Ana María, madre de Melina Romero, sigue buscando a su hija, que desapareció luego de festejar su cumpleaños en un boliche de San Martín. “¿Cómo puede ser que no la encuentren, con la cantidad de gente que hay buscándola? Prefectura Naval, Infantería, la policía…y no se encuentra nada”, se preguntó en una entrevista exclusiva.
Mientras a Melina Romero la buscan en aguas putrefactas de dos arroyos del noroeste del conurbano, Ana María, su madre, camina ayudada por un bastón por la plaza central de Martín Coronado, en Tres de Febrero. En este mismo lugar, donde la joven de 17 años solía juntarse con sus amigos y ex compañeros de colegio, Infojus Noticias la entrevistó en forma exclusiva. “Pido Justicia porque quiero ser la última madre que busca el cadáver de su hija”, dijo la mujer.
A la madre de Melina, de 49 años, le cuesta seguir el ritmo de la marcha para reclamar el esclarecimiento de la desaparición de la adolescente de 17 años. Tiene un andar lento y frágil. Su voz, en cambio, es firme y segura. No cuestiona la investigación pero se pregunta y responde: “¿Cómo puede ser que no la encuentren, con la cantidad de gente que hay buscándola? Prefectura Naval, Infantería, la policía…y no se encuentra nada”. Hace una pausa y sigue. “Si no alcanzan las 150 personas que están rastrillando, que pongan 400. Que pidan ayuda de otros lados para el rastrillaje. En los medios se decía que hay 300 personas, yo no veo esa cantidad de gente en los rastrillajes”.
Para Ana María, las esperanzas de encontrarla con vida, son cada vez más lejanas. “Agradezco a todos el apoyo que dieron y el que siguen dando, pero quiero encontrar a mi hija, aunque sea el cadáver, para darle cristiana sepultura”. “Pido Justicia en nombre, no solamente mío, sino de todas las mamás que han tenido desgracias y que no se han encontrado los cuerpos”, agrega.
Hace dos años que Ana María está discapacitada y le cuesta salir de la casa . La noche del 23 de agosto, Melina festejó su cumpleaños número 17 en Chankanab, en San Martín. “Yo estaba invitada a la fiesta”, dice la madre. “Ella me dijo, 'dale, Gorda, venite'. 'No, mirá cómo estoy. Andá vos, disfrutá y nos vemos mañana'”.
Dos días después de esa conversación Melina todavía no aparecía. No podía contactarla a un celular porque Melina la chica lo perdido en el boliche Soul Train, donde era promotora, hacía seis meses. El lunes 25 de agosto Ana María empezó a buscarla. Pegó carteles con su cara donde pudo. “Ella acostumbraba a irse sábado y domingo: iba a la matiné y después se iba a la casa de una amiga. El lunes, cuando no venía, salí a buscarla por todos lados desesperadamente”, cuenta.
Primero se acercó a la comisaría de San Martín, porque el boliche al que había ido su hija estaba en esa jurisdicción. “No me tomaron la denuncia porque no tenía un testigo que la hubiera visto entrar en Chankanab. Reclamé, pedí que se me tomara la denuncia como civil y que pidieran las cámaras de seguridad”, explica. También se contactó con la gente del boliche y reclamó las filmaciones del interior del lugar. Le dijeron que no grababan, que estaban solo para control interno.
El caso tomó relevancia pública cuando la familia realizó una movilización en la misma plaza que se reunieron este sábado. Fue el último 11 de septiembre. Como muchos otros casos, los familiares son los que empujan la búsqueda de Justicia y, en ese camino, la atención mediática. “Me la pasaba llamando a la comisaría de Palomar y decían que los jefes de calle la habían visto por el barrio. Les pedí declaración y nadie se hacía presente”, dice.
La primera parte de toda investigación es fundamental. Ana María sabe eso. “Se perdió mucho tiempo desde que hice la denuncia”, reflexiona.
Ahora no puede hablar demasiado del expediente que está en curso. Delegó esa parte a su abogado Marcelo Biondi, el ex socio de otro abogado mediático: Miguel Pierri. Ana María prefiere no hablar de los detenidos y los testigos pero asegura que M., la testigo de 17 años, no era amiga de su hija. “La conocía de verla en Bosch”, cuenta.
La mujer sabe que Melina no es la primera víctima de violencia contra las mujeres. El año pasado fueron 19 las chicas de entre 13 y 18 años víctimas de femicidio. “No es el primer caso. Se paran en la puerta del boliches a vender drogas o pastillas. En las plazas encontrás pastillas o jeringas”.