El restaurante de Villa Crespo funciona como cooperativa desde fines del año pasado. Un juez pidió la intervención de la Policía Metropolitana. Los trabajadores anticiparon que resistirán el desalojo.
Los trabajadores del restaurante recuperado Alé Alé, en el barrio de Villa Crespo, mantuvieron una vigilia durante la madrugada ante la posibilidad del desalojo ordenado por el juez Martín Christello a partir de un reclamo de los dueños del inmueble. En una conferencia de prensa organizada en el local los empleados ratificaron la decisión de mantener una resistencia pacífica. La zona de Estado de Israel 4503 se encontraba vallada desde temprano. Los trabajadores informaron que el desalojo se pospuso "hasta nuevo aviso". A las nueve de la mañana Policía Federal ya empezaba a retirar el vallado. Para esta noche convocaron a una "cena solidaria", con un precio fijo de 80 pesos, a los vecinos y a todos los que se quieran acercar para expresar su apoyo.
En mayo los trabajadores de Alé Alé obtuvieron matrícula propia, pero los dueños del inmueble pidieron una orden de desalojo que está vigente desde principio de año. El juez Christello pidió la intervención de la Policía Metropolitana. Los trabajadores anticiparon que resistirán el desalojo. “Teniendo en cuenta los antecedentes de esta fuerza, las perspectivas no son buenas”, expresó hace algunos días el presidente de la cooperativa, Andrés Toledo.
En diciembre del año pasado los dueños de la parrilla avisaron a los trabajadores del cierre. No hablaron de indemnizaciones ni de los sueldos atrasados. Cuando los jefes dejaron de ir al local, cocineros y mozos decidieron mantener el negocio por cuenta propia. Algunos de ellos son los mismos de hace quince años, cuando abrió el restaurant, y los clientes conocidos les dicen que el lugar funciona mejor. Se habían convertido en una cooperativa de hecho y poco después, con algo de asesoramiento, obtuvieron la matrícula en el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAE).
Hoy afrontan dos procesos judiciales: uno con los titulares de Alé Alé SRL, que quieren los bienes de vuelta, y otro con los dueños del inmueble. Estos últimos consiguieron una orden de desalojo alegando que habían vendido el edificio y debían entregarlo. Desde entonces, mozos, encargados y parrilleros se turnan para pasar la noche en la parrilla y evitar un desalojo sorpresivo. En mayo, el oficial de Justicia Eduardo Piola notificó a la abogada de la cooperativa que la operación se llevaría a cabo, pero finalmente no ocurrió. A fines de ese mes, Piola se presentó con el comisario de la seccional y con el abogado de los propietarios, pero tampoco se concretó la medida.
“Queremos pedir al Gobierno de la Ciudad, que no ha intervenido y que sabe que hay un desalojo donde va a haber violencia, que intervenga. ¿Por qué mandar a enfrentar a una fuerza pública con los trabajadores?”, dijo el presidente de la cooperativa. "No queremos llegar a una instancia en que la Metropolitana entre violentamente porque no estamos preparados para enfrentar a una fuerza pública y queremos dialogar", expresó la semana pasada en conferencia de prensa.
Los trabajadores de Alé Alé encararon otro proceso judicial que podría frenar el de desalojo. Denunciaron penalmente a Bejonor S.A., sociedad propietaria del inmueble, y a los antiguos dueños del restaurante, quienes habían firmado un convenio de desocupación del restaurante. Los trabajadores creen que se trata de las mismas personas y que están involucradas unas treinta sociedades inmobiliarias a nombre de familiares y socios en común. Si se prueba que Bejonor y Alé Alé pertenecen a los mismos individuos, el convenio de desalojo podría ser nulo.
“En julio hicimos la presentación ante el Juzgado de Instrucción N° 41 y hace un mes nos aceptaron como querellantes”, explicó la abogada Ornella Nociti. “La denuncia penal es por estafa y estamos pidiendo testimoniales e indagatorias a la Fiscalía N° 10”, dijo.
En A cara lavada, el Diputado Nacional del Frente para la Victoria, pidió “racionalidad” a la justicia y a los empresarios para alcanzar un acuerdo y que hay que ir al problema de fondo que es la situación de la empresas recuperadas en el distrito. Larroque sostuvo que los trabajadores necesitan alcanzar un acuerdo, y que se les otorgue tiempo para poder encontrar otro lugar en el que lleven adelante Alé Alé. Recordó que han triplicado la capacidad de cubiertos del restaurante y consideró que “no tiene sentido a través de la violencia del desalojo dejar sin fuente de trabajo a tantas familias”.