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La historia comienza con una reunión de una familia de criados alrededor del cadáver aún fresco del hombre a quien sirvieron, y que les dio techo y comida durante toda su vida. En escena, aparecen una madre dominante, un padre inútil dispuesto a ejercer su patriarcado exclusivamente con su hijo, y una tía que, en su candidez, es la única capaz de aceptar las cosas como son.  Luego el hijo, Juan, el ‘diferente’ -educado, estudioso, sensible- y, por ello, menospreciado.

-¿Y ahora qué hacemos?- es la pregunta desesperada de los familiares ante el cadáver.

No hay herederos. La esposa del rico hombre muerto es una mujer francesa desaparecida –al estilo argentino- en los campos de concentración nazis. La propiedad pasará al fisco, y ellos a la calle. La solución: hacerse pasar por la viuda del patrón.

“Renée”, de Javier Ulises Maestro, puede inscribirse en la tradición de “Las Criadas” de Jean Genet, y de tantas obras que dan la voz a los sirvientes, personas que han vivido toda su vida a la sombra de otros, con sus amores, resentimientos, grandezas y miserias.

Sin embargo, para su autor y director, “es básicamente la historia de la familia; y de la codicia, como leit motiv desde el principio (salvo de la protagónica, que tiene otro). Son miembros de un grupo familiar que están ligados a un lugar de trabajo y necesitan quedarse en ese espacio. No quisiera hablar de cuestiones políticas porque van a ir a buscar algo que no está metido en la obra. Pero hay algo que tiene que ver con el ascenso de la clase social, de la clase media, ahí sí yo, Javier pienso eso: la clase media es terrible, porque es codiciosa, quiere ir más arriba y se caga en el de abajo.”

Actor, dramaturgo y director, Javier Maestro comenzó a escribir Renée, hace más de seis años. A lo largo de ese tiempo, el proceso creativo tuvo idas y vueltas; escrituras y reescrituras. “La obra es una conjunción de cosas que tienen que ver con cuestiones familiares mías muy claras. La mayoría de los textos me los aportó mi familia, aunque no lo creas”.

Como en el clásico infantil Cenicienta, comienza una disputa acerca de quién se pondrá el zapatito de la adinerada dueña de casa. Si las hermanastras se creen con más derechos, Cenicienta / Juan sorprende a todos al demostrar que a ella le calza perfectamente. Y, como en el cuento infantil, también en esta obra el zapato es un punto de giro, un acto fundacional, un renacer. Porque Renée, la “renacida”, según la traducción literal del francés, experimenta una profunda transformación a partir de ese momento.

“Estamos hablando de la identidad” explica Javier Maestro. “Concretamente la obra habla de que Juan ‘es’ cuando es Renée. Una cosa medio rara, la poca participación que tiene dentro del entorno familiar y cómo recién puede tener una personalidad cuando es Renée, cuando es ella". Renée se pone el vestido (no los pantalones) y toma el mando de la situación. “Como siempre digo, es la más inteligente de todos, parece que los demás pergeñan todo, pero la que mueve los hilos dentro de esa familia es Juan, que empieza siendo como un pobrecito y termina….”

Las cosas se complican cuando entra en escena el abogado encargado de hacer la sucesión de todos los bienes a la viuda. Lo que comienza siendo una farsa que le sirve a Juan para encontrar su verdad, se le escapa de las manos.

Son los años ‘50. Pensar en la identidad sexual, la aceptación social de la homosexualidad y la transexualidad en la Argentina, es una tarea difícil. “Era una sociedad muy pacata,” dice Maestro. “Claro que también sucedían cosas como que Evita era muy amiga de Paco Jamandreu y era actriz; y también fue parte del poder… Pero bueno, convengamos que la sociedad no era nada permisiva".

Por eso, a pesar de que la obra es comedia y farsa a la vez, Renée es un personaje trágico. Javier Maestro hace referencia a un texto de Hannah Arendt que habla de la situación de los judíos europeos refugiados en tierras extrañas, considerados parias, quienes, a pesar de mostrarse alegres y felices, muchos terminaban suicidándose.

También recuerda, al mudarse a Buenos Aires desde su Córdoba natal, allá por el año ’86, cómo lo impresionó haber leído en los diarios numerosas noticias de “travestis asesinadas en la Panamericana”, así, como una noticia más, casi sin importancia. “Es muy dura la vida de un trans”, dice Maestro, “no quisiera estar en ese lugar porque es un colectivo de gente muy sufrido. Qué valentía tener que decir “soy esto”, con todo el menosprecio que trae de la sociedad.”

Las cosas cambiaron mucho en los últimos años. “Hoy hay pleno derecho. Se ha logrado muchísimo; a mi criterio cosas impensables. La ley que les da a las trans el documento, por ejemplo. La gente a la que eso no le toca de cerca no se da cuenta de lo revolucionario que es: mi identidad es lo que yo siento, yo me siento esto y esto yo soy, y voy a vivir de esta forma. Y que el Estado me reconozca eso es de una importancia fundamental”.

Sin embargo, como se percibe en la obra, encontrarse a uno mismo no siempre tiene que ver con lo que uno quiere ser. “El querer es relativo”- reflexiona Maestro –“porque cuando uno es de determinada forma y reprime eso, el querer no es suficiente. Uno tiene que vivir como lo que uno es realmente. Pero bueno, descubrir lo que uno es, es lo más difícil; no hace falta ir a un colectivo trans: a cualquiera le puede pasar descubrirse realmente uno. Entonces también podemos ampliar la temática de la obra a otras circunstancias, a cualquier situación de identidad.”
 

"Renée" se presenta los sábados,  a las 21, en el Teatro Payró, San Martín 766.

En el facebook de la obra se pueden pedir entradas 2X1:

https://www.facebook.com/pages/Ren%C3%A9e-La-Obra/284687938332595

Renée:

Dramaturgia y Dirección:

Javier Ulises Maestro

Elenco:

Antonia De Michelis: Orfidia

Alejandro Gennuso: Severino

Juan Pablo Mathet: Juan/Renée

María Laura Cali: Blanca

Humberto Costa: Lautaro