Lo dijo el maquinista Marcos Córdoba, en la cuarta audiencia el Tribunal Oral Federal N°2, después de que se rechazaran todos los planteos de nulidad de la defensa.
”Quiero decirles a los familiares que hice todo lo posible por frenar ese tren. Les pido que por favor me crean”. Marcos Córdoba, el motorman de la formación del tren Sarmiento que el 28 de febrero de 2012 se estrelló en la estación de Once causando la muerte de 52 personas fue el primero de los 29 acusados en declarar en el juicio. Con un tono de voz nervioso, el maquinista relató –casi de memoria- el viaje desde la estación de Castelar hasta el momento del accidente y no contestó preguntas. Un rato antes, el Tribunal Oral Federal N°2 (TOF2) había rechazado todos los planteos de nulidad formulados por las defensas de los 29 acusados.
Córdoba esperó una hora sentado en primera fila junto a su abogada, Valeria Corbacho, hasta que llegaron los jueces. Durante veinte minutos más escuchó al secretario del tribunal que leyó el rechazo del tribunal a todas las nulidades planteadas las defensas en audiencias anteriores. Finalmente llegó su turno. El presidente del tribunal leyó su nombre y el joven, hijo de un maquinista y un ama de casa, de baja estatura, morocho, 27 años –aunque aparenta algunos menos-, vestido con camisa blanca, buzo y jean, caminó hasta el estrado.
“Relevo el tren a cien, doscientos metros de la estación Castelar”, empezó. Durante 25 minutos el motorman relató, sin alterarse, el recorrido por la estaciones de Ramos Mejía, Ciudadela, Liniers, Villa Luro, Floresta, Flores y Caballito. Al salir de esta estación, contó, en la cabina “se encendió la señal de precaución”. Una vez que se apagó la señal, el maquinista retomó su rutina: aumentó un punto la velocidad, sacó la aceleración, tocó bocina e ingresó en Once. Puso la marcha en “neutro” y se preparó para frenar manualmente en el Andén 2.
“Iba a frenar manualmente porque no estaba borracho ni drogado, señoría. No fui a ningún corso y la noche anterior descansé bien”, aclaró. En este punto subió el tono de voz y su respiración se aceleró: “Comencé a desesperarme cuando vi que me acercaba a la estación y al aplicar el freno no sentí el sonido dela válvula. Al ver que no podía hacer nada tiré la emergencia”. El maquinista parecía a punto de quebrarse. Por primera vez se salía de un libreto que parecía memorizado hasta en las pausas.
“Vi que no podía hacer nada, me tiro y por instinto me agarro de la manija de freno y aceleración. Lo único que esperaba era el impacto. En los últimos dos metros me levanto, ahí me golpeo la cara", recordó. Y se puso de pie. Moviendo las manos en el aire contó que dio aviso a la emergencia. “Pero se ve que el audio que trasmití no salió, yo sé que la radio andaba, escuché cuando el control decía «corten la corriente en andén dos», y ahí veo pasajeros al costado, al lado mío, veo que vienen los bomberos". Córdoba hablaba nervioso, le temblaba la voz. ”Quiero decirles a los familiares que hice todo lo posible por frenar ese tren. Les pido que por favor me crean”, cerró su declaración.
Después de Córdoba fue el turno de Pedro Roque Ranieri, jefe del taller de Castelar. “Luego de que declaren los peritos voy a hacer todas las aclaraciones que correspondan”, dijo al negarse a hablar. El secretario del Tribunal leyó la indagatoria que el imputado brindó durante la instrucción.
En la puerta de los tribunales federales de Comodoro Py, Gregorio Dalbón, representante de una de las querellas -no estuvo presente en la audiencia-, habló con los canales de noticias. Según contó, las causas del accidente "quedaron esclarecidas a partir de la autoincriminación" de Córdoba. "Con su pedido de disculpas a los familiares de las víctimas ha quedado en evidencia su exclusiva responsabilidad, porque nadie pide disculpas por algo que no hizo", dijo Dalbón, pese a que en su declaración Córdoba nunca pidió disculpas ni se autoincriminó. La lista de indagatorias continuó con Luis Alberto Ninoná, gerente de las líneas Mitre y Sarmiento, quien sostuvo que sus tareas “estaban ligadas a lo administrativo”. Luego declaró el ingeniero mecánico y ferroviario Roque Ángel Cirigliano. "La infraestructura ferroviaria no depende del ámbito de mí responsabilidad y no me consta que alguna persona haya incurrido en ese mal uso. El personal a mi cargo, de material rodante, ha efectuado sus actividades profesionales del material rodante", dijo.
Daniel Guido Lodola, gerente de la línea Sarmiento, fue el último imputado en declarar hoy. “Lamentablemente yo llevaba dos meses trabajando, por lo cual cuando esto sucedió era muy poco lo que yo podía hacer. No puedo entender las imputaciones que se me hacen, porque por ese tiempo no pude haber hecho nada de lo que se me imputa”, declaró.
Los jueces anunciaron un cuarto intermedio hasta el lunes próximo. La audiencia continuará con la indagatoria a los imputados.