresponde a mí, y al Ejecutivo no le cuesta nada”.

Doce mil chicos asisten a los establecimientos del Ministerio de Educación, aunque las autoridades estiman que serán cerca de quince mil al finalizar la temporada. Otros ocho mil concurren a los polideportivos que dependen de la Subsecretaría de Deportes, cuyo titular es Francisco Irarrazábal. Aunque el servicio que brindan debe ser gratuito y apunta al esparcimiento de los chicos de la ciudad, esa oficina depende del Ministerio de Desarrollo Económico, a cargo de Francisco Cabrera.



Parque Manuel Belgrano (ex KDT)

El pozo del parque

En los informes se relevaron muchos aspectos que llamaron la atención. Uno de ellos fue el enorme pozo de siete metros de profundidad en Parque Sarmiento, pensado como “reservorio” de agua ante las tormentas que se esperan para febrero. Se trata de una obra improvisada por la gente de la institución, que pretende evitar la inundación del predio.

En el mismo predio, los baños del parque están clausurados, y por eso hay quince baños químicos instalados a metros de la carpa que funciona como comedor. Las mesas y bancos de madera del sector parrilla, debajo de los árboles, están rotos. Sobresalen los fierros oxidados que “ponen en riesgo la seguridad de todos los que allí concurren”. Según el mismo informe, al que accedió Infojus Noticias, son más de seiscientos los menores que asisten a esa colonia.



Polideportivo Martina Céspedes.

Una mujer del barrio Inta, madre de uno de los niños que concurren allí, comentó que los alimentos que comen los chicos están en mal estado. Cuando Muñiz inspeccionaba el lugar, la señora denunció que el puré era líquido y la carne “gelatinosa”, y que no podía distinguirse si era de pollo o de vaca. “Se observa gran cantidad de basura acumulada y desparramada por todos lados, y botellas de vidrio de bebidas alcohólicas tiradas en el suelo”, apunta el texto. Y agrega: “camino al natatorio también se observó mucha basura y botellas de vidrio de fernet y sidra tiradas” (sic).

En la mayor parte de los establecimientos faltan los “libros de agua”, registros donde se relevan muestras del agua de las piletas –en los casos en que están habilitadas-. Además, la comida no siempre se sirve en buen estado, y en varios casos se cocina y se come casi al rayo del sol. Los gacebos que se utilizan como carpa comedor quedan a la intemperie y concentran más calor en su interior que al aire libre.

En muchas instituciones hay falencias en los insumos sanitarios, al menos en los casos en que Muñiz encontró un médico o enfermeros para consultarles: en el Club San Jorge, otro de los más afectados, la mujer que se presentó como médica dijo “no recordar su número de matrícula” y tampoco tenía credencial o sello identificatorio.