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Infojus Noticias

10-1-2015|15:57|Cultura Nacionales
La obra está traducida a más de 20 idiomas

¿Quién se queda con la capa de El Principito?

Desde este año los derechos de la novela de Antoine Saint-Exupéry son públicos. Pero usar el título o los dibujos seguirá violando los derechos de autor. ¿Qué pasa si en Argentina alguien le cambia los dibujos, los nombres y publica una historia parecida?

Por: Matías Máximo

Desde el 1 de enero de 2015 todos los derechos de autor de la obra de Antoine de Saint-Exupéry, autor de “Le petit prince”, entraron en dominio público. Pero no tan público: “El uso de su título o de cualquiera de las ilustraciones independientes seguirá violando las leyes de derechos de autor. Cada uno de los personajes del libro, entre ellos el Príncipe, el zorro, la rosa y el planeta Baobob, están protegidos por marcas separadas”, dijo Olivier d'Agay, uno de sus sobrinos herederos. Qué pasa si en Argentina alguien le cambia los dibujos, los nombres y publica algo muy parecido: ¿tiene que pagar esos derechos protegidos?

“El Principito está traducido a más de 200 lenguas, pero en la traducción de Bonifacio del Carril para Argentina es en la única donde se usa el diminutivo. Dimos aviso a Gallimard en Francia que pagaríamos por todos los ejemplares que se vendan y hayan sido impresos hasta fines de 2014, y que si tenemos que pagar por reproducir por los dibujos lo haremos, porque respetamos la obra íntegra”, dijo a Infojus Noticias el editor Alberto Díaz de Editorial Emecé, Planeta, única que publicaba el clásico en el país, hasta este año.

Un Principito reversionado

Cuando una obra entra en dominio público, lo que en Argentina pasa a los 70 años de la muerte del autor, se puede usar sin solicitar autorización a un heredero o albacea. “Eso no quiere decir que vos puedas hacer cualquier cosa con la obra, siempre tenés que respetar la titularidad, la autoría y la paternalidad. Yo no te puedo ofrecer como el Quijote algo que no lo es, porque más allá de la retribución económica en el uso o usufructo de esa obra, pertenece al acervo de la humanidad”, dijo Monica Herrero, magister en propiedad intelectual.

La primera reversión de la obra de Saint-Exupéry en la Argentina llegó de la pluma de Nik y su personaje “Gaturro”. En el libro todo es parecido al original, y se cita al autor, pero en vez de hombres hay gatos. Díaz explicó que desde Emecé, Planeta, “no hay autorización, pero al no estar registrada como marca, cualquier traductor puede traducir "Le Petit Prince" como "El Principito" o "El pequeño Príncipe".

El editor que lleva más de 50 años respetando los dibujos donde el autor los puso y con los colores que eligió dijo que lo seguirá haciendo: “Yo no sé si hay alguna mención de los herederos que diga que tampoco se puede utilizar el libro para hacer pavadas”.

Un Principito tironeado

Como no hubo testamento, los derechos de “Le Petit Prince” quedaron después de la muerte de Saint-Exupery en manos de su esposa Consuelo. Ellos no tuvieron hijos, así que a la muerte de Consuelo los derechos de las obras pasaron a un nuevo heredero universal: José Martínez-Fructuoso, su secretario. Los sobrinos del escritor, la familia Giraud d’Agay, hijos de su hermana menor Gabrielle -sus llamados ‘herederos de sangre’-, también son coprietarios de los derechos, y en los últimos 20 años se enfrentaron por quedarse con una tajada de la capa del pequeño príncipe.

Los Giraud d’Agay estuvieron negociando con los productos derivados de la historia, como por ejemplo una serie de dibujos animados para France 3, la cadena de televisión pública francesa, sin el consentimiento de José Martínez-Fructuoso. El heredero denunció a la familia, que en marzo de 2014 perdió en un tribunal francés 200.000 euros de forma provisional en concepto de derechos de autor que no ha percibido y 10.000 euros por daños y perjuicios, según publicó AFP.

Un Principito trans

¿Qué pasa si alguien toma una obra de dominio público, le cambia el nombre a los personajes, deja todo tal cual y la publica con su nombre? ¿Qué pasa si alguien quiere un principito que sea mujer?

Daniel Divinsky, editor de De La Flor, dijo a Infojus Noticias: “que termine su derecho patrimonial, su derecho económico, no significa que el derecho a la moral de la obra finalice. Eso por ejemplo es lo que impide que un autor que firma contrato con una editorial termine publicando otra cosa porque la editorial quiere”.

Las disputas más notorias entre los derechos son las relaciones conyugales: “En general si un autor se casa con una esposa, y después con otra, el arreglo es que cuando no hay testamento expreso es que a cada una le corresponden los derechos por las obras publicadas durante cada período de la convivencia. La obra de Roberto Arlt es uno de los casos paradigmáticos. Y la de Fontanarrosa es aún más compleja”., dijo el editor.

Un Principito moral y galáctico

Cada país tiene su dominio público de autor. “Nosotros tenemos 70 años, Uruguay tiene 50, Colombia 60. Y así cada cual establece lo necesario para la tutela de su acervo cultural”, dijo Magdalena Iraizoz, directora ejecutiva de CADRA (Centro de Administración de Derechos Reprográficos).

“Si tomamos la obra de un autor, le cambiamos los nombres a los personajes y la publicamos de autoría propia, tenemos casi todos los delitos posibles juntos de propiedad. El derecho moral por la integridad siempre se preserva, y es algo que está bueno hacer valer a la par de la difusión de las obras”, dijo Iraizoz.

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